25/02/2019, 12.15
ARGELIA - ISLAM
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Joven musulmán: el pueblo de Argelia se alza contra la dictadura de las mezquitas

de Kamel Abderrahmani

Por primera vez en dos décadas, decenas de miles de personas salen a las calles para protestar contra Bouteflika. El presidente de 81 años se dispone a candidatearse para un quinto mandato. Lo respaldan los líderes religiosos, que se oponen a las protestas en nombre de la estabilidad y de los preceptos del islam. La red de los imanes sostiene a la actual dirigencia. 

París (AsiaNews) – Por primera vez en 20 años, decenas de miles de personas han tomado las calles en varias ciudades de Argelia en los últimos días, para protestar contra el reinado de Abdelaziz Bouteflika, que ha cumplido 20 años en el poder. El presidente de 81 años y líder de larga data de la nación -a quien se lo espera en Suiza en los próximos días, para acudir a unas consultas médicas- se dispone a candidatearse para un quinto mandato, lo cual ha desencadenado la protesta popular. La policía ha respondido a las concentraciones, arrojando explosivos y reprimiendo con violencia. La magnitud de la protesta ha dejado sorprendidos a los mismos opositores, empezando por la capital, donde las manifestaciones están prohibidas desde el 2011. Sobre esta cuestión, hemos recibido una reflexión del académico Kamel Abderrahmani, argelino y musulmán de 30 años. A continuación, transcribimos su comentario:  

 

Siempre he dicho que “lo que me asusta no es tanto el [extremismo] islámico, como el islam oficial”. Obviamente, mi pensamiento podría parecer críptico, en caso de ser malinterpretado. En realidad, mis argumentos siempre han sido sólidos, construidos y fundados sobre mi experiencia personal y sobre mis observaciones. Si el islamismo, como ideología minoritaria en el mundo musulmán, aspira a la creación del Califato, el islam oficial permanece como un motor esencial para ello ya que favorece, no solo el estancamiento de la teología musulmana en todos sus elementos rituales y culturales, sino que también opera en el ámbito de las poblaciones mayoritariamente musulmanas.

Este punto de vista, que sigo defendiendo todavía hoy, puede resultar más claro al constatar lo que está sucediendo en Argelia. Ante todo, este país merece ser tomado en consideración, ya que acaba de rebelarse contra un régimen político que lo mantiene oprimido desde hace más de veinte años. Tras el anuncio de la candidatura de Bouteflika para su sucesión en el poder, se multiplicaron los llamamientos a manifestarse contra esta decisión absurda, con una convocatoria para el 22 de febrero de 2019, luego de la oración del viernes. En realidad, para impedir que el pueblo exprese su descontento, el régimen no vaciló en recurrir a uno de sus pilares: los imanes.

Estos últimos fueron instruidos a fin de celebrar oraciones del día viernes que invocasen a la paz y a la estabilidad. Pero lo cierto es que ellos hablan de una estabilidad que sólo puede observarse entre los que gobiernan, porque día a día, el país parece estar sumiéndose más y más en la pobreza. Para expresarlo de otra manera, es una nación rica pero con un pueblo pobre. Los imanes, como funcionarios del Estado y como representantes del islam oficial, se han basado en textos religiosos apócrifos que prohíben “manifestarse contra el gobierno” (1) y han incitado a los mismos salafitas a lanzar llamamientos en la web, que se enfocan en la importancia que reviste el respeto por el presidente.

Para aclarar un poco el concepto, es necesario saber que estos textos apócrifos de naturaleza política fueron inventados e impuestos por los califas omeyas y abasíes, con el objetivo de paralizar sus sociedades. En efecto, ellos refuerzan sus dictaduras a través de textos religiosos falsos, porque fue en esa época que se escribieron los Hadiz, los dichos y las anécdotas sobre la vida del profeta Mahoma.  

¡A pesar de ello, a veces el viento sopla en direcciones inesperadas! En Argelia, los fieles se negaron a continuar con la oración del viernes. Es el caso, por ejemplo, de la gran mezquita de “al-Kawthar”, en Bugía – un departamento que se encuentra a uno 250 km de Argel- y de otras mezquitas diseminadas por todo el país. Hubo al menos tres millones de argelinos saliendo a las calles para manifestarse contra el quinto mandato de Bouteflika, incapaz de hablar y de ir contra el sistema mafioso que lo gobierna y lo mantiene en el poder.

Retomando la idea del islam oficial, cabe observar que esta religión siempre ha sido un medio para mantener a la población en la ignorancia. Este islam estático contribuye a la difusión de un islamismo en su forma pacífica y obediente al sistema de poder, además de ser una de las ramas del salafismo exportado por Arabia Saudita, y que Argelia jamás había conocido hasta entonces, Ellos han sido utilizados contra los Hermanos Musulmanes -hostiles a los regímenes de las dictaduras árabes- así como contra los movimientos opositores laicos.

Para que puedan adquirir un mejor conocimiento de la situación, cabe mencionar que Argelia lleva veinte años bajo el régimen de Bouteflika, y que desde el 2013 él ha dejado de dirigirse al pueblo, a causa de un derrame cerebral que lo ha dejado afectado. Hoy en día, el régimen trata de imponerlo, tal como ha hecho otras veces, utilizando, entre otras cosas, un islam oficial favorable a su sagrada ignorancia, hostil a las minorías religiosas y étnicas, con el propósito de separar al argelino del resto del mundo, y así mantenerlo dócil. Por último, la dictadura vigente en Argelia bendice la ignorancia y el integralismo religioso en todas sus formas. Es por ello que no podemos excluir la posibilidad de un retorno del fundamentalismo en su forma más violenta: el terrorismo.

Pregunta: “¿Las manifestaciones son una vía legal para el proselitismo (da’wa)?”

Respuesta: “Alabado sea Alá, Señor del universo, oraciones y bendiciones sobre nuestro Profeta Mahoma, sobre su familia y sobre sus compañeros y cuantos le siguen en la caridad hasta el día de la resurrección. Él dice: Las manifestaciones con algo inventado, porque nada de esto se conocía en la época de los camaradas, como tampoco en la de los califas bien guiados ni en la de los camaradas que vinieron después de ellos. Estas provocan problemas y desórdenes, y es por eso que están prohibidas. (Durante las manifestaciones) se rompen vidrieras, puertas y otras cosas, los hombres se mezclan con las mujeres, los ancianos con los jóvenes, y suceden otras cosas blasfemas y malas. En cuanto al hecho de presionar a las autoridades, si hay una autoridad musulmana, basta con solicitar la palabra de Alá y la Sunna de su Profeta (sallallahu 'alayhi wa sallam), y este es un bien que se ofrece a los musulmanes; si el gobernante no es creyente, él no considerará en absoluto a estos manifestantes. En apariencia, los tratará con cortesía, pero en realidad oculta su aversión. Es por eso que creemos que las manifestaciones son un factor que debe ser reprendido. En cuanto a aquellos que dicen que las manifestaciones son pacíficas, puede ser que eso sea cierto en las fases del inicio o la primera vez, pero luego revelan ser destructoras. Por tanto, aconsejo a los jóvenes seguir la voz de los salafistas, porque Alá ha elogiado a los Muhajirin, a los Ansar y a aquellos que los siguieron en la caridad.

Fuente: Al-Jawab Al-Abhar li fawa’id siraj

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