Jubileo en China, entre cruces destruidas y sacerdotes registrados
Terminadas las festividades por el Año Nuevo chino, las autoridades vuelven al trabajo: derribada antes del amanecer la cruz de la Iglesia Católica Zhuangyuan, en Wenzhou. Desde finales de 2013 unos 1.700 cruces fueron destruidas sólo en la provincia de Zhejiang. El gobierno central anunció que "a finales de este año" los sacerdotes católicos y taoístas necesitan obtener el "pasaporte" para la práctica religiosa.
Wenzhou (AsiaNews) - Un equipo de demolición, antes del amanecer del 25 de febrero, ha tirado la cruz desde el techo de la iglesia Zhuangyuan, la parroquia católica de Wenzhou Yongqiang. La comunidad de los fieles no había sido informada de la decisión y no pudo evitar la eliminación del símbolo sagrado. Desde finales de 2013, se puso en marcha la campaña "Tres ajustes y una demolición", sólo en la provincia sureña de Zhejiang al menos 1.700 cruces han sido destruidas.
La noticia de la última demolición (en orden cronológico) es confirmada por la agencia UCAN. Un católico, citado por la misma fuente, dice que "las vacaciones del Año Nuevo Lunar han finalizado el 22 de febrero. Ahora están todos de vuelta en el trabajo, incluidos los directores y funcionarios de diversas oficinas religiosas". En la mira ahora estará otra iglesia católica de la misma parroquia, Bajia, a la que las autoridades han cortado ayer, los suministros de agua y electricidad. La comunidad católica de Zhejiang tiene alrededor de 210 mil fieles.
El Año Santo de la Misericordia es experimentada por la Iglesia local a través de numerosas obras de caridad, que siempre han sido un sello distintivo de los católicos chinos. Las comunidades individuales de las diversas diócesis del país han incrementado en este período su compromiso espiritual: peregrinaciones más frecuentes, la participación en la misa y las reuniones de oración.
Un programa detallado de las diversas iglesias también prevé la aplicación de las obras de misericordia recomendados por el Papa: visitar a los enfermos, a los ancianos, a los discapacitados, a los orfanatos. Casi todas las grandes ciudades del país han abierto su Puerta Santa, y las autoridades no han perturbado las celebraciones religiosas incluso en aquellas diócesis cuyo obispo no es reconocido por el gobierno. Sin embargo, estos signos positivos chocan con la eliminación de los cruces y con el proyecto de catalogación de los sacerdotes.
El gobierno chino ha puesto en marcha una campaña "integral" que tiene como objetivo crear una "base de datos completa" de los religiosos que operan en su territorio. La primera fase ha apuntado a los monjes budistas, especialmente los seguidores de la "bufanda amarilla" tibetana: las autoridades locales de Lhasa, han publicado en línea los nombres y datos particulares de los monjes que se cree "originales" e instó a los fieles a "no dar peso" a aquellos que no tienen el certificado expedido por el poder político.
Al principio, esta decisión se justificaba por "necesidad imperiosa" para poner fin a las estafas operados por monjes falsos contra los fieles budistas. Pero ahora, con la expansión del proyecto a los sacerdotes católicos y los taoístas, el plan comienza a adquirir los contornos de un verdadero y efectivo registro.
El documento emitido por el gobierno central se ve como un pasaporte, contiene los datos sensibles de los religiosos e incluso un código QR, para garantizar la autenticidad. La China Central Television ha emitido un informe largo en el que explica que, dado los "grandes éxitos" conseguidos con los budistas, a finales del año el documento también será obligatorio para las otras dos religiones. "Pronto - añade el periodista - se incluirá los imanes musulmanes y pastores protestantes, y así la obra será completa" [China sólo reconoce cinco religiones oficiales. ndr].
Además, el gobierno central ha comenzado a pedir a todos los lugares religiosos en el territorio nacional solicitar un Certificado Nacional de Organización que debe comprobar la autenticidad e impone a los diversos líderes que los guían abrir una cuenta bancaria única en una institución de crédito estatal, controlada por el Partido. De esta manera se quiere comprobar el flujo de dinero que reciben las religiones, para denunciar los fondos extranjeros temidos como “impulsores para la revolución”.
El certificado para el estado religioso será expedido por la Administración estatal de Asuntos Religiosos y tendrá que ser aprobado por las Asociaciones patrióticas de referencia. Esto, de hecho, obligaría a los sacerdotes católicos a unirse a la AP, declarada "incompatible con la fe católica" por el Papa Benedicto XVI en su Carta a la Iglesia china. Texto que el papa Francisco ha definido “todavía valido”.
Estos cambios, explicados siempre en la televisión estatal, "están destinados a mejorar la gestión y el servicio de las organizaciones religiosas, para erradicar el fraude y proteger los derechos de los fieles". A los que no reciben el título o son rechazados para el certificado "no se le permitirá llevar a cabo cualquier actividad religiosa".