01/04/2019, 12.12
CHINA-UE
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La ilusión de una cooperación ‘win-win’ en las nuevas Rutas de la Seda chinas

de Emanuele Scimia

Xi Jinping ha asestado un gran golpe diplomático al convencer a Italia de participar en la BRI, durante su reciente viaje por Europa. Sin embargo, algunos países de la UE que ya se encuentran participando del mega-proyecto chino han comenzado a cuestionar la estrategia económica del gigante asiático a nivel global.

Roma (AsiaNews) - EI presidente de China, Xi Jinping, no volvió a su patria con las manos vacías, al llegar de Europa el 27 de marzo pasado. Durante su viaje de una semana por el Viejo Continente, Xi presenció un renovado compromiso por el multilateralismo en los líderes europeos, aún pese a que Francia, Alemania y la Comisión Europea han manifestado preocupación por las políticas anti-mercado chinas y por la escasa transparencia de la  Belt and Road Initiative (BRI).

La delegación china volvió a casa con una serie de acuerdos comerciales multimillonarios, entre ellos, un contrato por 33.7 millardos de dólares (30 millardos de euros) para la adquisición de 300 aviones de Airbus, el gigante franco-alemán de la aviación.

Lo más relevante es que el presidente chino ha asestado un “golpe diplomático” con la adhesión de Italia a la BRI, el plan económico de alcance global, con el que China apunta a reforzar los lazos comerciales a lo largo de la antigua Ruta de la Seda, entre Oriente y Occidente.

China está en el medio de una guerra comercial con los Estados Unidos y por ello, el hecho de que un país del G7 se vea involucrado en la Belt and Road es considerado, de alguna manera, como un equivalente a romper el asedio de los EEUU.  

El renombrado experto en asuntos de China Willy Lam resaltó, en un diálogo con AsiaNews, que el principal motivo de la visita de Xi a Europa es demostrar que “China tiene medios para crear divisiones en el seno de la alianza occidental”. Si bien Beijing ha invitado a Italia a contribuir en la BRI, Lam no cree que los italianos vayan a invertir en proyectos vinculados a la iniciativa. “Es como poner dinero en un agujero negro”, sostuvo el sinólogo, sin medias tintas.

Los países de la UE que han apoyado formalmente a la BRI dicen estar convencidos de que así podrán incrementar su presencia en el vasto mercado chino y atraer mayores inversiones provenientes de China.  

Michele Geraci, subsecretario de Estado en el ministerio de Desarrollo Económico italiano, el 27 de marzo pasado declaró, durante el Boao Fórum celebrado en China, que la participación de Italia en la BRI estimulará el crecimiento económico del país, que desde fines del año pasado se encuentra atravesando una recesión.

Sin embargo, los hechos narran una historia muy distinta.

Los Estados de la UE que adhirieron a la BRI en el 2015 han visto crecer su déficit comercial con China –con la salvedad de Hungría y Eslovaquia, que tuvieron un leve mejoramiento. Polonia, la economía más importante del grupo de los 16+1, que reúne a China y a 16 países del centro y este de Europa, ha visto crecer su desequilibrio comercial con el gigante asiático, que ha pasado a ser de 24.2 millardos de dólares (21.6 millardos de euros) en el 2017, frente a los 20.4 millardos de dólares (18.2 millardos de euros) en 2015, según datos aportados por el Banco Mundial.   

Además, las inversiones chinas en los 11 estados miembros de la UE que participan en el formato 16+1 han logrado la modesta cifra de 6 millardos de dólares (5.3 millardos de euros) entre el 2013, cuando se lanzó la BRI, y el 2018. Durante ese mismo período, Gran Bretaña, que constituye el principal beneficiario europeo de la generosidad financiera de China, ha atraído 55.3 millardos de dólares (49.2 millardos de euros), según reporta el China Global Investment Tracker.

El presidente italiano Sergio Mattarella, su homólogo francés Emmanuel Macron, y la canciller alemana Angela Merkel han recordado a Xi que la BRI debiera ser una ruta “en dos direcciones”, y favorecer tanto a Europa como a China.  

En realidad, la idea de entablar una cooperación “win-win” (en la que ambas partes ganen) en torno a las nuevas Rutas de la Seda chinas hoy parece no ser más que una simple ilusión. En este sentido, cabe remarcar que algunos países de la UE que hasta ahora han apoyado el desarrollo de la Belt and Road, incluso llegando en ocasiones a minar la unidad de la UE en sus relaciones con China, han comenzado a reajustar sus políticas en relación a Beijing.

Las alarmas dadas por Polonia y por la República Checa respecto a las amenazas que suponen para la seguridad nacional las tecnologías provistas por el gigante chino de las telecomunicaciones Huawei señalan claramente un cambio en su modo de aproximarse a la potencia asiática. 

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