05/01/2018, 14.39
FILIPINAS
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Manila, se esperan 20 millones de católicos para la procesión del Nazareno Negro

de Santosh Digal

El 9 de enero, en las calles céntricas de Manila, tendrá lugar el tradicional desfile de la imagen de Cristo realizada en madera. Despliegue de imponentes medidas de seguridad. El intendente dispone la clausura de escuelas y edificios públicos. Prohíben portar armas y vender alcohol. 

Manila (AsiaNews) – Veinte millones de católicos se preparan en los últimos días antes de las celebraciones en honor del Nazareno Negro, que se iniciaron el 31 de diciembre y que concluirán el próximo 9 de enero con la tradicional procesión de la centenaria estatua de Cristo, realizada en madera, por las calles céntricas de Manila. Cada año, el traslado de la escultura sagrada (foto) desde su sitio original, la iglesia de San Nicolás de Tolentino, a la parroquia de Quiapo, concluye la novena y asiste a la participación de millones de fieles reunidos en oración, para pedir una gracia o un milagro personal.   

En las Filipinas, la nación asiática donde la mayoría de la población es católica, más del 80% de los casi 105 millones de habitantes está en comunión con Roma. De las celebraciones de carácter religioso, la procesión del “Black Nazarene” es una de las más famosas además de ser la de mayor concurrencia. La estatua del Nazareno Negro representa a Jesús doblegado por el peso de la Cruz. La misma fue llevada a Manila por un sacerdote agustiniano español en 1607, a bordo de un barco proveniente de México. Según cuenta la tradición, la embarcación se incendió durante la travesía, pero la imagen de Cristo se salvó milagrosamente del incendio, a raíz del cual quedó teñida de color negro. La procesión conmemora el primer traslado de la imagen, que fue el 9 de enero de 1767.

Los funcionarios abocados a la seguridad de la iglesia de Quiapo declaran que para el próximo 9 de enero se espera una concurrencia de 20 millones de personas, lo cual marcaría un aumento del 5% en comparación a la procesión del 2017, que duró 21 horas. El gran flujo de fieles provenientes de todo el país y del exterior fuerza a tomar severas medidas de seguridad, a pesar de que las fuerzas del orden no hayan detectado amenazas directas al tranquilo desarrollo de la ceremonia. Habrá 7.000 policías dedicados al servicio, a los que se suman 500 soldados del ejército. Además, la policía de Manila ha dispuesto la prohibición de portación de armas en la ciudad, que regirá del 8 al 10 de enero, así como la interrupción de las telecomunicaciones de celulares durante todo el tiempo que dure la procesión, que afectará un radio de un kilómetro a la redonda. Toda el área metropolitana pasará a ser una no-fly zone, tanto para los aviones como para los drones.

Además de los importantes desvíos del tráfico, el intendente de Manila, Joseph Estrada, ha firmado un decreto del Ejecutivo por el cual se impone la prohibición temporaria de la venta, consumo y distribución de bebidas alcohólicas en un radio de 50 km a la redonda del trayecto a cubrir. La administración de la ciudad también ha declarado la suspensión de clases para el día 9 de enero, que afectará tanto a institutos públicos como privados. Por último, el intendente ha concedido un feriado a todos los empleados de los departamentos, oficinas y comisiones del gobierno de la ciudad. 

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