22/10/2019, 13.25
KAZAJISTAN
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Mes misionero extraordinario, una renovación para la Iglesia católica en Kazajistán

de Leopold Kropfreiter*

En la ex República soviética los católicos son apenas el 1% de la población. Testimonio, vidas de los santos, peregrinaciones y misas: los puntos centrales de las celebraciones durante el mes. Sacerdote: “Esperamos llegar al corazón de las personas hablando directamente a ellos en su lengua.

 

Nur-Sultan (AsiaNews) – Un período extraordinario para renovar el espíritu de la “minúscula” Iglesia católica de Kazajistán, testimoniar a Cristo poniéndose al servicio de la población, aprendiendo la lengua oficial. Son los puntos centrales del Mes misionero extraordinario en Kazajistán. Habla a AsiaNews el p. Leopold Kropfreiter, misionero de los siervos de Jesús y María en la diócesis de Nur-Sultan (ex Astana). La población católica, decimada por la dominación soviética y por los trabajos forzados, vive hoy una nueva vida, redescubriendo las vidas de los santos y las tradiciones culturales del país, que por primera cosa están llamados a aprender si quieren “hablar al corazón de las personas”. A continuación la narración del sacerdote (Traducción a cargo de AsiaNews). 

 

El mes misionero extraordinario es realmente importante para la Iglesia en Kazajistán, un país donde el porcentaje de católicos y minúscula y en declive. Poco más del 1% de los 18 millones de habitantes de kazajistán es miembro de la Iglesia católica, mientras que más del 70% es musulmán. En este contexto, el mes dedicado a la misión juega un rol crucial.

Cuando el Papa Francisco anunció el Mes misionero extraordinario de octubre 2019, él evidenció cuatro dimensiones que son de particular importancia para poner en práctica el programa del mes: el encuentro personal con Jesucristo en su Iglesia, el testimonio misionero, la formación misionera y la caridad misionero. En lo que se refiere a nuestra preparación, tenemos puesto un gran énfasis en el prestar atención a estos cuatro aspectos.

Kazajistán formaba parte de las Repúblicas soviéticas. En los años 30 y 40 centenares de miles de cristianos fueron deportados a Kazajistán, para ser encarcelados en los campos y obligados al trabajo forzado. Después de la caída de la Unión soviética, muchos descendientes de estos católicos tuvieron la oportunidad de volver al propio país de origen: el resultado fue que la proporción de católicos en el país disminuyó en manera drástica, mientras que el número de musulmanes casi redobló en los últimos 30 años. 

En el país las lenguas oficiales son el kazako y el ruso. Por tradición el ruso es todavía usado en el lenguaje litúrgico. Desde el inicio de este Mes extraordinario misionero, en toda la diócesis de Astana (hoy Nur-Sultan, después del cambio del nombre de la capital- ndr) se organizaron cursos en kazajo, obligatorios para los misioneros. De este modo queremos promover un diálogo más intenso y un contacto más cercano con los kazajos, cuya población de cerca 12 millones de personas representa la mayoría más numerosa de los habitantes de Kazajistán. Esperamos alcanzar los corazones de las personas hablando directamente a ellos en su lengua.

Uno de los puntos fuertes del Mes de la misión mundial fue la peregrinación al santuario de Santa Teresa del Niño Jesús en Pavlodar, el 12-13 de octubre pasado, situado en la parte nordeste del país. Esta peregrinación fue una maravillosa oportunidad para entrar en contacto con muchos misioneros y fieles, cuyas historias de vida y testimonios fueron un gran enriquecimiento para nosotros. El recorrido a este lugar de peregrinación se desarrolla a través de vastas y desérticas estepas. La primera etapa del viaje fue  Ekibastuz, ciudad del carbón, donde un enorme número de personas fue sometido a trabajos forzados en las peores condiciones posibles durante los años de la Unión soviética. Una ulterior etapa incluía la ciudad de Shalbakti, cerca de la frontera con Rusia. Los misioneros, que provienen de todos los ángulos de la tierra, viven y trabajan con gran celo por Dios y por el pueblo de Kazajistán. 

La peregrinación inició con la celebración de la misa, seguida por la narración de la vida misionera de Santa Teresa del Niño Jesús. De la vida ejemplar de esta gran santa de la misión mundial, fue evidente que cada bautizado puede ser misionero.

El momento central de la peregrinación fue la misa celebrada por el arzobispo Thomas Peta. En la homilía él subrayó que la primera y más importante tierra de misión es el propio corazón y la propia alma. Sólo si tenemos un corazón dirigido hacia Dios, somos capaz de ser sus misioneros.

La celebración de la misa continuó con un concierto lleno de colores, con personas vestidas con las varias usanzas nacionales que cantaron canciones tradicionales en sus propias lenguas: kazako, ruso, ucraniano, alemán y polaco. En este contexto se pudo de hecho experimentar el hecho que la Iglesia no es sólo una Iglesia nacional, sino de hecho universal- o en otros términos, católica. 

El mes de la misión mundial en Kazajistán nos ha llevado a una nueva conciencia: cada bautizado cristiano tiene la vocación de ser misionero. Nuestra más grande tarea será invitar a las personas, también a aquellas de tradición islámica, a una vida más abierta y valiente para ser más consciente de la Iglesia de Cristo.

*Misionero en la diócesis de Nur-Sultan (ex Astana)

 

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