Jaffna, madre tamil llora a su hija raptada, que cumpliría 25 años
Jeromy fue raptada por el ejército el 4 de marzo de 2009. La madre, Jeyavanitha, continúa festejando cada cumpleaños de su hija, el 28 de mayo. Cerca de 50 mujeres se reunieron en un piquete pacífico. “Jamás dejaremos de reclamar para saber qué sucedió con nuestros hijos desaparecidos. Seguiremos hasta la muerte”.
Colombo (AsiaNews) – “El 28 de mayo, Kasipillai Jeromy habría cumplido 25 años”. Habría podido cortar el pastel y apagar las velitas, festejar el cumpleaños llena de besos y del afecto de sus seres queridos. Y en cambio, ella sigue desaparecida desde hace ya ocho años”. Es el angustiante recuerdo de la madre Kasipillai Jeyavanitha, que lucha para saber qué le sucedió a la hija, raptada en las últimas fases de la guerra civil entre los Tigres Tamiles y el ejército. Sus esperanzas de volver a abrazarla volvieron a encenderse en el año 2014, cuando en un volante electoral del candidato a la presidencia Maithripala Sirisena, actual jefe de Estado de Sri Lanka, ella reconoció a su hija junto a otros jóvenes. “En ese momento –afirma a AsiaNews- para nosotros se inició una nueva vida, alimentada por la esperanza de que ellos están con vida, y de que se encuentran en alguna parte del país. Pero hasta hoy, no se ha hecho nada al respecto. Pedimos al presidente que escuche nuestros ruegos”.
Nos reunimos con Jeyavanitha, una católica de etnia tamil, en Kilinochchi, en la península de Jaffna. Desde hace casi 100 días, la mujer conduce un Sathyagraha (piquete pacífico) sobre la calle principal, junto a otras 50 mujeres, todas madres de adolescentes desaparecidos de la nada durante el conflicto. “Algunas de nosotras van y vienen –cuenta- mientras que yo me quedo sentada aquí, día y noche. Mi marido y mis hijos vienen a visitarme, porque yo no quiero irme de aquí”.
Como todos los años, en el día del cumpleaños de su hija Jeromy, la madre come un pedazo de pastel en su memoria. “Jamás dejaré de festejar su cumpleaños –afirma- así como el de tantos jóvenes de quienes nos se supo más nada”. Con lágrimas en los ojos, la mujer relata cómo fue el momento en que unos militares raptaron a su hija: “Fue el 4 de marzo de 2009. Mi hija estaba entre los miles de personas que quedaron atrapadas en los territorios controlados por los rebeldes tamiles. Durante un bombardeo, mi hija de 17 años y yo escapamos para buscar un refugio seguro. Pero fuimos bloqueadas por un camión del ejército. Los militares descendieron, nos hicieron subir a la parte trasera del vehículo, junto a otras mujeres”. “Mi hija Jeromy lloraba –recuerda, partida de dolor- y quería saltar y arrojarse del camión. Pero yo se lo impedí y le dije que mientras estuviésemos juntas, nada malo nos pasaría. Pero unos minutos después, los militares nos empujaron a mí y a otra mujer fuera del camión, y arrancaron nuevamente a toda velocidad. Esta fue la última vez que vi el rostro de mi hija, que se desvanecía a medida que el camión se alejaba, dejando a nuestras espaldas una nube de arena”.
Luego de reconocer a su hija en el volante electoral, en agosto de 2015 Jeyavanitha fue al encuentro del presidente Sirisena, quien le aseguró que quería abrir una investigación. “Nada sucedió. Y nosotros no pudimos reconocer los uniformes que los jóvenes vestían en esa foto, ni la escuela en la que se encontraban. Solamente el presidente lo sabe, y sólo él podría decirnos algo”. La mayor parte de las mujeres que están llevando adelante la sentada pacífica “ya son ancianas”. Pero jamás dejaremos de reclamar, para saber qué les sucedió a nuestros hijos desaparecidos. Seguiremos hasta la muerte”.
01/09/2021 15:28