Emergencia por sequías: los campesinos se ven “obligados a comer ratones”. Caritas ataca al gobierno
El P. Peter Geremia, misionero del PIME en el Valle de Arakán, narra la situación trágica de los agricultores afectados por El Niño. “Está en curso una distribución de víveres, pero es demasiado lenta”. El primero de abril la policía mató a dos manifestantes que pedían arroz. Caritas acusa a Manila, culpable de bloquear los fondos destinados a los agricultores.
Davao (AsiaNews) – La situación de los agricultores afectados por la sequía en el sur de Filipinas “sigue siendo trágica”. Está en curso la distribución de arroz, pero ésta es muy lenta. Hay tensión entre la gente, y todavía no llueve, por lo tanto no se vislumbra el fin de la sequía”- Es lo que cuenta el Padre Peter Geremia, misionero del PIME en la diócesis de Kidapawan, que agrega: “En la mayoría de las zonas del Valle de Arakán [al norte de la ciudad, ndr] los campesinos pobres, sobre todo los tribales lumad, han agotado todas sus provisiones de comida, y se ven obligados a comer los ratones que encuentran en los campos”.
En los últimos días, el sacerdote se dirigió a la cárcel de Kidapawan para visitar a cerca de 80 personas que fueron arrestadas por la policía luego de los episodios de violencia del primero de abril pasado. Tras días de protestas y manifestaciones organizadas por cerca de 6.000 campesinos, que pedían al gobierno una intervención más decidida contra la sequía provocada por El Niño, los cuarteles de policía, que llevaban adelante un operativo anti-revuelta, abrieron fuego sobre los manifestantes. El saldo total fue de dos víctimas y decenas de heridos.
“Los agentes –cuenta el Padre Geremia- detuvieron a quienes no podían escapar. Había entre ellos mujeres encinta, ancianos, personas que estaban allí por mera curiosidad e incluso algunos que ayudaban a los agentes de salud. Los heridos que no lograron escapar fueron llevados al hospital y luego a la cárcel”. A continuación, el gobierno de la provincia de Cotabato amenazó con llevar al tribunal al obispo metodista de Kidapawan, acusado de esconder en su iglesia a algunos agricultores que huyeron de los enfrentamientos”.
En el tribunal, los abogados defensores han solicitado el retiro de las acusaciones, afirmando que los arrestos son ilegales y que fueron efectuados sin pruebas claras. “La semana próxima – afirma el Padre Jeremías- habrá una sentencia, pero mientras tanto, todos los prisioneros han sido liberados bajo fianza, gracias al dinero reunido a través de las colectas en la comunidad”.
Las muertes del primero de abril dejaron una vasta repercusión en el debate público: “En estos días –explica el misionero- está en curso un interrogatorio en el Senado orientado a entender quiénes son los responsables de la emergencia por sequías, siendo que ésta ya era anunciada desde el año pasado. Por otro lado, se busca saber quién dio a la policía la orden de disparar sobre la multitud, algo que jamás había ocurrido antes aquí”.
La situación, ya de por sí precaria, de los campesinos, se ha vuelto todavía más difícil a causa de la lentitud del gobierno para hacerles llegar ayudas. El Departamento de Bienestar Social había declarado la disponibilidad de 8 millardos de pesos (cerca de 150 millones de euros) para ser entregados en programas de asistencia para las familias afectadas por El Niño, pero el dinero se demora en llegar a su destino.
Hoy Caritas Filipina acusó de manera directa al gobierno: “No se entiende por qué el gobierno aún no ha desbloqueado los fondos recaudados en favor de los campesinos –dijo el Padre Edwin Gariguez, secretario ejecutivo – para contrarrestar la sequía causada por El Niño. ¿Por qué les lleva tanto tiempo? El tema del tiempo es esencial en estas situaciones. Ya hemos visto demasiada sangre esparcirse en Kidapawan, a causa de la inactividad de los políticos”.
23/04/2016 10:42
04/04/2016 11:46
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