04/08/2021, 12.12
VATICANO
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Papa: sobre el Evangelio 'no se pueden hacer concesiones'

“Hemos visto muchas veces a lo largo de la historia, y también lo vemos hoy, algunos movimientos que predican el Evangelio a su manera, a veces con carismas verdaderos; pero después exageran y reducen todo el Evangelio al 'movimiento'”. Hace un año se produjo la explosión que destruyó el puerto de Beirut. La comunidad internacional debe ayudar al Líbano "a emprender un camino de resurrección con gestos concretos, no solo con palabras".

 

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - Sobre el Evangelio "no se pueden hacer concesiones". "El Evangelio no se puede negociar, la fe en Jesús no es una mercadería que se puede negociar", tal como muestra la Carta de Pablo a los Gálatas, el tema del ciclo de catequesis del Papa Francisco para la audiencia general. Los encuentros se reanudaron hoy, tras el paréntesis del mes de julio, en la sala Pablo VI con cerca de cuatro mil personas presentes.

Francisco también aprovechó la oportunidad para referirse a la explosión que destruyó el puerto de Beirut hace exactamente un año. El Papa no solo recordó a las víctimas de la explosión sino también la jornada que dedicó a la situación libanesa a principios de julio pasado, y pidió que se ayude al Líbano "a emprender un camino de resurrección con gestos concretos, no con sólo palabras". "Espero -añadió- que en este sentido sea fructífera la Conferencia que se está desarrollando, promovida por Francia y las Naciones Unidas". Por último, Francisco reiteró a los libaneses su deseo de visitar el país, con la esperanza de que vuelva a ser "un mensaje de paz y fraternidad para todo Oriente Medio".

En su reflexión previa Francisco tomó como punto de partida la advertencia de Pablo a los gálatas, a quienes los "misioneros" proponían la circuncisión de acuerdo con la ley mosaica. Él les dice que la verdad anunciada en el Evangelio no se puede cambiar.

“El eje en torno al cual gira todo - dijo Francisco - es el Evangelio. Pablo no piensa en los 'cuatro evangelios', como hacemos nosotros de manera espontánea. De hecho, cuando envía esta carta todavía no se ha escrito ninguno de los cuatro evangelios. Para él, el Evangelio es lo que él predica, el kerigma, el anuncio de la muerte y resurrección de Jesús como fuente de salvación. Un Evangelio que se expresa con cuatro verbos: "Cristo murió por nuestros pecados según las Escrituras, fue sepultado y resucitó al tercer día según las Escrituras y se apareció a Cefas" (1 Co 15, 3-5). Este Evangelio es el cumplimiento de las promesas y es la salvación ofrecida a todos los hombres. Quien lo acoge, es reconciliado con Dios, es acogido como un verdadero hijo y recibe la vida eterna como herencia. Ante ese regalo tan grande que han recibido los Gálatas, el Apóstol no se explica por qué están pensando en acoger otro 'evangelio'. Más sofisticado, más intelectual”.

Pablo “no puede arriesgarse a hacer concesiones en un terreno tan decisivo. El Evangelio es uno solo, el que él les ha anunciado; no puede existir otro”. "Con la verdad del Evangelio no se puede negociar. O recibes el Evangelio tal como es, tal como fue anunciado, o recibes cualquier otra cosa. Pero no se puede negociar con el Evangelio. Cuando se habla del Evangelio y de la posibilidad de que sea tergiversado, no se pueden hacer concesiones: la fe en Jesús no es una mercancía que se puede negociar; es salvación, es encuentro, es redención. No se vende al mejor postor”.

Lo que describe la Carta, observa Francisco, “parece paradójico, porque todos los sujetos en cuestión parecen animados por buenos sentimientos. Los gálatas que escuchan a los nuevos misioneros piensan que con la circuncisión pueden entregarse mejor a la voluntad de Dios y, por lo tanto, agradar más a Pablo. Los enemigos de Pablo parecen animados por la fidelidad a la tradición que recibieron de sus padres y consideran que la fe genuina consiste en la observancia de la ley". “En definitiva, no hay que perder el rumbo en este laberinto de buenas intenciones, para poder captar la verdad suprema que se presenta como la más coherente con la Persona y la predicación de Jesús y su revelación del amor del Padre. Esto es lo importante: saber discernir. A lo largo de la historia hemos visto muchas veces, y también lo vemos hoy, algunos movimientos que predican el Evangelio a su manera, a veces con carismas verdaderos, pero después exageran y reducen todo el Evangelio al "movimiento". Y ese no es el Evangelio de Cristo: ese es el Evangelio del fundador, de la fundadora, y eso puede ayudar al principio, pero al final no da frutos con raíces profundas. Por eso, la palabra clara y decidida de Pablo fue saludable para los gálatas y también es saludable para nosotros. El Evangelio es un regalo que nos hace Cristo, es Él mismo quien lo revela. Es el que nos da vida”.

Por último, cuando saludó a los presentes de lengua inglesa, Francisco les deseó que las vacaciones de verano “sean un timpo de descanso y renovación espiritual, para ustedes y para sus familias”.

 

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