P. Prasanth: pionero del carisma PIME en la nueva misión de Bengala
El sacerdote fue ordenado el año pasado y trabajó en la animación de las parroquias en Italia y con los niños de la calle en India. “Así aprendí cómo se atraen a los jóvenes: poniéndose en sus zapatos”. El instituto del cual forma parte le pidió fundar una parroquia en la diócesis de Bagdogra. “Estoy solo , pero la fe y la oración me confortan”.
Bagdogra (AsiaNews) – El pionero de la evangelización en Bengala a partir de la animación espiritual de los jóvenes: es el p. Prasanth Kumar Gunja, misionero del PIME (Pontificio Instituto Misiones Extranjeras) en India. El sacerdote de 32 años cumplidos hace poco, fue ordenado hace un año. El PIME lo eligió “como animador joven entre los jóvenes” para iniciar una nueva misión en Bangdogra, en Darjeeling, y refundar la presencia del Instituto en el área de Bengala. No obstante la edad, las dudas y los innumerables desafíos puesto por una tarea tan comprometido, él aceptó con entusiasmo, A AsiaNews afirma: “Estoy solo y tengo una gran responsabilidad. Pero tengo la la oración y la fe que me confortan. Luego me conmuevo en el ver la fatiga de los trabajadores o los ancianos que vienen a la iglesia a rezar. Y pienso que ellos son más fieles que yo”.
El p. Prasanth narra sus primeros meses de permanencia en la diócesis de Bagdogra. En la zona famosa por el cultivo del té, los desafíos no faltan. “Después de las 8 de la noche no pasan autobuses o rickshaw y es todo oscuro porque la calle no está iluminada. Los pueblos están pobladas de elefantes y serpientes y si no tienes una antorcha arriesgas caer en los pozos o de tropezar y caerte en el lodo. Para no hablar de las ratas que caminan sobre los techos de las cabañas, los monos o perros que ladran toda la noche”. “Pero estoy feliz de esta experiencia- sostiene- porque esto también es parte de la misión y aprendí a aceptarlo. Por ejemplo, un día fui a celebrar misa de noche e hicimos luz con los teléfonos celulares. En aquel momento repensé en la vida de los primeros misioneros y me imaginé ser uno de ellos. Esto me alentó aún más”.
Por el momento él reside en la parroquia de la catedral e inició a visitar los pueblos cercanos, donde el PIME quiere construir una iglesia en el pueblo de Kadu Banga. El instituto llegó a esta zona en 1855, fundando la famosa misión de Bengala que se extendía entre Krishnagar (Bengala Occidental) y Dinajpur (Bangladés), y más al norte entre Jalpaiguri (Bengala Occidental) y Shillong (Meghalaya). Después, con la división del imperio británico en 1947, algunos misioneros decidieron quedarse en la zona de Dinajpur, mientras que en India se optó por reforzar la obra pastoral en Andhra Pradesh.
El animador se define un “producto del PIME”: él nació en Duggirala, en la diócesis de Eluru, y desde chico estuvo en contacto con los misioneros y las religiosas de la Inmaculada (congregación femenina asociada al PIME), de los cuales aprendió la historia y la obra evangelizadora del Instituto. Se graduó en economía en la universidad de Tiruchirapally (Tamil Nadu); luego estudió filosofía y formación espiritual. Cuando tenía 25 años fue a Bangalore para ayudar a los salesianos y trabajó con los niños de la calle. “Íbamos a las estaciones de trenes- recuerda- y recuperábamos a los niños abandonados o que se habían escapado de sus casas. Los más grandes los hacíamos estudiar en una escuela técnica y tratábamos de volver a llevarlos a sus casas a aquellos que tenían una familia. Aquel período fue un año de gracia, para entender qué quería para mi vida. Mirando como estos muchachos vivían. su pobreza, me dije: “Mira cuánto estás ayudando solo como laico; piensa cuánto podrías ayudar como misionero”.
En 2013 el p. Prasanth entró en el seminario del PIME de Monza. Durante los 4 años de la formación, hizo apostolado en la parroquia de S. José en Sesto San Gioovanni, donde se ocupaba del oratorio. “Agradezco a Dios- afirma- que me dio el don del baile, del canto y de la música. Así logro entrar más en contacto con otros jóvenes como yo”. La experiencia en el oratorio fue determinante, “porque allí aprendí a atraer a los jóvenes”. Entrar en contacto con los jóvenes, continúa “no es fácil”. “En el día de hoy, sobre todo en la sociedad occidental secularizada, no puedes decir “Ven a rezar”, sino que es necesario mostrar algo diverso. Debemos hacerlos partícipes a través de su mentalidad, poniéndonos en sus zapatos. Hablando en términos prácticos, en Italia inicié con un baile o con un tema musical, luego los invitaba a un momento de oración y reflexión. En India es lo mismo:dado que los jóvenes no van a misa el domingo, yo los sábados voy a los pueblos, llevo una caja para la música, el bongó y hacemos un poco de fiesta. Luego los invito a orar y les explico la historia del PIME. Los jóvenes se quedan maravillados porque ven que soy como cualquiera de ellos y se acercan. También cuando llegué a Bagdogra la gente se quedó conmovida por mi modo de comportarme, fueron ellos quienes me dijeron que tenía un carisma diverso”.
Después de un breve período en Eluru, después algunos meses en Pune para aprender el hindi, en octubre de 2018 el p. Prasanth llegó a Darjeeling. “Al inicio- refiere- no sabía que debía preparar el camino para crear la nueva parroquia de Kudu Banga, que cubre un territorio de 9 pueblos donde viven 380 familias cristianas. Pero luego la Providencia quiso que yo estuviese aquí como animador, por lo tanto se me pidió que me quedara”. Luego ep p. Prasanth agrega: “La ironía de la suerte quiso que hayan sido justamente los niños que me enseñaran la lengua y ahora va mucho mejor. Visito los pueblos y hablo del PIME, que aquí sólo se recuerdan de los sacerdotes ancianos. En este pueblo viven tantos cultivadores de té, personas muy pobres que trabajan 8-9 horas por día por cerca 2 euros. La cosa más bella es que la noche, en el momento de la oración estas personas están siempre”.
Sobre su tarea, el p. Prasanth afirma como conclusión: “Fui llamado a ser misionero no sólo en modo activo a través de la oración, proclamando la palabra de Dios y las enseñanzas del Evangelio, pero también aceptando ofrecer mi vida en sacrificio por la Pasión de Cristo. Esta es la espiritualidad que me alienta cada día y estoy feliz de estar aquí”. (A.C.F.)