01/01/2020, 16.18
VATICANO
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Papa: Hoy la Madre de Dios nos bendice mostrándonos al Hijo

En el Ángelus, el Papa Francisco exhorta a “creyentes y no creyentes”: “dejémonos bendecir, abramos el corazón a su bondad”. “Contemplando el pesebre vemos, con los ojos de la fe, el mundo renovado, liberado del dominio del mal”. “Jesús es la bendición” para cuantos “están oprimidos por el yugo de las esclavitudes, morales y materiales”, para “quien ha perdido la autoestima”. Gracias por todas las iniciativas por la paz. “No hay que dar por sentado que nuestro planeta haya comenzado un nuevo giro alrededor del sol”: "un milagro" del cual sorprenderse y agradecer”. Las disculpas por haber perdido la paciencia.

 

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – En el primer día del año, que la Iglesia dedica a María Madre de Dios, “la Madre de Dios nos bendice mostrándonos el Hijo… Bendice a la Iglesia y a todo el mundo”. Es el augurio para el nuevo año que el Papa Francisco  dirigió hoy a los peregrinos reunidos en la plaza de S. Pedro antes de recitar el Ángelus.

“Ese es el motivo- explicó-  por el que “el Santo Papa Pablo VI quiso dedicar el primer día del año a la paz: a la oración, a la toma de conciencia y de responsabilidad hacia la paz. Para el año 2020, el Mensaje es este: la paz es un mensaje de esperanza, un camino en el que se avanza por medio del diálogo, la reconciliación y la conversión ecológica”.

La positividad para el nuevo año nace de los ojos de la fe:“contemplando el pesebre vemos, con los ojos de la fe, el mundo renovado, liberado del dominio del mal y puesto bajo la señoría real de Cristo, el Niño que yace en el pesebre”. Además, añadió, “No hay que dar por sentado que nuestro planeta haya comenzado un nuevo giro alrededor del sol”: "un milagro" del cual sorprenderse y agradecer”. 

“Jesús-añadió-  no eliminó el mal del mundo, lo derrotó en su raíz, teniendo en cuenta que “su salvación no es mágica”, sino "paciente", puesto que “implica la paciencia del amor”. Y agregó: “todos perdemos la paciencia, también yo. Y les pido disculpas”. 

“Entonces, fijemos la mirada en la Madre y en el Hijo que ella nos muestra. Al inicio del año, “dejémonos bendecir”, porque “Jesús es la bendición para cuantos están oprimidos por el yugo de las esclavitudes, morales y materiales. Él libera con el amor. A quien ha perdido la autoestima permaneciendo prisionero de giros viciosos, Jesús le dice: el Padre te ama, no te abandona, espera con paciencia inquebrantable tu regreso (cfr. Lc 15,20). A quien es víctima de injusticias y explotación y no ve la salida, Jesús le abre la puerta de la fraternidad, donde puede encontrar rostros, corazones y manos acogedores, donde puede compartir la amargura y la desesperación, y recuperar algo de dignidad”.  

A quien está gravemente enfermo y se siente abandonado y desanimado, Jesús se le acerca, toca con ternura sus heridas, derrama el aceite del consuelo y transforma la debilidad en fuerza de bien para desatar los nudos más enredados. Al que está encarcelado y se siente tentado de encerrarse en sí mismo, Jesús le vuelve a abrir un horizonte de esperanza, empezando por un pequeño rayo de luz”.

“Queridos hermanos y hermanas, bajemos de “los pedestales” del propio orgullo- todos tenemos la tentación del orgullo- y pidamos la bendición de la Santa Madre de Dios que nos muestra a Jesús: dejémonos bendecir, abramos el corazón a su bondad. Así el año que comienza será un camino de esperanza y de paz, no con palabras, sino a través de los gestos cotidianos de diálogo, de reconciliación y de cuidado de la creación”.

Después de recitar el Ángelus, Francisco pidió ante todo a los peregrinos que repitiesen por tres veces la invocación “¡Santa Madre de Dios”, como lo había hecho en la homilía de la misa de esta mañana. 

Luego dirigió un saludo a todos, dándoles los augurios. También agradezco al Presidente de la República Italiana, el honorable Sergio Mattarella, el pensamiento que le dirigió en su Mensaje de fin de año y que el Pontífice le renovó invocando la bendición de Dios sobre su alta misión. El Papa también saludo y alentó a todas las iniciativas por la paz que las Iglesias particulares, las asociaciones y los movimientos eclesiales han promovido en esta Jornada de la Paz”. 

 “Mi pensamiento-agregó- va a “los numerosos voluntarios que – dijo – en los lugares donde la paz y la justicia están amenazadas, eligen valientemente estar presentes de forma no violenta y desarmada; así como a los militares que trabajan en misiones de paz en muchas zonas de conflicto. Muchas gracias a ellos”.

“A todos lo creyentes y a los no creyentes, les deseo- concluyó- que no dejen jamás de esperar en un mundo de paz, para construir juntos día tras día”.

 

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