La bomba de Bangkok: un nuevo paso hacia la dictadura militar
Bangkok (AsiaNews) - A 24 horas de la bomba que golpeó la templo hindú de Erawan, en el centro de la capital tailandesa, aún no ha aparecido reivindicación alguna por parte de algún grupo. Pero los analistas y la gente común están convencidos de una cosa: la bomba hará que se refuerce aún más la presencia militar en el país.
Según el prémier Prayuth Chan-ocha, la bomba que produjo 21 muertos y cientos de heridos tenía como objetivo “destruir nuestra economía y el turismo”.
Las sospechas se concentran sobre un hombre que fue tomado por las cámaras de seguridad y que Prayut piensa que pertenece a “un grupo contrario al gobierno con base en el norte de Tailandia”.
El norte es la zona de donde proviene Thaksin Shinawatra y el movimiento de las “camisas rojas” que en años anteriores ha tenido choques con el de las “camisas amarillas” , ligado a los militares.
Los partidos vinculados a Thaksin y a la hermana Yingluck ganaron cinco veces las elecciones, pero han encontrado una enorme resistencia de los partidos adversarios.
Desde el 22 de mayo de 2014 que Tailandia está bajo la Ley Marcial, luego de que los militares depusieran el gobierno de Yingluck. En abril de este año Prayut reemplazó la ley marcial con un decreto de seguridad nacional que da aún más poder a la junta para aplastar cualquier “acto con miras a herir paz nacional y la estabilidad”. En la mira están los opositores políticos, los medios y los activistas.
“Dentro de algunos días – cuenta una mujer a AsiaNews – se deberían aprobar algunas enmiendas a la nueva constitución que dan al ejército un gran poder. Gracias a tal enmienda, el ejército tendrá poderes especiales por cinco años más luego de la emergencia para garantizar lo que es definida como una transición pacífica. La hipótesis más común es que la bomba sea una señal de la oposición que humilla al ejército, como si dijera: ¿Cómo pueden proteger al pueblo si ni siquiera pueden mantener seguridad alguna?”
Otra hipótesis, ventilada en voz baja, es que haya sido el ejército mismo quien puso la bomba para reforzar la necesidad de “seguridad” y control, reclamada por al menos 75% de la población tailandesa.
Según Paul Chambers, director del Instituto de Asuntos del Sudeste Asiático de Chiang Mai, entrevistado por Bloomberg, la bomba sólo va a llevar a medidas más represivas por parte de los militares y a nuevas protestas contra Thaksin, además de empeorar aún más la economía del país.
Los datos publicados ayer muestran que la economía tailandesa viene desacelerándose en el segundo trimestre debido a una reducción de la demanda interna y de las exportaciones. El futuro tampoco se presenta positivo, dada la sequía que afecta al campo y la devaluación del yuan chino.