Millones de sirios acudieron a las urnas. La oposición, en el exilio: Es una farsa
Las mesas electorales ayer permanecieron abiertas entre las 7 y las 23 horas. Las urnas también estuvieron disponibles en las zonas liberadas recientemente, como la Guta Oriental y una parte de Idlib. Para los observadores, los resultados se dan por descontado: el Partido Baath ganará por lo bajo. La situación económica es desastrosa a causa de la guerra y de las sanciones. El 80% de los sirios vive por debajo del umbral de pobreza.
Damasco (AsiaNews) – Millones de sirios acudieron ayer a las urnas, para elegir a los 250 diputados que conformarán la Asamblea del Pueblo (el parlamento sirio). Varios líderes de la oposición, en el exilio, rotularon las elecciones como “una farsa”, ya que hay millones de sirios refugiados en el exterior que no han podido participar en los comicios.
Desde las 7 de la mañana y hasta las 23, alrededor de 7.000 sedes electorales estuvieron abiertas para recibir el voto de los electores. El presidente Bashar Assad y su esposa Asma votaron en el palacio presidencial, llevando mascarillas a causa de la epidemia de Covid-19 (foto 3).
En las urnas, muchos electores formaron filas manteniendo la distancia de rigor y llevando mascarillas para prevenir el contagio. Según las cifras oficiales, el país está logrando contener la pandemia, que hasta ahora solo ha dejado 25 muertos y 496 personas infectadas.
El Parlamento se renueva cada cuatro años. Esta es la tercera vez que los sirios van a votar en medio de una guerra civil e internacional que se inició en el 2011. Esta demostración de la “democracia” sirve para manifestar el respaldo popular al Partido Baath, que lleva casi 50 años en el poder, y el apoyo a la familia Assad, eje del partido. Para incrementar este sentir “democrático”, en estas elecciones se alistaron urnas en los territorios recientemente reconquistados por el ejército sirio, zonas que estaban en manos de la oposición y de las milicias fundamentalistas. Las urnas estuvieron disponibles en la Guta oriental y en la zona liberada de Idlib.
Para los observadores, los resultados se dan por descontado: el Partido Baath ganará por lo bajo. Los opositores del régimen huyeron y se encuentran en el exterior, mientras que los partidos de oposición interna son extremadamente débiles. En las elecciones del 2016, cuando participó cerca del 57,56% del electorado nacional, el Baath conquistó el 80% de los votos.
Nasr Al-Hariri, líder de la oposición, exiliado en Turquía, considera que estas elecciones son “una farsa controlada por las fuerzas de seguridad y los militares… Sirven para formar un falso parlamento y para hacer que surja una legislatura que funcione como instrumento de la banda en el poder”. Él destaca que “la mitad de la población siria se vio forzada a huir” y por tanto, no participa en las elecciones.
Desde los primeros enfrentamientos del 2011 – que comenzaron como manifestaciones de protesta contra el régimen de Assad – la guerra devino un conflicto regional e internacional, con la implicación de Arabia Saudita, Irán, Emiratos, Qatar. Estados Unidos, Rusia, Líbano (Hezbollah) e Israel. Millones de sirios huyeron a los países limítrofes (Turquía, Líbano, Jordania) y cerca de 380.000 personas murieron.
Uno de los temas más candentes de la campaña electoral es la desastrosa situación económica que atraviesa el país, marcado por años de guerra y por las sanciones de los países occidentales, acrecentadas por nuevas sanciones de los Estados Unidos.
El resultado es un país hundido en la miseria, donde el hambre se propaga, azotando a toda la población. Según el PAM (Programa Alimentario Mundial), cerca del 80% de los sirios vive por debajo del umbral de pobreza. En lo que va del año, los precios de los artículos alimentarios han aumentado un 200%, con incrementos de hasta 20 veces sobre los precios que regían antes de la guerra.
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