La Belt and Road china pierde empuje – al menos, en Europa

de Emanuele Scimia

El grandioso proyecto de Xi Jinping, para potenciar el comercio en la antigua Ruta de la Seda entre China y Europa, tiene problemas de financiamiento. Beijing continúa ofreciendo migajas a los inversionistas que no son chinos. En el 2019, las inversiones chinas en el continente europeo se mantuvieron congeladas en 20 millardos de dólares, con una caída superior al 50% respecto al año anterior. Cada vez más europeos manifiestan estar decepcionados por la BRI – e irritados por la diplomacia china.

Roma (AsiaNews) - Recientemente, el Ministerio de Comercio chino declaró enfáticamente que en el 2019, creció un 8% el intercambio comercial entre China y los países europeos atravesados por las Nuevas Rutas de la Seda. Sin embargo, los líderes de Beijing olvidaron mencionar que la Belt and Road Initiative (BRI) tiene serias dificultades para hallar nuevos inversionistas.

En un documento que fue difundido el 17 de enero, Business Europe sostiene que el mega proyecto de infraestructuras impulsado por el presidente Xi Jinping podría brindar muchas oportunidades de inversión a las empresas del Viejo Continente. La Confederación de Industrias europea destaca, además, que si bien los institutos de crédito chinos se muestran disponibles a dar importantes sumas en préstamo para la BRI, los chinos no tienen la fuerza para financiar todas las infraestructuras requeridas por las naciones euroasiáticas.

Según el China Global Investment Tracker, entre el 2013 y el 2019 se destinaron 730 millardos de dólares a proyectos de la BRI. El 22 de enero del 2019, el gobierno de Beijing declaró que las empresas chinas han invertido 106 millardos de yuanes (16 millardos de dólares) en aquellas naciones tocadas por la Belt an Road, una suma más o menos en línea con el desembolso del 2018.

Las empresas europeas han mostrado interés en la BRI desde su lanzamiento, pero su participación se ve en gran parte limitada por el rol que asumen los subcontratistas – que superan a cualquier competidor extranjero – , tal como fue subrayado por la Cámara de Comercio Europeo en China, en un reporte publicado el 16 de enero.

Sin embargo, el aspecto más decepcionante de la Belt and Road – al menos, para aquellos de Europa que han apostado mucho a favor del poderío financiero de Beijing para reavivar sus balbuceantes economías - es que el flujo de capitales chinos está disminuyendo. En el 2019, las inversiones chinas en el continente europeo se mantuvieron congeladas en 20 millardos de dólares, registrando una caída superior al 50% en comparación con el año anterior e impactando de lleno en los proyectos de infraestructuras.

El presidente checo Milos Zeman, quien hasta hace poco era un convencido sostenedor de la BRI, ha acusado a Beijing de faltar a los compromisos asumidos en los últimos años. La República Checa es un miembro del 17+1, un grupo informal de naciones que reúne a China y a 17 Estados de Europa central, oriental y meridional. El Mercator Institute for China Studies de Berlín destaca que las inversiones del gigante asiático se concentran en Europa occidental y septentrional. Al este de Europa, por ejemplo, solo se ha destinado el 1,5% del total.

Salvo raras excepciones, los europeos tienen una mala opinión del coloso chino y de su líder supremo, afirmó el Pew Research Center el 5 de diciembre pasado. Y el creciente escepticismo respecto a los posibles beneficios derivados de la BRI explica solo en parte esta desconfianza.

La Unión Europea ha criticado a China en reiteradas oportunidades, por sus políticas comerciales desleales y ha manifestado preocupación por los problemas de seguridad vinculados al uso de la tecnología 5G de Huawei, el gigante chino de las telecomunicaciones. Además, muchas cancillerías europeas se han mostrado airadas por los continuos ataques que han recibido de los diplomáticos chinos. Los enviados de Beijing cuestionan cada vez más las tomas de posición de la UE y de algunos de sus Estados miembros contra las políticas represivas en el Tíbet y en Xinjiang, o por el modo en que se maneja la crisis en Hong Kong, y el ostracismo de la dirigencia comunista en Taiwán.