Papa: Católicos de Corea, rechacen la economía inhumana y la cultura de la muerte
Daejeón (AsiaNews)- Los cristianos de Corea "sean una fuerza generosa de renovación espiritual en cada ámbito de la sociedad. Combatan la fascinación de un materialismo que sofoco los auténticos valores espirituales y culturales y el espíritu de desenfrenada competición que genera egoísmo y conflictos. Rechacen además los modelos económicos inhumanos que crean nuevas formas de pobreza y marginan a los trabajadores, y a la cultura de la muerte que desvaloriza la imagen de Dios, el Dios de la vida, y viola la dignidad de cada hombre, mujer o niño" Lo dijo el Papa Francisco durante la homilía pronunciada en ocasión de la solemnidad de la Asunción en Daejeón, segunda etapa de su visita apostólica al País asiático.
La invitación dirigida por el Pontífice fue acogida con un fuerte aplauso por los cerca de 60 mil fieles reunidos en el estadio mundial. También si en la diócesis se celebra la Jornada asiática de la Juventud- ocasión oficial por la cual el Papa está en la península- en las graderías se ven a todos los estratos de la sociedad. Las infaltables hermanas coreanas, un exterminado río gris en cada sector, jóvenes de todo el continente y de Corea, ancianos, miembros de la seguridad, estrellas del espectáculo y -sobre el altar- una representación de toda la Iglesia asiática.
Como pronosticado, de hecho, el viaje de francisco a Corea se transforma lentamente en un abrazo del Papa a todo el continente: con él- además de la delegación vaticana- están el card. Yeom (Seúl); Tagle (Manila); Gracias (Mumbai); el arzobispo Savio Hon Tai-fai (secretario de propaganda Fide, Hong Kong) y casi todos los obispos de Corea del Sur. Entre los concelebrantes hay sacerdotes vietnamitas, paquistaníes, indonesios y de muchas otras naciones. Crca del altar también 2 seminaristas de China continental, que tendrán un momento de coloquio con el Papa después de la misa.
Francisco entra al área del estadio en un "papa-móvil" clásico, con el cual realiza la vuelta del entero perímetro. Concluida esta fase, en la cual saluda y bendice a todos aquellos que no han encontrado lugar en el estadio (unas 3 mil personas) entra en la estructura verdadera en un automóvil distinto, descubierto. Junto al dueño de casa, el obispo de Daejeón, mons. Lazzaro You Heung-sik. El automóvil es recibido por la multitud de los fieles, de pie, que gritan "viva el Papa" e inicia aquí la vuelta completa. Cuando se para delante de la puerta que conduce a la sacristía, dos jóvenes españoles- numerarios del Opus Dei que viven de hace 2 años en Seúl- llaman la atención de Francisco pues gritan en español.
Uno de los dos tiene el infaltable solideo blanco, que tantas veces intercambia con los fieles en la plaza de S. Pedro. Escuchada su lengua madre, les hace una seña a los dos- Juan Pablo Postigo, de 20 años- que se acerca con el solideo y (como cuenta a AsiaNews) le pide al Papa que rece por Corea del Norte: "Francisco me respondió que los hacía todos los días, me pidió que yo también lo haga y que rece también por él. Después me bendijo y me dio su solideo, Fue uno de los momentos más bellos de mi vida".
Inmediatamente después, el Papa se encontró delante de la sacristía a 10 representantes de los familiares de las víctimas del Sewol, desastre naval en el cual perdieron la vida más de 300 personas y llaga aún abierta en toda la nación. Entre estos también 3 no católicos: Lee Ho-jin (padre de Lee Seung-hveon, muerto en el hundimiento del ferry) ha llevado la cruz durante la última peregrinación en honor de las víctimas (900 km a pie, desde el lugar del nacimiento del hijo hasta el puerto del desastre y la vuelta). A AsiaNews, Lee explica que "la Iglesia me está confortando mucho en este momento de tragedia para todos nosotros. Quiero agradecer como puedo". El Papa- contó después el p. Lombardi- bautizará mañana al señor Lee en la Nunciatura de Seúl: junto a él, la hija y la hermana de la víctima.
El Papa inicia su homilía reflexionando sobre la figura de María: "En la segunda lectura hemos escuchado a S. Pablo afirmar que Cristo es el nuevo Adán, cuya obediencia a la voluntad del Padre abatió el reino del pecado y de la esclavitud e inauguró el reino de la vida y de la libertad". La verdadera libertad- subraya enseguida el Papa- "se encuentra en la acogida amorosa de la voluntad del Padre. De María, llena de gracia, aprendemos que la libertad cristiana es algo más que la simple liberación del pecado. Y es la libertad la que abre a un modo espiritual de considerar la realidad terrena, la libertad de amar a Dios y a los hermanos y hermanas con un corazón puro y vivir en la alegre esperanza de la venida del Reino de Cristo".
Justo con la intercesión de la Virgen, agrega el Papa, "puedan los cristianos de esta nación ser una fuerza generosa de renovación espiritual en cada ámbito de la sociedad. Combatan la fascinación de un materialismo que sofoca los auténticos valores espirituales y culturales y el espíritu de desenfrenada competición que genera egoísmo y conflictos. Rechacen además los modelos económicos inhumanos que crean nuevas formas de pobreza y marginan a los trabajadores, y a la cultura de la muerte que desvaloriza la imagen de Dios, el Dios de la vida, y viola la dignidad de todo hombre, mujer o niño".
La esperanza ofrecida por el Evangelio, concluye Francisco, "es el antídoto contra el espíritu de desesperación que parece crecer como un cáncer en medio de la sociedad que es exteriormente rica, pero a menudo experimenta interiormente amargura y vacío. ¡A cuantos de nuestros jóvenes tal desesperación ha hecho pagar tributo! ¡Puedan los jóvenes que están en estos días alrededor nuestro con la alegría y la confianza, no ser jamás asaltados o robados de la esperanza!.
Inmediatamente después de la plegaria del Angelus, el Papa quiso volver sobre la tragedia del Sewol: "Confiamos a la Virgen en modo particular a todos aquellos que perdieron la vida en el hundimiento del Sewol, como también a cuantos todavía sufren las consecuencias de este gran desastre nacional. El señor reciba a los difuntos en su paz, consuele a aquellos que lloran, y continúe sosteniendo a cuántos tan generosamente fueron en ayuda de sus hermanos y hermanas. Este trágico evento, que ha unido a todos los coreanos en el dolor, confirme su compromiso en colaborar, solidarios, para el bien común".
Al final, concluyó, "en el día en el cual Corea celebra su liberación, pidamos a la Virgen que cuide a esta noble nación y a sus ciudadanos. Confiamos en su protección a todos los jóvenes que se reunieron aquí y de toda Asia. ¡Puedan ser heraldos alegres del alba de un mundo de paz, según el designio bendito de Dios!