Internautas y medios de comunicación chinos atacan a las marcas que boicotean el algodón de Xinjiang

Los productores de la región autónoma de China, acusados de explotar a los uigures y a otras minorías musulmanas a través del trabajo forzado. Los jóvenes comunistas llevan adelante una campaña de boicot contra las cadenas de indumentaria occidentales. Beijing utiliza su poderío comercial para intentar bloquear las sanciones de EE.UU y Europa.

Beijing (AsiaNews) – Los internautas, los medios de comunicación estatales y las celebridades chinas arremeten contra los gigantes occidentales de la industria indumentaria que se niegan a comprar algodón de Xinjiang. Muchos acusan a los productores de la región autónoma china porque explotan a los uigures y otras minorías de habla turca y fe islámica, a través del trabajo forzado.

La estadounidense Nike y la sueca H&M son los primeros objetivos de la campaña de boicot. La mira también se centra en Adidas, New Balance, Burberry, Puma y Gap. Algunas de estas marcas ya habían anunciado el año pasado que dejarían de comprar algodón e hilo proveniente de Xinjiang. Los ataques contra estas empresas se suceden desde el 22 de marzo, fecha en que Estados Unidos, la UE, Gran Bretaña y Canadá decidieron imponer sanciones contra China por las violaciones de los derechos humanos en Xinjiang.

Según datos de expertos, confirmados por las Naciones Unidas, las autoridades chinas actualmente (y en el pasado) mantienen y han mantenido a más de un millón de musulmanes detenidos en los campos de concentración en Xinjiang, la región que uigures, kazajos y kirguises denominan el “Turquestán Oriental”.

En recientes revelaciones de los medios, salió a la luz la existencia de campos de trabajo forzado en la región autónoma china. En estos sitios, habría cientos de miles de musulmanes trabajando contra su voluntad en la cosecha del algodón. Según el investigador alemán Adrian Zenz, en Xinjiang hay establecimientos textiles construidos junto a los campos de concentración. Las imágenes satelitales muestran masas de personas en uniforme, que se desplazan de un sitio a otro.

Los chinos desmienten todas las acusaciones: sostienen que en Xinjiang hay centros de capacitación profesional y proyectos orientados a la reducción de la pobreza, y a la lucha contra el terrorismo y el separatismo.

Las protestas contra las marcas occidentales comenzaron ayer con un post en Weibo. En esta popular red social china, la Liga de la Juventud Comunista escribió que H&M no puede esperar "ganar dinero" en China mientras "boicotea el algodón de Xinjiang". Los medios de comunicación nacionales se hicieron eco de la postura de las organizaciones juveniles del Partido Comunista. La CCTV afirmó que H&M "pagará un alto precio por sus errores".

Luego de las declaraciones, tres sitios chinos de e-commerce – Pinduoduo, JD.com y Tmall – retiraron los productos de H&M de sus plataformas de venta. El mundo del espectáculo también tomó posición contra las compañías de indumentaria occidentales. Numerosos actores y actrices anunciaron que habían interrumpido las relaciones con H&M y afirman que los derechos de su país valen más que cualquier otra cosa.

Beijing está bajo presión. Estados Unidos y la UE parecen cada vez más dispuestos a coordinar sus acciones contra el gobierno chino. Éste ha respondido a las sanciones sobre Xinjiang con contramedidas punitivas dirigidas contra organismos de la UE, eurodiputados, políticos, académicos y centros de investigación europeos. Golpear a las empresas occidentales es otra medida de represalia. Es un intento de convencer a las empresas y a la opinión pública de Estados Unidos y Europa de que no vale la pena desafiar a China.