08/02/2018, 11.34
COREA DEL SUR
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No sólo Olimpíadas: la alegría y la misión en el Sínodo de Daejeon

de Lazzaro You Heung Sik*

Coincidiendo con las Olimpíadas invernales de Pyeongchang, en la diócesis de Daejeon, lugar sagrado por los mártires coreanos, se inicia el Sínodo para afrontar los desafíos misioneros en la sociedad del Sur, marcada por el individualismo, y con la amenaza, siempre presente, de un conflicto nuclear con el Norte. La alegría de la fe, la comunión vivida, el martirio como don cotidiano de la vida.

Daejeon (AsiaNews) – Este año, la diócesis de Daejeon festeja los 70 años de su fundación. Para prepararse para este acontecimiento, desde el 11 de febrero y durante todo el 2018, celebraremos la sesión plenaria del Sínodo diocesano. Hace dos años que se está trabajando en la preparación de dicho Sínodo, que involucra a 850 representantes que incluyen sacerdotes, religiosos, religiosas y fieles laicos. Al igual que al inicio, también ahora confiamos a Dios todo el camino, a través de la intercesión de María Santísima y de los Mártires.

Las palabras que nos impulsan son las siguientes: “la Iglesia es el signo y el instrumento de la íntima unión con Dios, y de la unidad de todo el género humano (LG, 1); “Hacer de la Iglesia la casa y la escuela de la comunión: éste es el gran desafío que tenemos ante nosotros en el milenio que comienza” (Novo Millennio Ineunte, 43).

¡La misión de la Iglesia es construir la comunión! La Iglesia vive una vida de unidad, de reconciliación, de puesta en común, de servicio, de tolerancia y de atención hacia los demás, gracias al amor que Dios derrama sobre nosotros. Y la Iglesia es llamada a testimoniar la presencia de Dios en el contexto del mundo. Por lo tanto, la vía propicia para la realización de la unión con Dios –que es la vocación de cada uno de nosotros- es también la vía maestra para anunciar la Buena Noticia al mundo que sufre.

Lamentablemente, en la sociedad coreana de hoy en día, no es fácil ver unidad, reconciliación, puesta en común y atención hacia los demás. Es mucho más prevalente el egoísmo, no sólo a nivel personal, sino también a nivel nacional, y no es raro que éste llegue incluso al extremo. En torno a los problemas de la tensión en la península coreana se notan exclusivismo, discriminación, división, voluntad extraviada en busca de poder y de dominio, avidez, que infestan la sociedad. Y la gente ha comenzado a criticar, no sólo a los políticos, sino también a las religiones y a sus miembros.

En esta situación, pienso que la Iglesia de Corea debe reflexionar con la mayor seriedad sobre esta realidad y sobre el rol que le toca desempeñar. Los crímenes, cada vez más crueles, la polarización económica que va ampliándose, los suicidios y los divorcios, que aumentan día tras día, la generalizada tendencia a desvalorizar la vida humana, el aumento del número de fieles católicos no-practicantes… todo ello plantea una pregunta espinosa: la Iglesia en Corea, ¿ha desarrollado de verdad el rol de luz y sal en nuestra sociedad, de manera adecuada?

Precisamente en medio de semejante realidad, estamos recorriendo el camino del Sínodo, como preparación del LXX aniversario de la fundación de la diócesis. En base a los resultados del trabajo de dos años, en la próxima Sesión plenaria, estamos invitados a reflexionar sobre “¿Qué y de qué manera podemos testimoniar al mundo en nombre de la Iglesia?”.

Esta última etapa de trabajo se desarrollará en torno a dos premisas muy importantes.

La primera premisa es la “Evangelii Gaudium”, y el impulso que el Papa Francisco brinda para una “pastoral en clave misionera”. Al respecto, quisiera retomar sus palabras: “La pastoral en clave misionera exige abandonar el criterio cómodo de la pastoral del “siempre se ha hecho así”. Invito a todos a ser audaces y creativos en esta tarea de repensar los objetivos, las estructuras, el estilo y los métodos evangelizadores de las propias comunidades”  (EG, 33).

La “pastoral en clave misionera” es el punto de referencia al cual la comunidad diocesana debe volver para un cambio y renovación.

Misionariedad no significa  una imposición de la fe o un aumento en el número de bautizados. Por el contrario, la misión de la Iglesia, es decir, la evangelización, significa transformar a) “la conciencia de individuos o de grupos”, b) “todas las actividades que éstos desarrollen en la sociedad” y c) “los ambientes en los cuales la población vive”, según la lógica del mensaje del Evangelio, encomendándose al poder de Dios.

Por lo tanto, durante la Sesión Plenaria, con la ayuda y la guía de la Evangelii Gaudium, nos abocaremos a hallar nuevas estructuras, nuevos estilos y nuevos métodos evangelizadores, que podrán ser útiles para la renovación de nuestra comunidad diocesana.

La segunda premisa es “la espiritualidad del martirio”. Los Mártires son modelos para nosotros, en busca de la renovación para la evangelización. La diócesis de Daejeon está fundada sobre la fe de los mártires que derramaron su sangre para testimoniar el Evangelio. Los mártires no se retiraron jamás, ni siquiera frente a la amenaza de verse asesinados, y dieron testimonio del Evangelio con valentía.

