Moscú clama a coro con Beijing: hay ‘injerencias del extranjero en las manifestaciones’

de Vladimir Rozanskij

Continúan las “marchas por los boulevards”, para protestar contra la exclusión de los candidatos de la oposición en las elecciones municipales. El 17 de agosto se planea una nueva convocatoria, con más de 30.000 personas. El Ministerio de Relaciones Exteriores critica a Washington, a los “Estados occidentales” y a algunos periódicos. La policía política incluso sospecha la presencia de “miembros del ISIS”. San Jorge, símbolo de Moscú, interpretado bajo una mirada nueva.

Moscú (AsiaNews) - Las protestas en Moscú, por la exclusión de los candidatos de la oposición en las elecciones municipales, no tienen visos de detenerse. Comenzaron el 27 de julio y culminaron, con una marcha de 50.000 personas, el 10 de agosto pasado. Se planea una convocatoria para el 17 de agosto: los diputados moscovitas Elena Filina, Ilja Azar y Andrej Morev han presentado una nueva solicitud oficial para realizar una nueva “marcha por los boulevards”, asegurando la presencia de casi 30.000 personas.

La administración de la comuna de Moscú ha denegado el permiso, afirmando que “la solicitud fue presentada demasiado tarde”, cuando lo cierto es que los diputados tienen derecho a solicitar el permiso hasta 5 días antes de la fecha prevista. Sin embargo, las autoridades aplican medidas todavía más restrictivas, temiendo nuevos desórdenes, a pesar de la aparente indiferencia de los líderes supremos: el alcalde de Moscú, Sergej Sobjanin, ha afirmado que “las protestas no tienen validez política real”, y el presidente Vladimir Putin prefiere participar en las carreras de ciclistas por las calles de la Crimea, ahora anexionada.

Las autoridades rusas insinúan la idea de una “injerencia extranjera” en la organización de las protestas, que son relacionadas nada más y nada menos que con las manifestaciones masivas en Hong Kong. La representante del Ministro de Relaciones exteriores ruso, María Maria Zakharova, ha declarado que Rusia ha invitado a China a colaborar para hallar pistas sobre las presuntas maniobras de intromisión en ambos países. “Vemos la guerra comercial en curso, la actitud hostil y agresiva que Washington ha tomado contra Beijing en la esfera económica y financiera”. Según Zakharova, a los Estados occidentales “simplemente no les agrada el acuerdo entre Rusia y China ni su enorme progreso en el campo económico y militar”.

Días atrás, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia convocó a los miembros de la embajada estadounidense en Moscú a raíz de un tuit en el cual se aludía a las marchas en la capital rusa. Hubo situaciones similares con el periódico alemán Deutsche Welle, que reportó la frase -en ruso- “Moscú, ¡sal a la plaza!”, en relación con la convocatoria del 27 de julio.

Los órganos rusos del orden público también avanzan sobre otra hipótesis: en las protestas callejeras, entremezclados con los jóvenes rusos, está nada más y nada menos que el ISIS, siempre a la busca de miembros para atraerlos a sus filas, sobre todo buceando en el ámbito estudiantil. Fue el mismo Aleksandr Bortnikov, director del FSB, la policía secreta rusa, quien expresó estas preocupaciones durante la reunión del comité antiterrorismo, como informa la agencia Ria-Novosti: “Los emisarios de las organizaciones terroristas internacionales -dijo- tratan de reclutar alumnos extranjeros que estudian en las universidades rusas, y migrantes que viven en el territorio de la Federación Rusa”. Según Bortnikov, tal preocupación justifica las medidas restrictivas adoptadas contra las manifestaciones públicas.

En tanto, entre los manifestantes se difunde una nueva exégesis del símbolo de la ciudad de Moscú, que representa a San Jorge dando muerte al dragón: en verdad, el santo sería un miembro de las fuerzas del orden, que suprime la protesta de las “esferas inferiores” de la población.