Imán Drouiche: la violación de cristianas y yazidíes no puede ser considerada un derecho islámico (I)
Según Suad Salih, profesora en la Universidad de al Azhar, poseer a las esposas del enemigo para el propio placer durante la guerra, es legal y está autorizado por el islam. Según los juristas de Daesh, en el islam, está permitido vender, comprar u ofrecer mujeres, e incluso niñas, como esclavas. ¿Por qué justificar estos crímenes salvajes contra seres humanos simplemente porque no son musulmanes? La urgencia de un cambio profundo.
Nimes (AsiaNews) - Ahora que el reino de Daesh (Estado islámico) aparentemente se derrumbó, emergen continuamente las pruebas de la violencia constante, por parte de los milicianos, contra las mujeres, niños y niñas, cristianos y yazidíes, que se han convertido, con el tiempo, en objetos sexuales, esclavos para vender y comprar. En ese momento, AsiaNews presentó algunos de estos testimonios escalofriantes en Irak y en Siria. Pero el fin de Daesh no significa que se haya puesto fin a estos ataques contra la dignidad de las mujeres y los niños. En el mundo islámico existen instituciones -los imanes- e incluso universidades -como al-Azhar, el centro cultural musulmán más autorizado- en las cuales se enseña -como elementos de la ley islámica- que mujeres, niñas y niños no-musulmanes constituyen un "botín de guerra", y que ellos pueden ser utilizados como objetos de placer y como moneda de cambio. Para Hocine Drouiche, vicepresidente de la Conferencia de los imanes de Francia e imán de Nimes, es hora de cambiar el derecho islámico y de purificar la enseñanza islámica de todo aquello que entre en conflicto con la dignidad humana y con el derecho internacional. Este paso es urgente, para evitar que a futuro se produzcan nuevos genocidios contra las minorías no-musulmanas, y para facilitar la coexistencia entre las comunidades sociales y religiosas. Aquí presentamos la primera parte (de tres) de su estudio sobre este tema.
En la mayoría de los países islámicos, a veces vemos una confusión entre la ley religiosa y la ley positiva o aquello que constituye su aproximación. En efecto, la vida en la sociedad condiciona el fenómeno legal de una manera necesaria y suficiente. Sin embargo, la regla legal no es el único regulador del comportamiento humano. Por lo tanto, "la afirmación de su especificidad pasa por dos fases".
En las sociedades arcaicas (antiguas o medievales) o muy religiosas, los dos grupos de reglas no se distinguen: los preceptos religiosos funcionan como ley civil. Por el contrario, en otros Estados, el derecho es distinto de la religión pero, al mismo tiempo, inspirado por ella.
Como consecuencia, se tiene una dualidad de reglas, que pueden estar superpuestas o incluso ser contradictorias.
Además, sus objetivos también divergen: la religión se propone garantizar la perfección del individuo; la ley está destinada, en primer lugar, a hacer respetar un determinado ordenamiento a nivel colectivo. De igual manera, sus sanciones también difieren: la norma religiosa es sancionada sólo por Dios, mientras que el respeto a la ley compete a la misión de las autoridades públicas. Además, en tanto la religión pretende gobernar tanto los pensamientos como las acciones, la ley sólo se refiere al comportamiento.
El estudio comparativo de las normas del derecho islámico y el derecho internacional humanitario revela muchos puntos de convergencia, tanto en lo que concierne a la Ley de La Haya [Corte Penal Internacional -ndr] como a las leyes de Ginebra [Convención de la ONU sobre Derechos Humanos - ndr].
En el pasado, estas ambigüedades claramente han impedido que se brinde una respuesta clara y fuerte de los musulmanes contra los ataques y las atrocidades de Daesh y Al Qaeda.
La enseñanza en al Azhar
Suad Salih es un rostro femenino muy conocido en la universidad teológica de la gran mezquita de al Azhar, en Egipto, y en el mundo musulmán. Ella declaró que los musulmanes tienen el derecho de poseer a las esposas del enemigo para su propio placer durante la guerra, ¡porque esto es legal y está autorizado por el islam! Incluso aunque esté autorizado y respaldado por la religión o la sharia, esto no puede ser definido sino con el término claro de "violación recomendada y lícita".
