La evangelización en las zonas remotas de Kalimantan, donde la misión vence a las adversidades
Junto al obispo Mons. Pius Riana Prapdi hemos visitado a las comunidades más aisladas y lejanas de la diócesis de Ketapang. Para llegar es necesario recorrer trayectos inaccesibles en auto y en canoas, cuando el río es navegable. La llegada de la modernidad transformó el ecosistema y el modelo de vida tradicional. El obispo: fuerte motivación y voluntad, para superar desafíos “inimaginables”.
Yakarta (AsiaNews)- Una diócesis perdida en una zona remota de la isla de Kalimantán, donde sacerdotes (y obispo) llegan cada tres, cuatro meses y sólo si las condiciones del río lo permiten, después de centenares de kilómetros por rutas inaccesibles y ríos apenas navegables. El corresponsal de AsiaNews realizó un viaje, junto al obispo, Mons. Paul Pius Rana Prapdi, a varias parroquias entre las más lejanas e inaccesibles entre el fin de 2016 y los primeros días del año nuevo. Se encontró con los nativos y escuchó las problemáticas y los desafíos de una tierra en la cual la misión exige “una gran motivación y una mentalidad fuerte”.
A continuación la narración de este viaje:
También para los católicos indonesios de Kalimantan- y esto vale aún más para Java y las islas esparcidas por el país -la diócesis de Ketapang, en la provincia de West Kalimantan es un lugar del cual gran parte de población no conoce nada al respecto. No parecen tener conciencia de esta vasta diócesis, de la cual gran parte del territorio se encuentra en zonas remotas y difícilmente alcanzables. Y si también tiene un mínimo conocimiento, sus historias son limitadas “a la zona central” de Ketapang. Sin embargo, la diócesis de Ketapang no es sólo el distrito central que, en cambio, se asemeja mucho más a un sub-distrito en Java.
Situada en la extrema periferia meridional de la provincia de West Kalimantan, la gran parte de la diócesis de Ketapang es del todo similar a Java central y la mitad de la provincia de West Java. Con sus 329 “estaciones”- territorios equiparables a parroquias, como son indicadas por la mayoría de los católicos indonesios- ni siquiera el actual obispo, Mons. Pius Riana Prapdi logró visitarlas todas desde cuando inició, hace cuatro años, la guia de la diócesis. “Espero lograr coronar mi sueño de visitar todas las “estaciones” dentro del año”, dice el prelado a AsiaNews, en el curso del viaje, que duró siete días, en las zonas remotas de la diócesis para visitar dos parroquias: la iglesia parroquial de Sepotong y la de Sandai, del 28 de diciembre al 3 de enero de 2017.
Grandes motivaciones y una mentalidad fuerte
Ya, en concreto, se trata sólo de dos parroquias. Pero para algunas “estaciones” de la parroquia de la Sagrada Familia de Sepotong y otra estación en Sandai, no sólo se necesitan grandes motivaciones y una voluntad férrea, sino también una mentalidad de hierro de cuántos intenten participar en esta misión en las zonas remotas.
Para alcanzar estas diversas destinaciones, lejanas hasta 350 kilómetros del centro de Ketapang, tuvimos que viajar a bordo de una jeep Toyota Hilux 4x4, enfrentando el desafío de las rutas llenas de barro y con empedrados que atraviesan la jungla. El viaje en tierra firme cede luego el paso a horas de canoa, empujada por un pequeño motor de 15HP, para llegar hasta los puntos más alejados que no se puede llegar sino vía río y sólo en la estación de las lluvias cuando el nivel del agua permite la navegación. En modo contrario, estas zonas remotas no pueden ser alcanzables de ninguna manera.
