01/07/2018, 14.28
VATICANO
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Papa: el sufrimiento de los cristianos en el Oriente Medio, tema central del viaje a Bari

En el Ángelus, Francisco pidió rezar por la paz, tema central del encuentro con los responsables de las Iglesias cristianas medio-orientales. Un pensamiento por los chicos perdidos en Tailandia y por Nicaragua. “En el camino de Jesús”, nadie debe sentir que abusa.

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – El sufrimiento de tantos cristianos en el Oriente Medio será el tema central del encuentro que el Papa Francisco tendrá el próximo sábado, en Bari, con numerosos jefes de las Iglesias cristianas orientales. Lo recordó el mismo Papa luego del rezo del Ángelus, cuando invitó a orar por la población de Siria y por los jóvenes desaparecidos en una gruta en Tailandia.

“El próximo sábado –fueron sus palabras- visitaré Bari, junto a muchos líderes de Iglesias y comunidades cristianas del Oriente Medio. Viviremos una jornada de oración y reflexión sobre la situación, siempre dramática, de esa región, donde tantos hermanos y hermanas nuestros en la fe continúan sufriendo, e imploraremos a una sola voz: ‘¡La paz sea contigo!’ (Salmo 122,8). Pido a todos que acompañen con la oración esta peregrinación de paz y de unidad”.

Siempre refiriéndose  al Oriente Medio, Francisco dijo que “la situación en Siria sigue siendo grave, en particular en la provincia de Daraa, donde las acciones militares de los últimos días han azotado incluso escuelas y hospitales, y han provocado miles de refugiados nuevos. Renuevo, junto con mi oración, mi llamamiento a fin de que se eviten someter a la población -que ya sido puesta a prueba, duramente, por años-  a más sufrimiento”.

El Papa también expresó su solidaridad para con “los esfuerzos que están realizando los obispos del país y tantas personas de buena voluntad, en su rol de mediación y de testimonio, para el proceso de diálogo nacional en curso, sobre el camino de la democracia”.  

Antes del rezo de la oración mariana, dirigiéndose a las 20.000 personas presentes en plaza San Pedro, Francisco dijo que todos son admitidos en el camino del Señor, “nadie debe sentirse un intruso, o que abusa o que carece de derecho”. Es la enseñanza que el Papa Francisco obtiene de dos prodigios que se relatan en el Evangelio de hoy (Marcos 5,21-43): el de la hija de Jairo y el de la hemorroísa.

“Primero, el Evangelista cuenta sobre un tal Jairo, uno de los jefes de la sinagoga, que viene a ver a Jesús y le suplica que vaya a su casa porque su hija de doce años se está muriendo. Jesús acepta, y va con él: pero, en el camino, llega la noticia de que la niña está muerta. Podemos imaginar cuál habrá sido la reacción de aquél papá. Sin embargo, Jesús le dice: «¡No temas, sólo ten fe!» (v. 36). Al llegar a la casa de Jairo, Jesús hace salir a la gente que lloraba e incluso a las mujeres plañideras, que gritaban fuerte. Y él entra a la habitación, pero solamente acompañado por los padres y tres discípulos, y dirigiéndose a la difunta dice: «¡Niña, yo te lo ordeno, levántate!» (v. 41). Enseguida, la niña de levantó, como despertándose de un sueño profundo (cfr. v. 42).

Dentro del relato de este milagro, Marcos incluye otro: la curación de una mujer que sufría de hemorragias, y que fue sanada tras tocar apenas el manto de Jesús  (cfr. v. 27). Lo que conmueve aquí, es el hecho de que la fe de esta mujer atrae, e incluso viene ganas de decir ‘roba’ el poder salvífico divino que hay en Cristo, quien, al sentir que una fuerza «había salido de él», busca entender quién ha sido. Y cuando la mujer, muy avergonzada, se expone y confiesa todo, Él le dice: «Hija, tu fe te ha salvado» (v. 34).

Se trata de dos relatos ensamblados, con un único centro: la fe; y muestran a Jesús como fuente de vida, como Aquél que vuelve a dar la vida a quien confía plenamente en Él. Los dos protagonistas, es decir el padre de la niña y la mujer enferma, no son discípulos de Jesús y sin embargo, son escuchados por su fe. Tienen fe en aquél hombre. En virtud de esto, comprendemos que en el camino del Señor se admite a todos: nadie debe sentirse un intruso, o que abusa, o que carece de derecho. Para tener acceso a su corazón, al corazón de Jesús, hay un solo requisito: sentirse necesitados de sanación y confiar en Él, encomendarse a Él”. Y Francisco, como hace a menudo, preguntó a los presentes si “cada uno se siente necesitado de sanación” y “si se siente necesitado, tiene fe en Jesús”.

“Jesús va a descubrir a estas personas en medio de la multitud, y las saca del anonimato, las libera del miedo de vivir y de atreverse. Lo hace con una mirada y con una palabra que los pone nuevamente en camino, después de tanto sufrimiento y humillaciones. Nosotros también estamos llamados a aprender y a imitar estas palabras que liberan,  estas miradas que restituyen –a quien ya estaba privado de ellas- las ganas de vivir.

En esta página evangélica, se entrelazan los temas de la fe y de la vida nueva que Jesús ha venido a ofrecer a todos. Al entrar en la casa donde yace muerta la niña, él echa del lugar a los que se agitan y se lamentan (cfr. V. 40) y dice: «La niña no está muerta, sino que duerme» (v. 39). Jesús es el Señor, y delante de Él, la muerte física es como un sueño: no hay motivo para desesperarse. Es otra la muerte a la que hay que tener miedo: ¡la del corazón, endurecido por el mal! De esa sí debemos tener miedo, cuando el corazón se endurece, cuando tenemos el corazón “momificado”. “Pero para Jesús, ni siquiera el pecado es la última palabra, porque Él nos ha traído la infinita misericordia del Padre. E incluso si hemos caído bajo, su voz tierna y fuerte llega hasta nosotros: «Yo te lo ordeno: ¡levántate!». Es bello escuchar esa palabra de Jesús dirigida a cada uno de nosotros; ‘¡Levántate!”. “Pidamos a la Virgen María –concluyó- que acompañe nuestro camino de fe y de amor concreto, especialmente con aquellos que están necesitados. E invoquemos su maternal intercesión, por nuestros hermanos que sufren en el cuerpo y en el espíritu”.  

Y, por último, “una iniciativa que se puede definir como histórica –y también puede decirse que es una buena noticia: en los últimos días, después de veinte años, los gobiernos de Etiopía y Eritrea han vuelvo a  entablar diálogos de paz. Que este encuentro pueda encender una luz de esperanza para estos dos países del Cuerno de África y para todo el continente africano”.  

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