Lukašenko: Mons. Kondrusiewicz, 'persona non grata’ en Rusia y Bielorussia
Para el presidente bielorruso, el prelado forma parte de una “lista de personas no deseadas”, que comparten los dos países. Para el mandatario, el metropolitano había salido del país “inesperadamente” para “recibir directivas particulares” en Polonia. Mons. Kondrusiewicz participó en las celebraciones marianas en Częstochowa. Iglesia ortodoxa: “Es extraño e incomprensible” que le nieguen el ingreso a Kondrusiewicz.
Moscú (AsiaNews) - El presidente de Bielorrusia, Aleksandr Lukašenko, explicó cómo fue la negativa del ingreso del arzobispo Kondrusiewicz a su país, y declaró que el metropolitano “terminó en una lista de personas non gratas, que comparten Rusia y Bielorrusia”. Se trata de un acuerdo entre los dos países, para impedir el paso de sujetos indeseables desde la primera frontera occidental del “mundo ruso”. Lukašenko dijo “no contar con todas las informaciones”, ya que cambian todo el tiempo. Nosotros ahora verificamos con mucha atención a todos los que entran y salen del país”.
El presidente agregó que el líder de la Iglesia Católica bielorrusa habría salido del país “inesperadamente” para “recibir directivas particulares” en Polonia, y que cuando regresó a Bielorrusia había quedado en la lista de sujetos indeseados. De sus palabras se desprende que Kondrusiewicz tenía una misión de espionaje (razón que motivaría su presencia en la lista común de indeseados en ambos países). Pero lo cierto es que el metropolitano de Minsk participó en algunas celebraciones marianas en Częstochowa.
“No es el único que está en la lista, pero él es una persona muy conocida”, dijo Lukašenko, y agregó que a Kondrusiewicz se le atribuirían múltiples nacionalidades, pero no precisó cuáles. En efecto, cuando era obispo de Moscú, mons. Kondrusiewicz poseía un pasaporte ruso, que no constituiría un problema para regresar a Bielorrusia; otro sería el discurso si se tratase de un pasaporte polaco o vaticano.
“Para nosotros, no cuenta si es el líder de los católicos, de los ortodoxos o de los musulmanes; lo importante es que esté en regla, conforme a la ley. Por cierto, si te entrometes en la política y tratas de influenciar a los creyentes, es decir, a los católicos - que son personas magníficas - entonces tu responsabilidad es doble”, continuó Lukašenko, y agregó: “nosotros no cerramos las iglesias católicas, al contrario; intentamos ayudarlas y protegerlas. Ya vieron lo que sucedió en la plaza de la Independencia (donde se encuentra la “iglesia roja”, ndr), aunque luego hayan difundido una fake news, como si nosotros hubiéramos prohibido el ingreso a la iglesia”, continuó el presidente, “Pueden entrar las personas más diversas, Kondrusiewicz o Lukašenko y otros, pero las iglesias funcionan y continuarán funcionando porque la oración, los creyentes, su camino hacia la iglesia, son las cosas más sagradas para nosotros, y las veneramos”.
El jefe de Estado prometió que “por parte del Estado, no habrá ninguna amenaza hacia la Iglesia Católica u Ortodoxa, hacia los musulmanes o los judíos, prescindiendo de quién se trate; nosotros no permitiremos esto, porque el mundo interconfesional es nuestro mayor orgullo, nuestra vida interna, y siempre estaremos orgullosos de esto”.
El encargado de la oficina de información de la Iglesia ortodoxa en Bielorrusia, el sacerdote Sergij Lepin, dijo que era “extraño e incomprensible” el episodio de la negativa de ingreso de Kondrusiewicz. Expresó su deseo de que se llegue “a una solución positiva en esta situación que se ha creado de forma inesperada” y aseguró “el apoyo fraterno a toda la comunidad católica de Bielorrusia”. Lepin también dijo que su deseo es que “no se cree una contraposición confesional en nuestro país, ya que algunos agitadores quisieran abrir este frente… como telón de fondo de este exceso de habladurías y de incesantes profecías, lo que se percibe es una gran falta de amor,”, escribió Lepin en su blog.
El arzobispo Kondrusiewicz envió una solicitud al Comité aduanero bielorruso, luego de haber pasado la noche en una parroquia de Bialystok, en Polonia: Hoy la arquidiócesus de Minsk envió una solicitud similar, pidiendo aclaraciones. De no recibir respuesta, se realizará un pedido directamente a la oficina de la pressidencia, tal como explicó el vocero diocesano Jurij Sanko. Hasta ahora, la administración de aduanas se niega a comentar lo sucedido. Según los abogados, para rechazar el ingreso de un ciudadano de Bielorrusa que se encuentra conforme a la ley, primero hay que privarlo de la ciudadanía.
El metropolitano no quiso barajar hipótesis sobre los motivos por los que rechazaron su ingreso al país, y afirmó que “no está dispuesto a adivinar las respuestas mirando el fondo de la taza de café”, y que tampoco aguarda una explicación oficial al respecto. “Hoy en día existen los celulares y el correo electrónico, pero hasta ahora nadie me ha respondido… Estoy disgustado, pero todo lo que hice es por el bien del país entero, y no solo en el plano espiritual, también fue así en el pasado, como en 2017, cuando reuní en Minsk a todos os presidentes de las Conferencias episcopales europeas”.
“Espero que solo se trate de un desagradable equívoco”, concluyó el arzobispo, y pidió a todos los fieles católicos de Bielorrusia que recen por él y por la paz en el país, “para que este episodio no aliente la discordia, y para que todos sean capaces de perdonar”.
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