22/03/2020, 13.45
VATICANO
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Papa: El 25 y el 27 de marzo, la ‘universalidad de la oración’ contra ‘la pandemia del virus’

En el Ángelus, el Papa Francisco propone a los líderes de las Iglesias y a todos los cristianos, rezar juntos el Padrenuestro a mediodía del 25 de marzo, solemnidad de la Anunciación. El 27 de marzo habrá una oración en el atrio de la Basílica de San Pedro, con adoración eucarística y bendición Urbi et Orbi. El milagro de la curación del ciego de nacimiento, “confirma lo que dice Jesús de sí mismo: «Yo soy la luz del mundo» (v. 5), la luz que ilumina nuestra tinieblas”. “Pero no alcanza con recibir la luz, es necesario volverse luz”.

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – La "universalidad de la oración, de la compasión, de la ternura”, contra la “pandemia del virus”, que hace “temblar a la humanidad”: es lo que ha impulsado al Papa Francisco a fijar dos citas mundiales: el 25 de marzo, solemnidad de la Anunciación de María, rezar “en forma simultánea” un Padrenuestro, a mediodía. La invitación va dirigida a “todos los líderes de las Iglesias, a los líderes de todas las Comunidades cristianas, unidos a todos los cristianos de las diferentes confesiones”.

Al hablar desde la biblioteca del Palacio Apostólico vía streaming, inmediatamente después de la oración del Ángelus, Francisco explicó: “En el día en que muchos cristianos recuerdan el anuncio de la Encarnación del Verbo a la Virgen María, que el Señor pueda escuchar la oración unánime de todos sus discípulos, que se preparan para celebrar la victoria de Cristo Resucitado”. 

“Con esta misma intención – agregó - el próximo viernes 27 de marzo, a las 18 horas, presidiré un momento de oración en el atrio de la Basílica de San Pedro [con la plaza vacía]. Desde ahora, invito a todos a participar espiritualmente a través de los medios de comunicación. Escucharemos la Palabra de Dios, elevaremos nuestra súplica, adoraremos al Santísimo Sacramento, con el cual, al terminar, daré la bendición Urbi et Orbi, con la posibilidad de recibir la indulgencia plenaria”.

Estos gestos del Papa fueron solicitados a gran voz por muchos católicos de Italia y de distintas partes del mundo, siendo que se han prohibido las asambleas litúrgicas debido al riesgo de contagio por la pandemia de coronavirus. Hace ya varias semanas que los fieles santifican el domingo con la oración y la lectura de la Biblia en casa, o siguiendo la misa por TV, sin poder comulgar. 

Previo a ello, el Papa Francisco comentó el Evangelio de hoy, cuarto Domingo de Cuaresma, Juan 9, 1-41, que narra “el episodio del ciego de nacimiento, a quien Jesús le concede la vista. Este signo milagroso confirma lo que Jesús dice de sí mismo: «Yo soy la luz del mundo» (v. 5), la luz que ilumina nuestras tinieblas. Y esta iluminación se da en dos niveles: uno físico y otro espiritual. El ciego primero recibe la vista de los ojos y luego es guiado a la fe en el «Hijo del hombre» (v. 35), es decir, en Jesús. Los prodigios que Él cumple no son gestos espectaculares, sino que tienen por objetivo conducir a la fe a través de un camino de transformación interior. 

Los fariseos y los doctores de la Ley se obstinan en no admitir el milagro, y lanzan preguntan insidiosas al hombres que ha sido curado. Pero éste las destroza con la fuerza de la realidad”. 

“Con la luz de la fe  – prosiguió -, aquél que era ciego descubre su nueva identidad. Él ya es una “criatura nueva”, capaz de ver su vida y el mundo que lo rodea bajo una nueva luz, porque ha entrado en la comunión con Cristo. Ya no es un mendigo marginado por la comunidad; ya no es esclavo de su ceguera y del prejuicio”.  

“El ciego curado, que ahora ve tanto con los ojos del cuerpo como con los del alma, es la imagen de cada bautizado que, sumergido en la Gracia, ha sido arrancado de las tinieblas y colocado en la luz de la fe. Pero no alcanza con recibir la luz, es necesario volverse luz… la semilla de la vida nueva colocada en nosotros en el Bautismo, es como una chispa de fuego que nos purifica ante todo a nosotros, quemando el mal que tenemos en el corazón, y nos permite brillar e iluminar” 

Al final, en el momento de los saludos, Francisco también rezó por “los habitantes de Croacia, que esta mañana fueron azotados por un terremoto. Que el Señor resucitado les conceda fuerza y solidaridad para afrontar esta calamidad”. Como conclusión, el Santo Padre invitó -tal como había hecho en la misa de esta mañana - a tomar el Evangelio de la misa de hoy, y leerlo varias veces.

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