Indiferencia y fatalismo: las petro-monarquías del Golfo, una ‘amenaza’ para el planeta
En la ONU se delibera sobre el cambio climático, mientras jóvenes de 150 países salen a las calles para promover una mayor concientización. Sin embargo, en la región medio-oriental, donde la prioridades con la seguridad y el trabajo, este sigue siendo un tema secundario. En Arabia Saudita, el 25% de la población sufre de asma. Para el año 2100, permanecer al aire libre en el Golfo Árabe será una amenaza “mortal”. Surgen pequeñas señales de esperanza en los Emiratos.
Beirut (AsiaNews/Agencias) - En estos días, en Nueva York, la comunidad internacional se reúne para la 74ta Asamblea General de las Naciones Unidas, en torno al tema de la “lucha contra el cambio climático y en favor de la sostenibilidad”. Durante el fin de semana, en más de 150 países del mundo, desde los Estados Unidos a Malasia, los jóvenes salieron a las calles para sensibilizar a los gobernantes sobre el calentamiento global y las amenazas para la supervivencia del planeta. Sin embargo, en la región medio-oriental y en el mundo árabe en general, donde la tasa de polución es una de las más elevadas, el problema aún sigue siendo relegado a los márgenes, y las personas, los jóvenes inclusive, parecen tener una actitud fatalista, que puede ser resumida en la frase del ambientalista libanés Nouhad Awwad: “¿El cambio climático? La respuesta más común es que esta es una cuestión que está en manos de Dios, y que no podemos hacer nada al respecto”.
A diferencia de sus coetáneos de gran parte del planeta, el 20 de septiembre pasado, pocos jóvenes del mundo árabe han respondido a la convocatoria de salir a las calles para manifestarse por el clima. En efecto, de las 150 naciones que participaron, solo adhirieron siete del mundo árabe, y lo hicieron de una forma completamente “marginal”, según confirman los expertos del sector.
Por otro lado, la ecología “no es un tema que haga ganar las elecciones”, o bien la atención se desplaza hacia la “seguridad y la economía”, en un área donde la guerra es un elemento común y cotidiano en muchas partes, donde escasean las libertades individuales y cuesta encontrar trabajo, comida, medicamentos, recursos básicos. En esta parte del mundo, la ecología muchas veces es vista -equivocadamente- como un “lujo occidental”, un problema de “los ricos”. El tema ambiental está presente, según subraya Awwad, quien participa del Arab Youth Climate Movement (AYCM), pero “las prioridades siguen siendo otras, como la seguridad”.
Estudios difundidos por la ONU en el día de ayer muestran que el quinquenio 2015-19, que está por concluir, será el de mayor calor que se haya registrado en el planeta. Según la Organización Metereológica Mundial (OMM), la temperatura media sería 1,1 grados más alta, comparada con el período de 1850-1900. Y las consecuencias de ello podrían resultar desastrosas, empezando precisamente por las naciones del mundo árabe, ya que el Oriente Medio, junto con el Norte de África (MENA) será la región en la cual habrá de producirse la mayor elevación de temperaturas, que llegará a “duplicar la media mundial”, explica a L’Orient-Le Jour (LOJ) el analista Sagatom Saha.
Ambientalistas y expertos explican que es necesario sensibilizar más a la población, empezando por una pedagogía orientada a los jóvenes y creando temas de discusión en las redes sociales, en los lugares de encuentro, en las escuelas. En apenas 42 días, Qatar ha agotado todas las energías renovables disponibles para el 2019. El pequeño emirato es el primer productor de gases de efecto invernadero -en proporción al número de habitantes-, que incluso triplican los de los Estados Unidos”, según el National Geographic.
Además, las petro-monarquías del Golfo ocupan los primeros puestos en polución del aire y del agua: si todos viviéramos como la población de Qatar, advierten los científicos, “serían necesarios 10 planetas”, para alojar semejante explotación de recursos y emisiones. Este es un problema conectado con el hecho de que sus riquezas dependen de los hidrocarburos (petróleo crudo y gas natural), que son los mayores contaminantes, como puede observarse en las columnas de humo que se elevan de las refinerías sauditas y de aquellas de los emiratos o kuwaitíes. Un estudio de Nature Climate Change del mes de octubre de 2015 afirma que para el año 2100, el solo hecho de permanecer al aire libre en el Golfo Pérsico podría ser “mortal” para un ser humano.
Y las repercusiones sobre la salud de las personas ya comienzan a sentirse hoy: en Arabia Saudita, un cuarto de la población (es decir, más de 8 millones de habitantes) sufre de asma. Una de las tasas más altas del mundo. Detrás del reino wahabita se ubican Kuwait y Qatar, con un promedio en torno al 20%. Tal como advierten los estudiosos, el panorama general está lejos de ser prometedor pero sin embargo subsisten débiles señales de esperanza gracias a algunas iniciativas -limitadas y locales- por parte de gobiernos y ciudadanos en singular. Los Emiratos Árabes Unidos (EAU) han promovido un programa nacional llamado Vision 2021 que apunta a mejorar la calidad del aire, preservar los recursos hídricos y reforzar la Green Economy. Una iniciativa del mismo tipo está llevando adelante Riad, en el marco del plan Vision 2030, que apunta a un desvinculamiento progresivo de los hidrocarburos. Sin embargo, se trata de respuestas que siguen siendo insuficientes, frente a una cuestión que parece ser cada vez más fundamental para el futuro del planeta.
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