Mar Chino: Beijing lista para construir una tercera pista de aterrizaje en las islas disputadas
Beijing (AsiaNews/Agencias) - Beijing ha hecho progresos en la construcción de una tercera pista de aterrizaje sobre un atolón en el Mar Chino meridional, en un área que es blanco de una áspera disputa territorial. Es lo que surge de las imágenes satelitales, a tan sólo un mes del anuncio del gobierno que aseguró que haría interrumpido estas actividades de expansión en menoscabo de Vietnam y las Filipinas. Las imágenes capturadas se remontan a principios de septiembre y muestran una construcción sobre el arrecife Mischief, en las islas Spratly, muy similar a las realizadas por China en los arrecifes de Subi y Fiery Cross.
Según cuanto afirma el Center for Strategic and International Studies (CSIS), centro de inteligencia estadounidense con base en Washington, la nueva pista de aterrizaje reviste particular preocupación para Filipinas. Ésta, de hecho, permite a China instalar más patrullas para el contro del Reed Bank, donde en el pasado Manila condujo tareas de exploración en busca de petróleo y gas natural.
Bonnie Glaser, ecperto del CSIS, agrega que las actividades promovidas por Beijing parecen ser destinadas a la construcción de bases y estructuras de índole "militar". Una pista de aterrizaje de aproximadamente 3.000 metros, de hecho, permite albergar a la mayor parte de los aviones militares de que dispone China. Y, concluye el experto, la instalación de dispositivos y equipamiento militar podría constituir en el futuro “un desafío a la libertad de navegación tanto por aire como por mar”.
Las pruebas de actividades "imperialistas" chinas en la región Asia-Pacífica podrían entorpecer las relaciones entre Beijing y Washington, estando a pocos días de la visita oficial del presidente Xi Jinping a los Estados Unidos. El de las reivindicaciones teritoriales, sin duda, será uno de los temas calientes que estarán en el centro del diálogo entre ambas delegaciones.
De acuerdo a los expertos, con esta actividad China quiere “dar un mensaje” al presidente Barack Obama, confirmando su determinación a perseguir sus propios intereses en el mar incluso a expensas de una “escalada de tensión” con los Estados Unidos. El Ministerio de Relaciones Exteriores chino, por otra parte, continúa afirmando su "indiscutible soberanía" sobre las islas Spratly y su derecho a construir allí base militares.
Hace ya tiempo que Hanoi y Manila - que promovieron una demanda internacional en el tribunal de la ONU, presentada a principios de julio y sin valor vinculante - manifiestan su creciente preocupación por el "imperialismo" de Beijing en los mares meridional y oriental. El gobierno chino reivindica una consistente porción de océano, que comprende a las islas Spratly y las Paracel, que se disputan con Vietnam, Taiwan, Filipinas, Brunei y Malasia (casi el 85% de su territorio).
Entre quienes apoyan a los países del Sudeste Asiático están los Estados Unidos, que ha juzgado "ilegal" e "irracional" que Beijing utilice la llamada "lengua de buey" para marcar el territorio, hasta comprender casi el 85% de los 3,5 millones de km2.
La hegemonía en dicha región reviste una carácter estratégico, tanto en términos de recursos naturales disponibles en el lecho marino -petróleo y gas natural- como en términos comerciales, siendo que dos tercios del comercio marítimo mundial transitan por la zona. Prácticamente deshabitadas, las islas detentan amplias reservas de petróleo y gas natural, así como de otras materias primas.