“La espiritualidad del Martirio” no debe significar algo que deba recordarse como un pasado bello y glorioso, sino que es la participación en la fe y en la vida que los mártires testimoniaron, a pesar de la amenaza de [sufrir] la pena capital. Frente a los perseguidores, ellos eligieron voluntariamente la muerte, para testimoniar la verdad de la fe.

Por lo tanto, me parece que las tareas del Sínodo son claras: recordar la vida, los esfuerzos y los testimonios de los Mártires en favor de la evangelización, y reflexionar sobre sus ejemplos a fin de que cada uno de nosotros pueda llevarlos a la práctica en la propia vida cotidiana y en los variados aspectos de la pastoral de hoy.

Quisiera invitar a la familia diocesana a vivir la espiritualidad del martirio en la situación que nos toca hoy. En efecto, actualmente, en la situación de la diócesis de Daejeon, se testimonia no a través de “la muerte”, sino a través de “la vida cotidiana”. Los Mártires, aún viviendo en la sociedad de su época en medio de las discriminaciones y del exclusivismo imperantes, estaban llenos del espíritu de servicio y de comunión, y testimoniaron la verdad del Evangelio, sin atenerse a compromiso alguno, a pesar de todas las desventajas imaginables, incluso frente a la amenaza de la muerte. Habiendo recibido este legado espiritual, los fieles laicos de hoy son llamados a pertrecharse de la espiritualidad del martirio para vivirla, con perseverancia, en la vida cotidiana. A su vez, los sacerdotes también son llamados a vivir la misma espiritualidad, a fin de que puedan ofrecerse ellos mismos, de manera total, a sus ovejas, siguiendo el ejemplo del Buen Pastor, en el desarrollo de las variadas actividades pastorales.  

Por este motivo, los temas a tratar durante la Sesión Plenaria son los que siguen:

1. Martirio. Sugiero éste como primer tema, no para favorecer alguna que otra discusión académica o histórica sobre los mártires, sino esperando que el tema del martirio deba ser tenido en cuenta siempre como la  “regula communis” que concierne a todos los demás temas.

2. Sacerdocio. Según los resultados del cuestionario previo, los sacerdotes de la diócesis de Daejeon consideran que en la comunidad diocesana quien tiene mayor necesidad de renovación es el clero. He quedado impresionado por mis sacerdotes, dado que ellos desean el cambio de la comunidad diocesana, ante todo, en la renovación que toca a su parte. Se tratarán varios temas como: espiritualidad, vida, ministerio, gestión de la comunidad de sacerdotes y comunión clerical, pobreza evangélica, etc.  

3. Laicado. Tal como han revelado los Padres del Concilio Vaticano II, la importancia y el rol de los fieles-laicos debieran ser subrayados más que nunca en nuestra época. Los fieles laicos de la historia de la Iglesia en Corea, muestran la pasión en la búsqueda de la verdad, que se halla sólo en la fe en Cristo. Además, durante los siglos pasados, cada vez que la sociedad coreana se hallaba en situaciones difíciles, los fieles laicos jamás dieron marcha atrás en el testimonio de la fe. Así, cumplieron fielmente la misión de evangelización y testimonio en los sitios donde les tocó vivir y en sus tareas. Sin embargo, al ver la sociedad de hoy, puede notarse que la cultura de muerte también anida en el camino de la vida de los fieles católicos. En efecto, es fácil advertir que en esta etapa de cambios rápidos en la sociedad, surgen no pocos problemas con rostros y dimensiones jamás vistas antes.  A mi modo de ver, se trata de un problema grave, porque la crisis de los fieles laicos es justamente la crisis de la Iglesia. En la Sesión Plenaria se tratarán los siguientes temas: el rol de los fieles laicos hoy, familia, vida, ancianos, jóvenes y fieles no-practicantes.

En la diócesis de Daejeon, se ubican diversos Centros de investigación científica a nivel mundial. También está la capital del país, donde viven muchos expertos, incluido el Primer Ministerio, oficina de la administración central. Además de ello, en el territorio diocesano surgen varias problemáticas referidas a migrantes, refugiados provenientes de Corea del Norte, y habitantes de las zonas rurales: todos ellos son considerados marginados por la sociedad coreana. Creo que haciendo un esfuerzo por anunciar la enseñanza de Cristo en la vida cotidiana, nuestra vida podrá difundir la ternura y el amor de Dios, abriendo una nueva etapa salvífica en la sociedad actual.

Llegado este punto, no puedo dejar de mencionar la amenaza de las armas nucleares que hoy se cierne sobre la península coreana. Dios ha creado a los hombres a Su imagen y semejanza, pero, sin embargo, hay quienes prefieren el camino de la completa devastación. Entre la gente se nota la tentación de ceder a la preocupación mundana, al cálculo humano y al miedo desesperante.  

Pero yo nunca me canso de alentar a la gente a no perder la esperanza, señalando el ejemplo admirable de la Virgen en la escena de la Anunciación. Y con todo el corazón, invito al Pueblo de Dios para que responda como María: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según Tu palabra”. Así, con un coraje evangélico renovado, se podrá continuar caminando juntos.

* Obispo de Daejeon

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