Papa en los EEUU: Vísperas en St. Patrick’s, para dar nuevo aliento a la vocación de los sacerdotes y religiosos

En Nueva York el Papa fue recibido por una multitud situada a ambas márgenes de la Quinta Avenida. “Sufrimiento” y “vergüenza” por los casos de pedofilia. Fortalecer la memoria de la llamada con este “espíritu de gratitud” y “espíritu de laboriosidad”. Evitar medir la eficiencia con “el éxito” y el confort. Ayudar a los pobres, visitar a los enfermos y presos para descubrir “otro tipo de descanso”. Un “gracias” a las religiosas, “mujeres fuertes, luchadoras”. El recuerdo por los muertos en el incidente en la Meca.

Nueva York (AsiaNews) - Continuar viviendo la vocación con alegría, aunque sea dentro de un período de “tribulación”; viviendo la gratitud por el encuentro con Cristo, sin dejarse sofocar por la “espiritualidad mundana” de la eficiencia y de las “comodidades”; agradeciendo a las religiosas por su temperamento de “luchadoras”, y aconsejándoles que “no pierdan la paz”. Son las pistas que el Papa Francisco trazó en su homilía durante las Vísperas celbradas en la catedral de Saint Patrick's de Nueva York junto a sacerdotes, religiosos y religiosas.

El pontífice, quien partió de Washington cerca de las 16 (hora local), arribó a Nueva York y luego se trasladó en helicóptero rumbo a Manhattan. Su llegada a la catedral, en el papamóvil, fue recibida por una multitud que, apostada a ambas márgenes de la Quinta Avenida, gritaba entusiasta y tomaba fotografías.

En su homilía durante las Vísperas, el Papa quiso dar ánimo a los sacerdotes de la Iglesia americana , que ha sido una de las más golpeadas por el escándalo de la pedofilia. Luego de haber recordado a algunos grandes santos del pasado, que estuvieron empeñados en la misión educativa, dijo : “Sé que ustedes, como cuerpo presbiteral, junto con el Pueblo de Dios, recientemente han sufrido mucho a causa de la vergüenza provocada por tantos hermanos que han herido y escandalizado a la Iglesia en sus hijos más indefensos. Con las palabras del Apocalipsis, les digo que soy consciente de que «vienen de la gran tribulación» (7,13). Los acompaño en este tiempo de dolor y dificultad, así como agradezco a Dios el servicio que realizan acompañando al Pueblo de Dios.”

Para garantizar “la alegría” y la “fidelidad a Cristo”, el pontífice les sugiere, ante todo, que no pierdan “el espíritu de gratitud” por la llamada. “Verdaderamente, hemos recibido mucho, tantas gracias, tantas bendiciones, y nos alegramos. Nos hará bien volver sobre nuestra vida con la gracia de la memoria. Memoria del primer llamado, memoria del camino recorrido, memoria de tantas gracias recibidas… y sobre todo memoria del encuentro con Jesucristo en tantos momentos a lo largo del camino. Memoria del asombro que produce en nuestro corazón el encuentro con Jesucristo. Pedir la gracia de la memoria para hacer crecer el espíritu de gratitud.”

En segundo lugar, el Papa aconseja cuidar un “espíritu de laboriosidad”: “El recuerdo de lo mucho que Dios nos ha dado nos ayuda a entender que la renuncia a nosotros mismos para trabajar por Él y por los demás es el camino privilegiado para responder a su gran amor.”

Esta laboriosidad corre el riesgo de ser “sofocada” por una “espiritualidad mundana”, si se mide el valor de los “esfuerzos apostólicos” con “los criterios de la eficiencia, de la funcionalidad y del éxito externo, que rigen el mundo de los negocios”.

“La cruz – explicó - nos indica una forma distinta de medir el éxito: a nosotros nos corresponde sembrar, y Dios ve los frutos de nuestras fatigas. Si alguna vez nos pareciera que nuestros esfuerzos y trabajos se desmoronan y no dan fruto, tenemos que recordar que nosotros seguimos a Jesucristo..., cuya vida, humanamente hablando, acabó en un fracaso: el fracaso de la cruz”.

“Otro peligro - agregó - surge cuando somos celosos de nuestro tiempo libre. Cuando pensamos que las comodidades mundanas nos ayudarán a servir mejor. (...) Poco a poco, pero de forma inexorable, disminuye nuestro espíritu de sacrificio, de renuncia y de trabajo. Y además nos aleja de las personas que sufren la pobreza material y se ven obligadas a hacer sacrificios más grandes que los nuestros.”

Y luego subrayó: “La cercanía a los pobres, a los refugiados, a los inmigrantes, a los enfermos, a los explotados, a los ancianos que sufren la soledad, a los encarcelados y a tantos otros pobres de Dios nos enseñará otro tipo de descanso, más cristiano y generoso.”

Hacias las religiosas, el Papa Francisco expresó un gran aprecio: “Quisiera, de modo especial, expresar mi admiración y gratitud a las religiosas de los Estados Unidos. ¿Qué sería de la Iglesia sin ustedes? Mujeres fuertes, luchadoras; con ese espíritu de coraje que las pone en la primera línea del anuncio del Evangelio. A ustedes, religiosas, hermanas y madres de este pueblo, quiero decirles «gracias», un «gracias» muy grande… y decirles también que las quiero mucho.”

En los últimos años se han dado momentos de mucha tensión entre el Vaticano y las religiosas de los EEUU, algunas de las cuales han sido acusadas de problemas doctrinales, debido a posiciones feministas o a favor del aborto y la anticoncepción, situaciones que fueron luego resueltas a través de un compromiso por un mayor diálogo entre la Santa Sede y los institutos religiosos femeninos. El Papa parece aludir vagamente a estas dificultades, cuando dice “Sé que muchos de ustedes están afrontando el reto que supone la adaptación a un panorama pastoral en evolución. Al igual que San Pedro, les pido que, ante cualquier prueba que deban enfrentar, no pierdan la paz y respondan como hizo Cristo: dio gracias al Padre, tomó su cruz y miró hacia delante”.

Antes de rezar Vísperas, el Papa Francisco dirigió su pensamiento a los muertos en el incidente ocurrido en la Meca, donde, a causa de la multitud convocada durante el Hajj (peregrinación) murieron más de 700 personas, y fueron heridos cientos de peregrinos.