AsiaNews se reunió con el obispo en este viaje, con el prelado que nos ofreció una gran oportunidad para ver una realidad completamente diversa respecto a Java. Aquí, en las zonas remotas de Ketapang, la misión pastoral puede ser realizada con una fuerte motivación y voluntad, además que una mentalidad de hierro para enfrentar y superar los desafíos “inimaginables” que se interponen a lo largo de recorrido, cosas que en Java no sucederían: navegar el río a bordo de una canoa por horas, así como viajar a los largo de una ruta de barro en medio de “la nada”.
Veinte años sin haber visto a un obispo
Limat, Tanjung Beringin, Selangkut Raya y Merapu son “estaciones” de Sepotong, en la diócesis de Ketapang. Ellos se encuentran sobre el río Laur. Estas localidades pueden ser alcanzadas sólo a bordo de una pequeña embarcación y sólo en el caso en el cual el nivel de las aguas sea suficientemente “alto”. Un viaje de dos o tres horas a bordo de estas pequeñas embarcaciones de cuatro lugares y sus valijas en la estación “normal”, cuando el nivel del agua es alto. Pero durante la estación seca el nivel es demasiado bajo y para navegar el río se necesitan jornadas enteras, respecto a las pocas horas necesarias cuando el nivel del agua es tal para permitirlo.
En diciembre de 2016, la lluvias caídas con cadencia cotidiana permitieron al obispo poder organizar este viaje a las zonas remotas: una ocasión única para administrar los sacramentos de la Confirmación, dar inicio a una nueva capilla y encontrarse con los católicos nativos, que no ven a su obispo desde hace casi 20 años.
El prelado celebró las confirmaciones en Tanjung Beringin, Limat e Selangkut Raya, donde estaban presentes decenas de niños, jóvenes y adultos. En Merapu se inicaron los trabajos para la construcción de una nueva capilla, después de cuatro años de esfuerzos vanos para la construcción de una simple iglesia en una aldea remota en la jungla.
Encontrar a los católicos nativos dayak en muchas de estas áreas remotas fue una experiencia maravillosa, porque ellos viven un firme y profunda fe si bien no pueden encontrar sino raramente a un obispo o a sacerdotes de paso. El cura visita las comunidades una vez cada tres o cuatro meses, siempre dependiendo de las condiciones meteorológicas y del nivel de las aguas del río. En algunas zonas, las personas usan motos todo terreno, si bien las vías de comunicación vía tierra presentan graves riesgos a causa del fango que las hace muy resbalosas.
No hay electricidad, los teléfonos están mudos y están privados de agua corriente
¿Cuáles son las razones que hacen necesaria una fuerte motivación, además que una mentalidad de hierro?
Esta no es sólo una misión pastoral dirigida a la atención de los nativos Dayak de fe católica, para dar a ellos la Eucaristía, el catecismo y la confirmación. Se trata también de una prueba de resistencia física porque en la zona faltan: electricidad, señal pata los teléfonos, baños, agua limpia, televisión.
El río es el lugar mejor para darse una ducha, si bien cada tanto aparecen los cocodrilos. La electricidad es proporcionada a nivel individual gracias a generadores presentes en cada familia. Las comunicaciones son más o menos imposibles por la falta de señal de los teléfonos celulares, a menos que no se quieran recorrer dos horas de camino en la oscuridad tupida de la floresta, para alcanzar una colina cercana. Y no es posible pensar volver a “casa” con toda seguridad, si no tienen a disposición nativos locales como guías.
Indonesia alcanzó su independencia en 1945. Sin embargo, en algunas zonas del país entre las cuales la provincia de West Kalimantan, donde surge la diócesis de Ketapang, el desarrollo infraestructural es todavía muy precario. No obstante esto, el obispo Pius se comprometió a título personal en la atención de estas personas que no han alcanzado aún un nivel de desarrollo iniciado por el gobierno central y local. En su visita a estas zonas remotas, el prelado promovió no sólo los valores del catolicismo y no sólo ha celebrado sacramentos, sino que también quiso reforzar la moral de la población, en particular a los jóvenes, para garantizar una mejor educación. Él además ha llevado consigo expertos en el campo de la salud, para que trabajasen como docentes y enfermeros.
