23/05/2018, 14.13
VATICANO
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Papa: que ‘todos’ los católicos chinos vivan fraternalmente y en ‘plena comunión’ con Roma

Llamamiento de Francisco en la vigilia de la fiesta de la Virgen de Sheshan. La Confirmación, “don” con el cual “Cristo viene a llenarlos con su Espíritu, consagrándonos como testigos suyos, partícipes del mismo principio de vida y de misión, según el designio del Padre celestial”. “El testimonio cristiano consiste en hacer solamente todo aquello que el Espíritu de Cristo nos pide, concediéndonos la fuerza para llevarlo a cabo”.

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – Llamamiento del Papa Francisco para que “todos” los católicos chinos “puedan vivir la fe con generosidad y serenidad, y para que sepamos tener gestos concretos de fraternidad, concordia y reconciliación, en plena comunión con el Sucesor de Pedro”. En el reclamo que hizo al término de la audiencia general y en la vigilia de la fiesta de la Beata Virgen María “Ayuda de los cristianos”, particularmente venerada en el santuario de Sheshan, en Shanghái, Francisco dijo que “semejante fecha nos invita a estar unidos espiritualmente con todos los fieles católicos que viven en China. Por ellos, rezamos a la Virgen, para que puedan vivir la fe con generosidad y serenidad, y para que sepamos tener gestos concretos de fraternidad, concordia y reconciliación, en plena comunión con el Sucesor de Pedro”.

“Mis muy queridos discípulos del Señor en China –agregó- , la Iglesia universal ruega por ustedes, a fin de que, en medio de las dificultades, puedan continuar encomendándose a la voluntad de Dios. La Virgen no les hará faltar su ayuda y los custodiará con su amor de madre”.

Con anterioridad a ello, el Papa se refirió a la Confirmación, tema del ciclo de catequesis iniciado hoy, al hablar ante las 20.000 personas presentes en Plaza San Pedro.

“Luego de la catequesis sobre el Bautismo –dijo- en estos días que siguen a la solemnidad de Pentecostés se nos invita a reflexionar sobre el testimonio que el Espíritu suscita en los bautizados, poniendo en movimiento su vida, abriéndola al bien de los demás. Jesús ha confiado a sus discípulos una misión grande: «Ustedes son la sal de la tierra, ustedes son la luz del mundo» (cfr. Mateo 5,13-16). Son imágenes que nos llevan a pensar sobre nuestro comportamiento, porque tanto la falta como el exceso de sal tornan desagradable la comida. De la misma manera, la falta o el exceso de luz impiden ver.  ¡Quien realmente puede volvernos sal que da sabor y preserva de la corrupción, y luz que ilumina el mundo, es solamente el Espíritu de Cristo! Y este es el don que recibimos en el Sacramento de la Confirmación, sobre el cual deseo detenerme y reflexionar con ustedes. Se llama ‘Confirmación’ porque confirma y robustece la gracia bautismal (cfr.  Catecismo de la Iglesia Católica, 1289); y también se lo llama ‘Crisma’, por el hecho de que recibimos el Espíritu mediante la unción con el ‘crisma’ –óleo mezclado con perfume, consagrado por el Obispo—término que tiene su origen en ‘Cristo’, ‘al que Dios ungió con el Espíritu Santo’”.

 

“Renacer a la vida divina en el Bautismo es el primer paso; luego es preciso comportarse como hijos de Dios, es decir, conformarse a Cristo que obra en la Santa Iglesia, dejándose involucrar en su misión en el mundo. Es por eso que se provee la unción del Espíritu Santo: «sin tu fuerza, el hombre nada es» (cfr.  Secuencia de Pentecostés). Así como toda la vida de Jesús estuvo animada por el Espíritu, también la vida de la Iglesia y de cada uno de sus miembros está bajo la guía del mismo Espíritu”. “Concebido por la Virgen por obra del Espíritu Santo, Jesús emprende su misión después de salir de las aguas del Jordán, tras ser consagrado por el Espíritu que desciende y permanece sobre Él (cfr. Mc 1,10; Juan 1,32). Él lo declara de manera explícita en la sinagoga de Nazaret, aplicando a su persona las palabras del profeta Isaías, para explicar su propio ministerio mesiánico: «El Espíritu del Señor está sobre mí; por eso me ha consagrado con la unción y me ha enviado para dar el alegre anuncio a los pobres» (Lucas 4,18)”.

“Jesús está lleno de Espíritu Santo y es la fuente del Espíritu prometido por el Padre (cfr. Juan 15,26; Lucas 24,49; Hechos 1,8; 2,33). En realidad, en la noche de Pascua el Resucitado da aliento a sus discípulos diciéndoles: «Reciban al Espíritu Santo» (Juan 20,22);  y en el día de Pentecostés la fuerza del Espíritu desciende sobre los Apóstoles de una forma extraordinaria (cfr. Hechos 2,1-4). El ‘Aliento’ de Cristo Resucitado llena los pulmones de la Iglesia; y, en efecto, las bocas de los discípulos, «colmados del Espíritu Santo», que se abren para proclamar, a todos, las grandes obras de Dios (cfr. Hechos 2,1-11)”.

“Pentecostés es, para la Iglesia, lo que para Cristo fue la unción del Espíritu recibida en el Jordán, es decir, el impulso misionero que lleva a consumar la vida para la santificación de los hombres, para gloria de Dios. Si en cada sacramento obra el Espíritu, de manera especial esto sucede en la Confirmación, en la cual «los fieles reciben el Espíritu Santo como Don» (Pablo VI, Cost. ap., Divinae consortium naturae)”.

“Si en el Bautismo es el Espíritu Santo quien nos sumerge en Cristo, en la Confirmación es Cristo quien nos colma con su Espíritu, consagrándonos como testigos cuyos, partícipes del mismo principio de vida y de misión, de acuerdo con el designio del Padre celestial. El testimonio brindado por los confirmados manifiesta la recepción del Espíritu y la docilidad a su inspiración creativa. ¿Cómo se ve que hemos recibido el Don del Espíritu? Simplemente, si realizamos las obras del Espíritu, si pronunciamos las palabras enseñadas por el Espíritu (cf.  1 Corintios 2,13). El testimonio cristiano consiste en hacer solamente todo aquello que el Espíritu nos pide, concediéndonos la fuerza para realizarlo”.

Al término de la audiencia, Francisco recibió de regalo las camisetas de los dos equipos finalistas de la ClericusCup, el torneo futbolístico pontificio en el cual participaron 16 equipos compuestos por 370 sacerdotes y seminaristas. La entrega fue realizada por los capitanes del Pontificio colegio urbano y por el North American Martyrs, el sudafricano Sifiso Ndlovu y el estadounidense William Nyce que el sábado 26 de mayo se enfrentarán en el torneo con la pelota que hoy fue bendecida por el Papa.  

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