¿Acaso esta profesora habría hecho declaraciones de este tipo, si se hubiese tratado de mujeres musulmanas violadas por los enemigos de los musulmanes? Seguramente se pondría de pie, gritaría alto y fuerte, y protestaría contra semejante situación, invocando la violación de los derechos humanos. Los valores de los derechos humanos no pueden usarse en un solo sentido y luego no tomarse en consideración cuando son los musulmanes quienes cometen estos horrores.
El islam sufre de una grave falta de legislación sobre las violaciones, ya que considera cualquier relación extramarital como adulterio sin plantearse si esta relación es consentida o no, y si ésta fue cometida por la fuerza y la coacción de las mujeres.
Una relación sexual forzada es una violación, aún cuando se lleve a cabo en el marco de una pareja casada.
Cuando escuché a Suad Salih, pensé en el testimonio de una valiente mujer iraquí yazidí, Nadia Taha, que fue secuestrada por Daesh, junto a otras 150 mujeres yazidíes. Ante el Consejo de Seguridad, ella contó el horror y el salvajismo de Daesh.
Al establecerse en Mosul un mercado, se creó una "bolsa" para la esclavitud sexual para separar a las jóvenes de sus padres y de sus familias, y venderlas a los monstruos. ¡Los cuales encontraron en los libros de al Azhar y de todas las universidades islámicas las justificaciones y otros dictámenes religiosos inhumanos que autorizan la violación de mujeres, muchachas e incluso de niñas e incluso por el hecho de no ser musulmanes!
Estos libros están presentes hoy en día en los programas oficiales de universidades y centros de formación de los imanes en casi todos los países musulmanes, a pesar del hecho de que la totalidad de estos países hayan firmado los acuerdos de Ginebra contra los conflictos y las diversas Convenciones de la ONU vinculadas a las situaciones de conflicto.
¡Nadia contó cómo había suplicado a sus secuestradores que fuera violada por un hombre pequeño porque la habían entregado a un hombre alto y gigantesco que la aterrorizaba!
Ella fue violada antes de ser entregada a otro amigo, porque el esclavo pierde su humanidad, y se convierte en un objeto poseído, como un automóvil, un perro o un juguete.
Ya es tiempo de quemar estos libro, que enseñan a los jóvenes musulmanes la brutalidad, la esclavitud y la violación de las mujeres.
En el libro “Al-Ikhtiyar en el derecho hanafita”, en la página 338, Al Musili ha escrito lo siguiente:
“Si el califa toma por la fuerza un país o una ciudad, puede dividirlo y ofrecerlo a sus soldados, y puede dejar que los habitantes que no son musulmanes vivan, con la condición de que paguen la jizia (la tasa), o incluso puede matarlos y llevarse a las mujeres y a los niños como esclavos”.
Este libro aún figura en el programa de los estudiantes de la gran universidad islámica de al Azhar, en El Cairo.
Abu Ishaq Al Huwayni, una de las referencias del Islam en el mundo árabe-musulmán, que sostiene que combate la doctrina de Daesh, dice claramente:
"Los musulmanes son pobres porque han dejado caer la Yihad. Si la emprendemos contra los países vecinos no-musulmanes, se convertirán al Islam, y si se niegan, los tomaremos como esclavos. Los incrédulos son personas que no merecen vivir. ¡Si ellos rechazan el islam, deberán ser muertos o serán convertidos en esclavos! ¡Éste es un regalo que Dios da a los musulmanes!”
Lo más sorprendente es que Suad Salih, que apoya la esclavitud sexual y la violación de las judías, cristianas, yazidíes, etc. ¡es considerado el ejemplo más moderado tanto en Egipto como en el mundo árabe-musulmán!
No sólo Daesh
En este caso, ¿se puede realmente reaccionar contra Daesh, siendo que todas estas fetuas son difundidas, enseñadas y repetidas incluso oficialmente en todas las universidades islámicas del mundo musulmán?
