11/04/2018, 16.54
ASIA
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El desequilibrio chino, entre el superávit de divisas y la manipulación del yuan (III)

de Maurizio d'Orlando

El gigante chino se caracteriza por una enorme base productiva, pero impulsada exclusivamente por las exportaciones. El fraude cambiario y los proyectos corruptos. China tiene miedo de cambiar el modelo de desarrollo, por temor a que esto desencadene revoluciones sociales. Los problemas de Rusia, los de la India y los de América Latina. No hay ninguna esperanza de que haya un crecimiento real de la economía. De nuestro experto en economía política, hoy presentamos la tercera entrega de este análisis en cuatro partes.  

Milán (AsiaNews) – Para ser equitativos [tras haber hablado de la paradoja de los EEUU - ndr], se hace necesario referirse a la especular paradoja y desequilibrio chinos. Una economía cuyo único impulso proviene de las exportaciones, con una expansión sin precedentes de la base productiva y la acumulación de un superávit de divisas como sus simétricas y contrapuestas características. Tal como sucede con la paradoja americana, la paradoja china tampoco puede sostenerse por mucho tiempo más. El fenomenal desarrollo económico de los últimos 20 años se apoya en una incongruencia irremediable. En efecto, hace tiempo que es sabido que el crecimiento chino se ha basado integralmente sobre el fraude cambiario (devaluaciones de hasta un 30 / 40%  en relación al poder adquisitivo); sobre la transferencia, bajo coacción, de tecnología –o sobre el hurto liso y llano (de la propiedad intelectual)-; sobre la compresión del consumo interno y por último, sobre el empleo del superávit de divisas, para permitir que el Partido Comunista en el poder mantenga el control político y social en China. El lado oscuro e inquietante es precisamente este: el saqueo sistemático de los ahorros, operado por bancos y financieras, para sostener empresas estatales o para-estatales que son ineficientes e insolventes, o para financiar proyectos e infraestructuras que sólo resultan útiles para los dirigentes políticos locales o para perpetuar un clientelismo.

 

Los temores de China

A todo esto, hoy en día, luego de 10 años de crecimiento real llano a nivel mundial, como contrasentido de una base industrial hipertrófica, totalmente orientada a la exportación, debe agregarse una ulterior contradicción. En efecto, La QE (expansión cuantitativa, EC - ndt) china, ha sido empleada, una vez más, para nuevas plantas industriales, con enormes y costosísimos excesos de capacidad productiva infrautilizada. Por último, precisamente en los últimos días, debemos observar cómo una dirigencia corrupta, formada por cuadros del Partido Comunista, se cristaliza en el poder, atribuyéndose el derecho a guiar el país de por vida, por no decir hasta el infinito. Tal como ocurre en los Estados Unidos, en China también hay necesidades políticas internas que son imperiosas, y que resultan más apremiantes que la solución de las contradicciones económicas inherentes al sistema. China no puede renunciar a acumular superávits de divisas, ya sea valiéndose de una fuerte revaluación del cambio del yuan en relación al dólar, o mediante la aceptación de aranceles proteccionistas que detengan el flujo desenfrenado de sus exportaciones. Significaría el colapso de sectores industriales enteros -que producen exclusivamente para la exportación-, lo cual conduciría a despidos masivos, con el riesgo concreto de revueltas y del derrocamiento del régimen.  La paradoja china, que resulta ser especular de la americana, también es cada vez mayor, y cada vez más insostenible.  Por otra parte, ¿cómo es posible pensar que una economía parasitaria de ideas como es la china -en un país con un régimen dictatorial, con una mano de obra que en su mayor parte vive apenas por encima del nivel de la esclavitud- pueda realmente impulsar el repunte de un desarrollo económico mundial real?

 

Y luego están Rusia y la India

Nos hemos referido a las tres áreas económicas más importantes del planeta. Pero buscando ser siempre equitativos, debiéramos decir algo –tan solo dos líneas- sobre otras áreas del mundo. Pensemos en Rusia -que actualmente está lidiando con una compleja reestructuración del sistema bancario, un país que aún sigue controlado por una clase muy pequeña, formada por los herederos de los chekistas bolcheviques- donde la única industria que engendra productos con una buena relación calidad-precio es la del armamento, y en cuanto al resto, sólo logra exportar materias primas y, sobre todo, hidrocarburos, con el gas natural en primer lugar.

Pensemos en la India, donde se propugna la supremacía hinduista, con el problema de las infraestructuras en ruinas e insuficientes –que a menudo se remontan a la época colonial inglesa-, aplastada por una burocracia sofocante y por el añoso problema de las castas, y en la cual el gobierno de Modi se está deslizando hacia un régimen dictatorial. Fue el hazmerreír del mundo cuando pensó que resolvería el problema de la corrupción retirando de circulación los billetes cuyo valor era  equivalente a unos 7 dólares.

Pensemos luego en África, un continente que potencialmente es muy rico, encadenado por un feroz racismo inter-tribal que todo lo distorsiona y todo los corrompe, donde la corrupción no sólo es sistémica sino que incluso está codificada según la pertenencia étnica de que se trate, y donde el crecimiento económico sigue siendo limitado y contenido, aún cuando rige una fuertísima dinámica demográfica.

Pensemos en América Latina -subyugada por las mafias políticas, indigenistas, masónicas, “deutero-comunistas” o simplemente por mafias de delincuentes- que sigue sin poder lograr las condiciones necesarias para un auténtico despegue económico endógeno.

Pensemos en el Norte de África, que también se encuentra paralizado económicamente por el islamismo, o en Israel, que desde hace decenios y decenios, sin la ayuda económica americana, jamás podría sobrevivir. Pensemos en el caudillito anatolio que -con la economía quebrada y con las fuerzas armadas decapitadas por las purgas integralistas- se lanza desenfrenadamente a entablar guerras de conquista neo-otomana. Por último, pensemos en tantas otras áreas que están siendo sacudidas por conflictos, donde ni siquiera se puede razonar sobre economía.  ¿De dónde, de qué lugar del mundo, puede venir una esperanza de crecimiento económico real, capaz de remolcar al resto del planeta?

 

(Fin de la tercera parte. Para la primera parte, véase aquí; para la segunda parte, véase aquí).

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