La 'polémica por las bananas' refleja la hostilidad turca hacia los refugiados sirios

Investigan a 31 personas por los vídeos publicados en Internet; hay 11 arrestados y 7 personas ya fueron repatriadas. El enfrentamiento surgió a raíz de una protesta de un ciudadano turco que manifestó que a causa de la crisis, no puede ni siquiera comprar bananas. Como trasfondo, una clase dirigente turca -que aglutina a una mayoría y la oposición- que, tras acoger durante años a los refugiados en nombre del islam, ahora quiere expulsarlos y devolverlos a Siria.

Estambul (AsiaNews/Agencias) - Las autoridades turcas arrestaron y deportaron a un grupo de refugiados sirios por haber compartido en la web y en las redes sociales imágenes y vídeos "provocativos" en los que aparecían comiendo una banana. La polémica en torno a la fruta de la "discordia" surgió en los últimos días, cuando un ciudadano turco se quejó de que la pobreza le impide comprar los alimentos de la canasta básica, como un kilo de bananas. A su modo de ver, la causa de la crisis es el enorme número de refugiados que Ankara acoge en su territorio. De ahí la irónica respuesta de algunos sirios, que no agradó a las autoridades.

"Hasta tú vives con mayores comodidades que yo, que no puedo comer ni siquiera una banana, mientras tú compras kilos de ellas", dice el hombre en la filmación, mientras regaña a una estudiante siria. En el mismo rodaje del 17 de octubre, en Estambul, una mujer turca se suma a las acusaciones, señalando con el dedo a los migrantes sirios que, según ella, "disfrutan" de un estilo de vida "suntuoso" en Turquía, en lugar de regresar a su patria y luchar. No hubo lugar a una respuesta de la muchacha: ella sostiene que ya no tiene un lugar ni un hogar al que volver.

Hasta ahora investigan a 31 refugiados sirios: 11 fueron arrestados y siete deportados por sus “provocaciones”. Otros 11 sospechosos se encuentran en libertad y la policía ha iniciado una búsqueda para localizarlos. Se los acusa de "fomentar el odio y la hostilidad" en la opinión pública. En un momento de grave crisis, no sólo económica sino también social, los vídeos representan un tema sensible, con el riesgo de fomentar la ira entre los ciudadanos. En tanto, el gobierno se empeña en aplacar el descontento y la caída del consenso, un dato que preocupa al partido mayoritario AKP (Partido de la Justicia y el Desarrollo).

Además, el frente contra los inmigrantes es cada vez más amplio y parece cohesionar a gobierno y oposición. En una entrevista con el Hurriyet Daily News, Kemal Kılıçdaroğlu, líder del Partido Popular Republicano y jefe del frente opositor al gobierno, prometió expulsar del país a todos los refugiados sirios y afganos en un plazo de dos años, desde su llegada al poder. "No soy racista, pero soy muy sensible a este tema. No estoy enfadado con la gente que vino aquí", añadió, "sino con la gente que los trajo". Turquía tiene dificultades para alimentar a sus ciudadanos y "no puede hacerse cargo de los refugiados", concluyó.

En una nación de 82 millones de habitantes que aloja a 3,6 millones de refugiados sirios, las consecuencias de la pandemia de coronavirus se han sumado a una situación económica y financiera que ya era compleja en el último periodo. Como consecuencia, los vecinos han dejado de ser "hermanos musulmanes" a los que hay que dar la bienvenida -según los eslóganes del presidente Recep Tayyip Erdogan. Ahora son vistos como huéspedes indeseados que restan recursos a la población local y agravan la pobreza social.