Por ejemplo en la estación de Selangkut Ray hay un sólo joven nativo que concluyó recientemente los estudios en Java, gracias a la ayuda dada por el obispo. “Sucedió- explica el prelado a AsiaNews- que un benefactor de Java central apoyo este programa de estudios por este joven local”. Sucedió en una sola estación y para los demás se refiere a clases primarias o de grado inferior, que luego han iniciado a trabajar como obreros no especializados- y además mal pagados-en una fábrica de goma o en las plantaciones de palma, con unos sueldos que la mayor parte de las veces son irrisorios.
Agricultura nómada
En casi todas las aldeas, los habitantes se ganan la vida con la agricultura “móvil”. Ellos “queman” y limpian la jungla y crean nuevos campos de cultivo. Gracias a la presencia de masivas plantaciones de palma, en mano de grandes corporaciones, la vida cotidiana de estos nativos está también en peligro visto que las reservas para sobrevivir en esta jungla son cada vez más limitadas: reservas hídricas, varias plantas y verduras que se pueden encontrar con facilidad en la jungla, frutos, etc.
La isla de Kalimantan (conocida un tiempo como Borneo) es más conocida como segundo “pulmón” de la tierra, después de la selva Amazónica. Junto a la isla de Sumatra, la isla de Kalimantan era en origen una floresta por toda la grandiosidad de su territorio. Sin embargo, hoy la mayor parte de esta tupida floresta tropical fue objeto de una masiva deforestación progresiva para conseguir madera y para las plantaciones de palma. Fenómenos que han puesto en serio peligro a las especies raras, incluidos los tigres de Sumatra, los elefantes de Sumatra y lo orangutanes de Kalimantan.
Frente a graves desafíos
A causa de la extensión del territorio, la diócesis de Ketapang debe enfrentar numerosos desafíos, ya sea a nivel material como espiritual. Junto a otros 40 sacerdotes (diocesanos y pasionistas) y decenas de hermanas provenientes de varias congregaciones, la diócesis debe enfrentar numerosas y graves desafíos.
La fuerza de la fe está en peligro
Hace decenios, los nativos locales (Dayak) conducían una vida dedicada a una agricultura “nómada”, mediante la deforestación y la creación de nuevos campos cultivables. Lo hicieron por decenios, según su tradición, hasta que la deforestación inició y muchos parcelas de terreno se transformaron en una plantación mono-cultivo (palmas) y a la excavación de las minas, después de una obra masiva de deforestación. Ellos han cambiado su estilo de vida, abandonando los campos cultivados y aceptando en cambio indemnizaciones en dinero por parte de las compañías. El comportamiento social y las relaciones cambiaron en modo radical, creando nuevos “fenómenos” como las horas de oficina que han tomado el lugar de los rituales y de las ceremonias religiosas en su capilla.
Objetivos de vida
Su más grande sueño se convirtió en el de ser empleados estatales, trabajadores en las plantaciones de palmas o compañías mineras. La vocación religiosa está en baja, pues los jóvenes han iniciado interesarse de otras cosas, en vez de vivir en modo activo la propia experiencia de fe en la parroquia. Hoy los seminarios menores son sólo 35, los seminarios mayores ocho y los sacerdotes 40.
Cuestión ambiental
Hay cambios radicales en el mapa geográfico de la diócesis de Ketapang: de campos de cultivo a minas. De una tupida selva a plantaciones. Antes los locales estaban mucho más ligados a la tierra y al ambiente natural que daba a ellos los medios de subsistencia: pescado, fruta, verdura, animales de caza, etc. Con la desaparición de vasta plantaciones y la progresiva deforestación en toda la diócesis, la Iglesia de Ketapang se bate para preservar la supervivencia misma de todas las creaturas de la región.
17/12/2016 13:14