17/11/2020, 15.14
LÍBANO - ARMENIA - FRANCIA
Enviar a un amigo

El ‘Vivir juntos’ del Líbano, un modelo de convivencia para Armenia y Francia

de Fady Noun

El país de los cedros, aún con sus límites, constituye un ejemplo para las sociedades heridas. Francia atraviesa el enfrentamiento entre un nuevo laicismo y el extremismo religioso islámico. Armenia y la guerra con Azerbaiyán, y una población que huye en lágrimas, obligada a abandonar sus casas y sus iglesias. A falta de una verdadera ciudadanía, en el Líbano el individuo toma conciencia del valor de la convivencia, que vence el odio. 

 

Beirut (AsiaNews) - "Vivir juntos", es la vocación histórica del Líbano, que el Papa Juan Pablo II supo identificar y conferir al país de los cedros. Y él la propone - para nuestro honor y mayor confusión - como “modelo para Oriente y Occidente”. La idea se desempolva una vez más, en el contexto de un mundo donde las sociedades multi religiosas están en constante progresión, no sin fricciones, guerras y, en ocasiones, masacres atroces.

En la homilía pronunciada el domingo 15 de noviembre, durante la cual atacó a quienes retrasan la formación de un gobierno liderado por Saad Hariri - y que terminan jugando el juego de quienes quieren "hundir al Gran Líbano" creado con el Tratado de Versalles de 1919 - el jefe de la Iglesia maronita, el cardenal Beshara Raï, intentó consolar a los armenios de Nagorno-Karabaj que Azerbaiyán acababa de conquistar en el plano militar. El cardenal les propuso como modelo la "convivencia" del Líbano, y los exhortó a no huir de su tierra natal y de sus santuarios, instándolos a aceptar la convivencia en armonía y de buena voluntad con los musulmanes azerbaiyanos, en el contexto de un Estado multicultural y multirreligioso. Una realidad en la que los fieles de las dos grandes religiones, musulmana y cristiana, puedan convivir codo a codo, en un clima de aceptación recíproca.

“En los últimos días, - dijo el patriarca maronita - hubo gran conmoción al ver a nuestros hermanos armenios de Nagorno-Karabaj (Artsaj) dejar entre lágrimas las tierras que han perdido, junto con sus iglesias y monasterios, incluido el famoso monasterio de Dadivank, construido entre los siglos XI y XIII ”. Continuó el cardenal: "en realidad se remonta a los inicios del cristianismo y en su interior aún se conservan y celebran las reliquias de San Dadi (que datan del siglo I, del discípulo del apóstol Judas Tadeo, ndr)". Se despidieron, besando las piedras y bañándolas con sus lágrimas. Por eso queremos volver a manifestarles nuestra cercanía y nuestra solidaridad y compasión. Sin embargo, al mismo tiempo, les decimos que conserven todo esto, que conserven su herencia, su patrimonio y sus propiedades en las tierras que han perdido, en nombre de la Carta de los Derechos Humanos y la Fraternidad Humana y sus principios, destacados por el 'Documento sobre la fraternidad humana' firmado por Su Santidad el Papa Francisco y el gran imán de al-Azhar, Sheikh Ahmed al-Tayeb en Abu Dabi el 4 de febrero de 2019. La convivencia debe triunfar sobre el sentido de extrañeza y el odio ”.

Por supuesto, si la Iglesia maronita se atreve a proponer al pueblo armenio este camino, tan cargado de dolor y dificultad como parece ahora, es precisamente porque ha vivido la misma experiencia todos los días, durante los últimos 14 siglos, y sabe muy bien de lo que está hablando.

En el mensaje de solidaridad al pueblo armenio, publicado hace pocos días por los patriarcas orientales, ellos ya se habían referido a esta convivencia "con sus días de alegría y sus momentos de dificultad", sus conflictos, sus derrotas y sus triunfos. Los patriarcas orientales no hablan por hablar, saben bien que esta colaboración requiere perseverancia y un esfuerzo diario fuera de lo común.

Y es partiendo de estas circunstancias, de estos consejos que el Patriarca y el Colegio Episcopal Maronita dan a los armenios de Nagorno-Karabaj, que el ensayista y profesor universitario Mona Fayad los propone a una Francia devastada por los atentados terroristas cometidos en nombre del Islam. En un artículo publicado en el sitio web "Al-Hurra", el académico intenta aplicar a los transalpinos el esquema de convivencia utilizado por los libaneses.

