Líbano y Medio Oriente, “consagrados al Corazón Inmaculado de María por la paz en la región”
Por tercer año consecutivo, el patriarca maronita renovó el gesto devocional. El rito se celebró en la basílica de Nuestra Señora del Líbano en Harissa. El card. Béchara Raï habló del mal que se presenta bajo la forma de conflictos, guerras, muertes, éxodo, armas, fanatismo y terrorismo. La consagración ligada a un movimiento de “oración y penitencia”.
Beirut (AsiaNews)- El patriarca maronita, card. Béchara Raï, renovó ayer la consagración del Líbano y de todos los países de Medio Oriente al “Corazón Inmaculado de María” (en la foto). El gesto devocional se inscribe en el cuadro de las apariciones de Fátima (1917), durante las cuales la Santísima Virgen había pedido en modo explícito la consagración de Rusia a su “Corazón Inmaculado”.
El purpurado realizó el rito en la basílica de Nuestra Señora del Líbano en Harissa. Él pidió (a la Virgen) “obtener por intercesión de su Hijo, el Redentor, de demostrar su fuerza de rescate y de salvación y el poder de su amor misericordioso, frenando el mal y cambiando las conciencias”. El patriarca habló del mal que se presenta bajo las formas “de los conflictos y de las guerras, de la muerte y del éxodo, del lenguaje de las armas, del fanatismo, de la violencia y del terrorismo”.
El acto de consagración se realizó en el contexto de una misa solemne, concelebrada por el patriarca siro-católico, Ignacio Giuseppe III Younan y por numerosos obispos y sacerdotes. Concelebraba también el nuncio apostólico en Líbano, mons. Gabriele Caccia: estuvieron también presentes los superiores y las superioras de las órdenes religiosas masculinas y femeninas y una multitud de fieles.
“Con esta doble consagración- continuó el patriarca- y a través de nuestra consagración personal, nos dirigimos a Dios para que penetre en nuestras conciencias y en nuestro país, con su designio de salvación”.
El patriarca luego recordó en modo explícito la presencia del mal dentro de la Iglesia y no fuera de ella. En la homilía, el purpurado afirmó que “el mal se arraiga con facilidad en nuestros corazones de hombres y ataca a la Iglesia, a sus pastores y sus instituciones tanto dentro como fuera de ella”.
Por lo tanto, él vinculó el gesto de la consagración a un movimiento de “oración y penitencia”, levantando la voz contra “la inmoralidad, la profanación de la religión y de las iglesias y la desaparición de la decencia en el vestir y del respeto”.
“A través de este acto de consagración, que la Iglesia maronita renueva por tercer año consecutivo-agregó el card. Béchara Raï- nosotros ponemos al Líbano y a los países de Oriente Medio bajo la protección de Nuestra Señora Madre, Nuestra Señora del Líbano. Lo hemos hecho por primera vez en junio de 2013, respondiendo a una solicitud del Sínodo de Oriente Medio que se realizó en el Vaticano en octubre de 2012, bajo la guía del Papa emérito Benedicto XVI”.
“Se trató de una consagración similar a la de Rusia, por parte de Juan Pablo II, en junio de 1981”. A esta consagración, continuó, “siguió otra, en mayo de 1982 y luego hubo una tercera, el 25 de marzo de 1984, en unión con todos los obispos católicos del mundo”, según fue pedido por la Virgen en 1917.
El acto de consagración realizado ayer por el Líbano, representó el momento conclusivo de tres procesiones y novenas de oración y penitencia promocionadas en tres santuarios dedicados a María: los de Maghouché, Zahlé y Miziara, a partir del 22 de mayo pasado. Estas actividades se realizaron en colaboración con el comité patriarcal dedicado a la vigilancia del acto de consagración, con el movimiento sacerdotal mariano, con sus asociaciones marianas femeninas entre las cuales figuran las hermanas de la Familia del Corazón de Jesús y la Liga de las comunidades marianas. Estos gestos devocionales y la consagración de los individuos, parroquias, diócesis han tocado el corazón y las conciencias de miles de fieles.
02/05/2017 13:54
17/12/2016 13:14