12/11/2018, 11.43
VATICANO
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Papa: el obispo debe ser un ‘administrador de Dios’, no de bienes ni del poder

Un obispo no debe ser un arrogante ni soberbio, ni colérico ni adicto al vino, uno de los vicios más comunes en tiempos de Pablo, no de ser un negociante ni apegado al dinero. “Jamás la Iglesia nació todo ordenada, todo en su lugar, sin problemas, sin confusión, jamás. Siempre fue así”.

 

Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- El obispo debe ser un ‘administrador de Dios’, no de bienes, del poder, “humilde, benévolo, servidor, no un príncipe”. Sólo así se puede poner orden en la Iglesia, “que jamás nació toda ordenada”. Los dijo el Papa Francisco en la homilía de la misa celebrada esta mañana en la ,casa santa Marta, partiendo del pasaje de la carta de Pablo a Tito.

Fervor y desorden son las dos palabras usadas por Francisco para narrar cómo nació la Iglesia, recordando también “cosas admirables” realizadas. “Siempre hay confusión, la fuerza del Espíritu, desorden y no debemos asustarnos”, porque “es un buen signo”. “Jamás la Iglesia nació toda ordenada, todo en su lugar, sin problemas, sin confusión, jamás. Siempre fue así. Y esta confusión, este desorden, va puesto en su lugar, ordenado. Es verdad, porque las cosas deben ponerse en orden; pensemos, por ejemplo, en el primer Concilio de Jerusalén: había una lucha entre los judaizantes y los no judaizantes… Pensemos bien: realizan el Concilio y ponen las cosas en orden”.

Por esto. prosiguió el Papa- Pablo deja a Tito en Creta para poner orden, recordándole que la “primer cosa es la fe”. Al mismo tiempo dá criterios los criterios y las instrucciones sobre la figura del obispo “como administrador de Dios”, no de bienes, del poder, de las cordadas, no: de Dios. Siempre debe corregirse a sí mismo y preguntarse: ‘¿Yo soy un administrador de Dios o soy un negociante?’. El obispo es administrador de Dios. Debe ser irreprensible: esta palabra es la misma que Dios le pidió a Abraham: ‘Camina en mi presencia y sé irreprensible’. Es la palabra fundadora, de un jefe”.

Un obispo, agregó aún Francisco no debe ser arrogante ni soberbio, no debe ser colérico ni adicto al vino, uno de los vicios más comunes en tiempos de Pablo, no un negociante, apegado al dinero. “Una calamidad para la Iglesia, un obispo de esse tipo” aunque si tuviese uno solo de estos defectos. Capaz de “dar hospitalidad”, “amante del bien”, “sensato, justo, santo dueño de sí, fiel a la palabra digna de fe que le fue enseñada”: estas son las peculiaridades del servidor de Dios.

“Así es el obispo. Este es el perfil del obispo. Y cuando se investiga para las elecciones de los obispos, sería bello hacer estas preguntas al inicio, para saber si ir adelante en otras investigaciones. Pero sobre todo, se ve que el obispo debe ser humilde, benévolo, servidos y no príncipe. Esta es la palabra de Dios. ‘¡Ah! Sí padre, esto es verdad, esto después del Vaticano II se debe hacer…’ ‘No, ¡Después Pablo!’. No es una novedad postconciliar esta. Esto es desde el inicio, cuando la Iglesia se dio cuenta que debía poner orden con los obispo de este tipo”. “En la Iglesia-concluyó-no se puede poner orden sin esta actitud de los obispo”. Lo que cuenta delante de Dios no es ser simpáticos, predicar bien, sino la humildad y el servicio. Recordando la memoria de S. Josafat, obispo y mártir, Francisco pidió oraciones por los obispos para que “sean así, seamos así, como Pablo nos pide ser”

 

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