Jerusalén, la Pascua ortodoxa se tiñe del cisma ruso-ucraniano
El patriarca Teófilo de Jerusalén prohibe la participación de los ucranianos en las fiestas pascuales en Tierra Santa. A los ortodoxos “cismáticos” les es prohibida hasta la oración en los Lugares Santos. La gratitud de Moscú.
Moscú (AsiaNews)- En los días de Pascua, los ortodoxos miran en modo particular al Santo Sepulcro de Jerusalén, lugar de la memoria de la muerte y de la resurrección de Cristo, pero también terreno de afirmación de la “verdadera Ortodoxia” y de la denuncia de toda herejía y todo cisma. No es casual que en las semanas cuaresmales es proclamado el “triunfo de la Ortodoxia” y los fieles son invitados a intercambiarse el recíproco perdón, sobre todo por las debilidades de fe. Este año en particular la gran “debilidad” se refiere a la división entre rusos, ucranianos y griegos, que provoca conflictos no sólo en las iglesias, sino también en las casas y en las familias y llevó a la exclusión de los ucranianos de las fiestas pascuales en Tierra Santa.
De hecho, no son pocos los núcleos familiares, sobre todo en Rusia y Ucrania, donde los miembros pertenecientes a jurisdicciones recíprocamente hostiles (patriarcado de Moscú o de Constantinopla, Iglesia autocéfala de Kiev o Exarcado ruso de Europa y otras más). Para evitar cualquier ambigüedad, el patriarca de de Jerusalén, Teófilo prohibió a todos los miembros de la nueva Iglesia ucraniana autocéfala, eclesiásticos y laicos, que se encuentren en los territorios de patriarcado, de participar en las funciones religiosas. “Ninguna forma de participación, ni siquiera la oración en los lugares santos, para los representantes de estas estructuras cismáticas”, está escrito en el comunicado oficial.
Teófilo, desde siempre está unido a los rusos, que solicitó decididamente estas medidas drásticas. Estas fueron enfatizadas por las declaraciones del jefe del servicio de prensa del patriarcado de Moscú, el p. Alejandro Volkov: “Los cismáticos intentaron en varios modos de entrometerse en las funciones ortodoxas de Jerusalén”. Él por lo tanto expresó gratitud al patriarca Teófilo “por su firme posición sobre la imposibilidad de participación de los cismáticos den los ritos celebrados por los sacerdotes de las Iglesias ortodoxas canónicas en los santuarios de Tierra Santa”.
En particular, los “cismáticos ucranianos” serán mantenidos alejados del “fuego de Gracia” del Santo Sepulcro, considerado un milagro “exclusivamente ortodoxo”. También este año, como sucede desde 2003, los rusos han organizado a propósito una delegación de la fundación de “S. Andrés Protoclito”, bendecida por el patriarca y financiada por representantes de primer nivel del poder económico y político ruso, algunos de los cuales están a la cabeza del grupo. La delegación, esta vez fue reforzada hasta más de cien personas, entre peregrinos y servicio de orden; que partió el viernes del aeropuerto de Vnukovo en Moscú, participa en las funciones del Sábado Santo y de la vigilia Pascual con la finalidad de recoger las “santas llamitas” para los fieles rusos.
El “fuego santo” se enciende milagrosamente en el Santo Sepulcro durante la vigilia de la resurrección de Cristo en la Pascua ortodoxa, en una enorme lámpara llena de aceite con 33 velas, que simbolizan los años de la vida de Jesús. Durante el Sábado Santo se apagan todas las luces y las velas de la basílica y los patriarcas se disponen delante del lucernario, en espera del milagro del fuego que “desciende” sobre ellos. En la historia nadie logró explicar el origen del milagro, no obstante los muchos intentos.
Inmediatamente las llamas son subdivididas para ser llevadas a las tierras ortodoxas y la mayoría de ellas viene confiscada por los rusos, los más devotos de esta tradición. Durante la noche misma del 27 de abril, la delegación vuelve a Moscú, recibida por una gran multitud en el aeropuerto de Vnukovo, cada uno con la lámpara para llevar a todos los lados. La llama más grande es llevada a la catedral de Cristo Salvador, donde el patriarca Cirilo da inicio a la celebración con el grito “¡Cristo Resucitó!”, al cual todos responden “¡Realmente resucitó!”, encendiendo lugo la vela de la llama milagrosa para proceder a la procesión inicial de la Vigilia Pascual. Al metropolitano Epifanio de Kiev, este año, le tocará prepararse un “fuego autocéfalo”, esperando en el milagro de una futura reconciliación entre las Iglesias ortodoxas.
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