Escuchemos lo que dice: "En Francia, la respuesta a la Yihad totalitaria fue el nuevo radicalismo laicista - aquél que el intelectual francés de origen iraní Farhad Khosrokhavar, (director del Observatorio sobre radicalización de la Fundación Maison des sciences de l'homme) llamó 'neo-secularismo'. Muchos ven esto como una nueva religión civil, con sus ritos, su sacerdote y sus herejías [...] No conformes con la neutralidad del Estado, [este neo-secularismo] aspira más bien a una neutralidad religiosa de la sociedad [ ...] Al mismo tiempo, el laicismo adquiere un nuevo sentido que entra en conflicto con su rol de preservar el Estado, manteniéndolo fuera de la esfera religiosa ”.

“Frente a todo esto, el Líbano y los libaneses - con sus divisiones, su fragmentación y el colapso de su país - pueden parecer poco idóneos para dar consejos de cualquier tipo. Sin embargo, aunque carecemos de todos los elementos constitutivos de un Estado que protege a sus ciudadanos o su soberanía, al mismo tiempo tenemos una ventaja única, que parece ser la única eficaz para ahuyentar las adversidades que en ocasiones llevan a algunos a imponer su agenda desde el exterior [...] Porque cada vez que sucede esto, lo único que nos protege es el verdadero retorno a la convivencia, que es fuente de unidad, con todos los elementos que la componen y las diferentes comunidades. Es una práctica diaria que abarca todos los aspectos de la vida y nos permite vivir juntos y en paz ”.

"Todos sabemos que cuando un libanés se encuentra con otro libanés, este último puede no  necesariamente llevar distintivos de su pertenencia religiosa. Por tanto, está en él comenzar a hacer una serie de preguntas sobre el nombre, la región en la que nació, sus vínculos familiares, para dar con su identidad. Quizás algunos piensan que estas preguntas son una muestra de intolerancia. Pero esto no es cierto en absoluto. Por el contrario, esto es prueba de que el interlocutor quiere conocer la identidad religiosa de la persona a la que se dirige, para evitar posibles roces y ofensas, por el simple hecho de desconocer la fe que profesa. Se trata de una especie de autocensura, cuyo objetivo final es la moderación. La convivencia consiste en evitar ofender o insultar al otro. Hace siglos que la practicamos [...] No requiere amor, sino respeto mutuo y aceptación del otro, en todas sus diferencias. En Suiza, los alemanes y los franceses no necesariamente se aman, pero sí conviven en paz bajo un paraguas que los engloba, la ciudadanía y la igualdad, y depositan su confianza en las leyes y en quienes están llamados a aplicarlas ".

“Al carecer de una verdadera ciudadanía en el Líbano, el individuo, el libanés, ha practicado por sí mismo la vida en común, tanto en tiempos de guerra como de paz, desde la fundación del Gran Líbano. No hay que excluir la posibilidad de que los franceses puedan beneficiarse de nuestra experiencia, en el modo de interactuar con el otro, respetando sus creencias y valores sagrados. Esto, sin embargo, presupone la aceptación de su derecho a existir, en su peculiar diversidad ”, concluye Mona Fayad.

Por supuesto, todavía hay mucho que decir al respecto, pero no cabe duda de que lo que suceda, no hará más que confirmar este camino de cara al futuro ”.

TAGs
Enviar a un amigo
Vista para imprimir
CLOSE X
Ver también
Musulmana, ex radical: Riad y el salafismo (wahabí) un peligro para el islam y para el mundo
17/12/2016 13:14
Papa: El hombre nos es dueño del tiempo, que pertenece a Dios
26/11/2013
Las Iglesias de Oriente Medio llaman a proteger la autodeterminación de Nagorno-Karabaj
25/11/2020 13:22
Patriarca maronita: Sin cristianos desaparecerán también los musulmanes moderados del Medio Oriente
27/04/2015
Beirut, líderes musulmanes condenan los ataques en París, Niza y Viena
06/11/2020 13:17


Newsletter

Suscríbase a la newsletter de Asia News o cambie sus preferencias

Regístrese
“L’Asia: ecco il nostro comune compito per il terzo millennio!” - Giovanni Paolo II, da “Alzatevi, andiamo”