El plan (económico) de Trump ‘no resolverá el problema palestino’
Para el profesor y político palestino Bernard Sabella, se requiere “una solución política global”, sin excluir a una parte. Rabino israelí: no se apunta “al núcleo” del problema, los derechos humanos y el reconocimiento de las necesidades de los palestinos. Líder católico: en Israel, toda la atención está “centrada en las elecciones”.
Jerusalén (AsiaNews) - El plan de paz israelí-palestino, que es visto como el acuerdo del siglo o como un fiasco clamoroso -dependiendo del punto de vista- genera preocupación e interrogantes entre las cancillerías internacionales y en el seno de la opinión pública. Un proyecto que aún se perfila poco claro, pero que sin embargo parece tener fuertes connotaciones económicas, por encima de las cuestiones diplomáticas o políticas.
Con la expectativa de ver cómo habrá de desarrollarse la Conferencia de Manama prevista para el 25 y 26 de junio en la capital de Bahréin y cuáles serán los eventuales pasos a futuro, AsiaNews recogió algunos comentarios de personalidades palestinas, israelíes y católicas en Tierra Santa. A continuación transcribimos lo expresado por el profesor y político palestino Bernard Sabella, el rabino israelí Jeremy Milgrom y el analista y comentarista católico Sobhy Makhoul.
Bernard Sabella, católico palestino, representante de Fatah por Jerusalén y secretario ejecutivo del servicio a los refugiados palestinos del Consejo de las Iglesias del Oriente Medio.
Al referirse a la Conferencia de Manama, ante todo cabe subrayar la ausencia de los palestinos. El problema de fondo es que la administración de los EEUU quiere separar las reivindicaciones políticas e históricas de los palestinos de sus condiciones económicas y sociales. Esto no se puede hacer y es una posición difícil de aceptar para la leadership palestina; los americanos parecen tener el control absoluto y pretenden reforzar la alianza estratégica con Israel, y los palestinos se sienten arrinconados.
A nivel personal, considero que los Estados Unidos no tienen un interés particular por los palestinos, sino que sólo pretenden llevar adelante su idea del Oriente Medio con la ayuda de Israel. Sin embargo, frente a este plan está la historia, el pasado y el sentimiento de una población que advierte un clima de injusticia. No se puede renunciar a una solución política global, haciendo prevalecer exclusivamente el aspecto económico, y esto es lo que piensan todos los palestinos, no solo sus líderes. Lo que temo es que el desarrollo económico enarbolado por los EEUU sea para beneficio exclusivo de los capitalistas, de quien ya posee dinero, y no del pueblo; es por esto que hay acuerdo con respecto a la posición de boicot sostenida por Mahmoud Abbas. Es imposible trocar la historia (de colonias y asentamientos) y los ideales, por dinero.
Jeremy Milgrom, rabino israelí y miembro de la ONG Rabbis for Human Rights, uno de los que abogan por el diálogo interreligioso en Israel.
La Conferencia de Manama y el plan elaborado por los Estados Unidos tienen una fuerte impronta económica, que se centra en el dinero - que quizás pueda ayudar, desde el punto de vista de las inversiones, pero que evita el verdadero núcleo del problema: los derechos humanos y el reconocimiento de las necesidades de los palestinos. Si bien invertir dinero puede ser útil, si se observa la historia palestina, no se puede dejar de notar que son pocas las personas que generan dinero y muchas las que sufren. Incluso puede haber quien se alegre por este plan, pero lo cierto es que este no será de ninguna utilidad para las masas. Creo que se topará con un rechazo rotundo y que no resultará de utilidad para una perspectiva de paz tomada con la debida seriedad. Todavía hoy se sigue sufriendo demasiado, y el cuadro es harto complejo como para reducirlo al ámbito económico. Dicho esto, mi esperanza es que de todo esto pueda surgir algo bueno, incluso viniendo de un plan elaborado por Trump (y por su yerno, Kushner), aunque siempre es difícil creer en lo que dice o en lo que promete hacer. Para concluir, quiero estar abierto a la posibilidad de que se den pasos positivos, pero en Israel no hay grandes expectativas y la atención de los ciudadanos está centrada en las elecciones de septiembre, en la repugnancia, apenas disimulada, por la política y por las sombras de corrupción que tocan a Netanyahu y a la cúpula de gobierno del país.
Sobhy Makhoul, de la Iglesia maronita de Jerusalén y administrador del Christian Media Center.
Trump piensa resolver con dinero todos los problemas. Pero si cree que es posible dar dinero a los palestinos a cambio de su silencio y de su obediencia, es un plan condenado al fracaso desde el inicio. Además, cabe considerar el hecho de que la presentación del proyecto fue aplazada en reiteradas oportunidades: primero, en abril, luego de las elecciones israelíes; luego, al concluirse el Ramadán; y las sucesivas controversias que han conducido a la crisis política en Israel llevaron a una nueva postergación. Ahora, con un gobierno provisorio en vista de los comicios de septiembre, todo se dificulta más y no se pueden tomar grandes decisiones. En Manama puede que surja alguna señal, sobre todo desde el punto de vista económico, o ideas, pero el verdadero plan -cualquiera sea ese- se dará a conocer en detalle en septiembre, luego de la votación israelí. La cita de fines de junio es de carácter interlocutorio. Por otro lado, me parece ver que Trump está en cierto sentido jugando, tanto con los palestinos como con los israelíes. Es un plan completamente suyo, que ni siquiera en la Casa Blanca está perfilado con claridad ni definido en todas sus partes. El presidente de los EEUU entiende poco de las cuestiones y equilibrios que rigen en el Mediterráneo y en el Oriente Medio, y lo mismo vale para Kushner, que, por cierto no es Henry Kissinger. Por último, la opinión pública israelí hoy está centrada en las elecciones, en la política interna y no se habla mucho de Palestina, y tampoco de Irán.