Obispos maronitas, ‘satisfechos’ con el programa de gobierno. Mons. Aoun: cauto optimismo

El gobierno en funciones aprueba “por unanimidad” el documento del programa. La semana próxima se prevé la aprobación en el Parlamento. Los prelados llaman a poner fin a las divisiones internas, ya que “está en juego el destino” del país. El Obispo de Jbeil-Byblos: las protestas han sido “un empuje importante” para el gobierno y los políticos.

Beirut (AsiaNews) - Responder a las legítimas “reivindicaciones” de los ciudadanos libaneses y cumplir con “las exigencias y reformas” previstas en el contexto de la conferencia de los países colaboradores (CEDRE), celebrada en París en abril del 2018. Los obispos maronitas, al término de la reunión mensual, que tuvo lugar ayer en Bkerké, acogieron con “satisfacción” las promesas del nuevo gobierno libanés, contenidas en la declaración programática. Este programa de gobierno fue votado ayer por los ministros, y aprobado “por unanimidad” en el día de hoy. El documento será presentado la semana próxima en el Parlamento, y se espera que al término de la sesión éste dé su voto de confianza.

Al ser entrevistado por AsiaNews, Mons. Michel Aoun, obispo libanés de Jbeil-Byblos de los Maronitas, subraya que “las protestas de estos meses han revelado ser un importante empuje, tanto para el gobierno como para la clase política”. Hoy, los partidos y sus líderes “saben que si las cosas no marchan bien, si no se atienden las reivindicaciones del pueblo, las protestas empezarán de nuevo”, con mayor intensidad.

Al hablar del futuro, el prelado manifiesta su “optimismo”, aún cuando “el problema económico sigue en pie” y mucho dependerá de los pasos que dé el nuevo Ejecutivo”, “compuesto por personas capaces y con experiencia”. Ahora “esperamos confianza por parte del Parlamento” y “una ayuda de la comunidad internacional, sobre todo de Occidente”

En el documento que fue difundido ayer, los obispos maronitas se dirigen a todo el espectro político del Líbano, pidiendo que se ponga fin a los contrastes y a las divisiones internas que terminan lacerando el tejido social. En esta etapa histórica, está “en juego el destino del Líbano y del pacto nacional”, en un contexto de gravísima crisis económico-financiera (agudizada por la emergencia de los refugiados), la más grave en la historia del país.

“Cada uno sabe - afirma la nota de los prelados - que el Líbano atraviesa una situación del todo excepcional y muy grave. Está en juego su destino, así como los principios y valores sobre los cuales funda su pacto de vida en común y la fórmula política”. En esta etapa, advierten, es necesaria una “solidaridad total” para “salvar” la nación.

La Iglesia maronita se dirige a todos los hombres de la política, a los responsables económicos, a los intelectuales y a los hombres de ley para que “pongan fin a las discusiones conflictivas y a la violencia […] que no hacen más que agravar la tensión y la incertidumbre de la población”. Se requiere una “nueva mentalidad” en las personas y “ hacer entender que la patria” ha entrado en una nueva etapa “de recuperación”.

Por último, los obispos lanzan una nueva advertencia contra la corrupción “que se propaga desde hace décadas” e invitan a los políticos a “no interferir en las causas judiciales”. El último pasaje del comunicado está dedicado al llamado “Acuerdo del siglo”, el plan de paz israelí-palestino del presidente de los EEUU, Donald Trump, que no hará más que “agravar” la tensión en la región, “alimentando el extremismo”.

Esta mañana, el nuevo gobierno, guiado por el premier en funciones, Hassan Diab, aprobó “por unanimidad” el documento programático durante la reunión inter-ministerial que se llevó a cabo en el despacho presidencial de la República (Baabda Palace). El texto prevé “medidas dolorosas” para actuar el plan de rescate económico. Algunas de ellas son: reformas judiciales y legislativas, lucha contra la corrupción, medidas correctivas de las finanzas públicas, pasar de una economía de la renta a una mayor productividad y a la creación de un sistema de protección social para las personas más vulnerables. Se contemplan también inversiones en infraestructuras, según las directivas surgidas en la conferencia de París del 2018.