11/05/2020, 11.42
VATICANO
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Papa: oremos por tantos que en estos días han perdido el trabajo

“El  Espíritu Santo, nos enseña el misterio: el misterio de la fe a entrar en el misterio, a entender un poco del misterio” y es como la memoria, nos despierta”, nos mantiene siempre despiertos "en las cosas del Señor" y también nos hace recordar nuestra vida, cuando nos encontramos con el Señor o cuando lo hemos dejado".

 

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – “En estos días tanta gente perdió el trabajo; no los volvieron a contratar, trabajan en negro… Recemos por estos hermanos y hermanas nuestros que sufren la falta de trabajo”. Es la invitación a la oración con la cual el Papa Francisco introdujo la misa celebrada esta mañana en la Casa Santa Marta, En su homilía el Papa Francisco comentando el Evangelio de hoy (Jn 14, 21-26) en el que Jesús anuncia a sus discípulos: “Si uno me ama, observará mi palabra y mi Padre lo amará y nosotros iremos a él y tomaremos demora junto a él. Quien no me ama, no observa mis palabras; y la palabra que ustedes escuchan no es mía, sino del Padre que me envió.  Les dije estas cosas mientras estoy todavía con ustedes. Pero el Paráclito, el Espíritu Santo que el Padre enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas y les recordará todo lo que yo les ha dicho”. 

“Es-subrayó Francisco- la promesa del Espíritu Santo”, que el Padre y el Hijo envían para "acompañarnos en la vida". Se llama Paráclito, es decir, Aquel que "sostiene, el que acompaña para no caer, que te mantiene firme, que está cerca de ti para sostenerte". Y el Señor nos ha prometido este apoyo, que es Dios como Él: es el Espíritu Santo”.“¿Qué hace el Espíritu Santo en nosotros? El Señor lo dice: "Él te enseñará todo y te recordará todo lo que les he dicho. Enseña y recuerda. Este es el oficio del Espíritu Santo. Nos enseña: nos enseña el misterio de la fe, nos enseña a entrar en el misterio, a comprender un poco más el misterio, nos enseña la doctrina de Jesús y nos enseña a desarrollar nuestra fe sin cometer errores, porque la doctrina crece, pero siempre en la misma dirección: crece en comprensión. Y el Espíritu nos ayuda a crecer en la comprensión de la fe, a entenderla más y a ir más allá para entender lo que dice la fe. La fe no es algo estático; la doctrina no es algo estático: crece" siempre, pero crece "en la misma dirección". Y el Espíritu Santo impide que la doctrina se equivoque, impide que se quede quieta allí, sin crecer en nosotros. Nos enseñará las cosas que Jesús nos enseñó, desarrollará en nosotros la comprensión de lo que Jesús nos enseñó, hará crecer en nosotros la doctrina del Señor, hasta la madurez, la doctrina del Señor".

“Y otra cosa que hace el Espíritu Santo, es recordar: "Él les recordará todo lo que les he dicho. "El Espíritu Santo es como la memoria, nos despierta, nos mantiene siempre despiertos "en las cosas del Señor" y también nos hace recordar nuestra vida, cuando nos encontramos con el Señor o cuando lo dejamos.”Te trae a la memoria de la salvación, a la memoria de aquello que enseñó Jesús, pero también la memoria de la propia vida”

"Y en esta memoria, el Espíritu Santo nos guía; nos guía para discernir, para discernir lo que debo hacer ahora, cuál es el camino correcto y cuál el equivocado, incluso en las pequeñas decisiones. Si pedimos luz al Espíritu Santo, nos ayudará a discernir para tomar las decisiones correctas, las pequeñas decisiones de cada día y las más grandes". El Espíritu "nos acompaña, nos sostiene en el discernimiento", "nos enseñará todo, es decir, hace crecer la fe, nos introduce en el misterio, el Espíritu que nos recuerda: nos recuerda la fe, nos recuerda nuestra propia vida y el Espíritu que en esta enseñanza, en esta memoria, nos enseña a discernir las decisiones que debemos tomar. Y a esto los Evangelios le dan un nombre al Espíritu Santo: sí, Paráclito, porque te sostiene, pero otro nombre más hermoso: es el Don de Dios. El Espíritu es el don de Dios. El Espíritu es precisamente el Don: "No te dejaré solo, te enviaré un Paráclito que te sostendrá" y nos ayudará a avanzar, a recordar, a discernir y a crecer. El don de Dios es el Espíritu Santo”.

“Que el Señor – es la oración conclusiva del Papa Francisco – nos ayude a mantener este don que nos dio en el Bautismo y que todos tenemos dentro de nosotros”.

 

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