En su revista digital titulada “Dabiq”, los juristas de Daesh han respondido a una pregunta en la cual se planteaba si la esclavitud sexual de las muchachas, e incluso de las niñas, estaba autorizada en el islam. La respuesta fue: “En el islam, está permitido vender, comprar y ofrecer mujeres como esclavas. ¡Se puede mantener una relación con una niña de 10 u 11 años si ésta es capaz de sostener una relación sexual! Por el contrario, si aún es ‘demasiado joven’, se puede obtener placer con ella sin penetrarla!”
Estas afirmaciones no son una invención de Daesh.
Cualquier imán, estudioso o teólogo que haya estudiado el islam, se ha enterado de estas graves atrocidades.
Actualmente, no hay docente que pueda criticar u oponerse a estas palabras y opiniones inhumanas denominadas “divinas y sagradas”, porque será rápidamente aislado y condenado por no haber respetado el consenso legal de los juristas del islam.
Al Azhar, las universidades islámicas y los centros de formación de los imanes seguramente son todos sordos, y no hayan oído hablar de la existencia de la Corte Penal Internacional (CPI) y de los acuerdos de Ginebra, que protegen a los prisioneros de guerra, que definen la violencia sexual contra las mujeres como un crimen de lesa humanidad, ateniéndose al derecho internacional, y que dictan las reglas de conducta que deben adoptarse en tiempos de un conflicto armado, que incluyen la protección de la población civil, de los miembros de organizaciones humanitarias, y de los heridos y prisioneros de guerra.
Los Estados musulmanes que han ratificado estas Convenciones de Ginebra del 12 de agosto de 1949, los dos protocolos de 1977 y los terceros protocolos anexos del 2005 continúan enseñando programas académicos que autorizan el sometimiento a la esclavitud y la esclavitud sexual durante los conflictos armados.
Al igual que la mayor parte de la élite musulmana, Suad Salih también cree que la sharia debe estar por encima de las leyes del derecho humano, y del derecho internacional humanista y universal.
Hasta hoy, no se conoce una definición exacta de la sharia, la cual recoge versos coránicos, los hadiz y millones de dictámenes religiosos que a menudo son contradictorios y no compatibles con el derecho internacional humanitario.
Las sanciones físicas, como el corte de la mano, la lapidación y la esclavitud sexual son generalmente los aspectos más chocantes y visibles formulados en la sharia. Éstos están en contradicción con los valores universales de los derechos humanos, que la mayor parte de los países musulmanes ha adoptado.
¿Por qué se justifican estos crímenes salvajes contra seres humanos, sólo por el hecho de no ser musulmanes?
Por qué seguimos despreciando a quienes no son musulmanes, considerando a los musulmanes como la nación elegida por Dios, y a los otros seres humanos, no-musulmanes, como malditos por Dios?
Al Zuhaili, en su libro “El Derecho islámico y sus fundamentos” justifica la esclavitud con el principio de la reciprocidad. Él dice: “El islam no podía prohibir la esclavitud (incluyendo la de las mujeres) porque la misma era necesaria para el sistema social y económico de aquella época. Los musulmanes se vieron obligados a utilizar el mismo sistema para responder a sus enemigos” (tomo 8, p. 5916).
Hasta el día de hoy, no ha habido ningún imán ni teólogo que haya tenido el coraje de decir que Daesh no puede reivindicar para sí la religión islámica, que ellos simplemente no son musulmanes.
El terrorismo musulmán, incluyendo la esclavitud y la esclavitud sexual, desaparecerán cuando se hayan quemado esos libros que enseñan estas crueldades y barbarie a los jóvenes musulmanes, a los imanes y a los musulmanes. Caso contrario, estas universidades y estos centros religiosos seguirán generando distintas marcas de Daesh, Al-Qaeda, Aqpa, Aqmi, Boko Haram, Shabab, Frente de al-Nusra, llegando a Ansar Dine y pasando por Ansar al-Sharia, etc.