El acuerdo sino-vaticano, dos años después. La represión contra los menores y las iglesias (II)
Sacerdotes sometidos a cursos de formación, dictados por el gobierno; miembros del clero subterráneo secuestrados, para convencerlos de adherir a la Asociación Patriótica. El cierre de las clases de catecismo; los menores de edad, apartados de las iglesias; edificios sacros cuyas obras se encuentran paralizadas o que han sido clausurados y confiscados. A dos años del acuerdo, las dificultades son aún mayores.
Roma (AsiaNews) – A dos años del Acuerdo entre China y el Vaticano, ha crecido la represión hacia las comunidades oficiales y subterráneas por igual. El relato de dos testimonios, recogidos durante la encuesta de AsiaNews, cuya primera parte ya hemos publicado (ver aquí). El Papa Francisco saca a la luz las presiones que reciben todos los sacerdotes, y los arrestos y secuestros que sufren los sacerdotes clandestinos, para convencerlos de adherir a la Asociación Patriótica. Y concluye que “la Iglesia subterránea y su fe están afrontando mayores dificultades”.
Teresa es una fiel laica que vive en el sudeste del país. Ella muestra cómo se aplica sistemáticamente la prohibición de que los menores de 18 años participen en la misa y en el catecismo (lo cual atenta contra la Constitución china). La campaña para ahogar la fe lleva a las autoridades a clausurar incluso aquellos edificios sacros que ya han recibido el permiso de construcción. A dos años de la “panacea” del famoso Acuerdo, las políticas de gobierno en materia de religión “no se han flexibilizado, sino todo lo contrario, se han vuelto aún más estrictas”. (B.C.)
Luego de la firma del Acuerdo sino-vaticano, las políticas religiosas de nuestra diócesis no solo no se han flexibilizado, sino que se han vuelto aún más restrictivas. Es frecuente que las autoridades reúnan a los sacerdotes para impartir cursos de formación, y que empujen a los sacerdotes subterráneos a inscribirse en la Asociación Patriótica; los arrestan y los conducen a lugares secretos para cambiar su mentalidad. Es más, sostienen que con el Acuerdo, las políticas religiosas siguen siendo las mismas; y que no han cambiado. Antes del Acuerdo, algunas parroquias todavía podían celebrar misas en las casas de los fieles; en cambio, con el Acuerdo, se han clausurado los lugares de oración para uso temporario; los fieles que alojan las misas reciben amenazas, son arrestados y deben pagar multas, y se los obliga a firmar un documento en el cual prometen que ya no recibirán más sacerdotes. Además, con el Acuerdo, los obispos de las diócesis subterráneas son arrestados ilegalmente. La Iglesia y su fe se enfrentan a mayores dificultades.
Padre Francisco, sacerdote, nordeste de China
En estos dos años, la diócesis ha tenido que afrontar mayores presiones. Por dar un ejemplo, el domingo, desde la mañana, el gobierno envía personal a las iglesias para controlar.
Algunos se colocan delante de la entrada, otros se sientan en las filas del fondo y otros merodean: su objetivo es ver el funcionamiento de la iglesia y sus actividades. Por otra parte, el personal que se queda en la entrada verifica que los jóvenes menores de 18 años o aquellos que acaban de cumplirlos no entren a la iglesia. Cuando ven niños pequeños o en edad escolar que quieren ingresar, sean alumnos de primaria o de niveles superiores, los obligan a volver a casa, y les impiden permanecer en la parroquia. Está estrictamente prohibido organizar cursos de catecismo para menores de edad; incluso clausurado las aulas: en resumen, ¡hay gran desolación por todo esto!
En cuanto a las distintas actividades de la iglesia, hay limitaciones con respecto al número de participantes, que incluso se aplican durante las solemnidades o festividades: el párroco suele ser convocado por el personal del gobierno. Durante las misas diarias o dominicales, siempre hay funcionarios del gobierno vestidos de civil, para pasar desapercibidos. Por la noche, la situación mejora y es raro verlos.
Desde el año pasado, los edificios de culto que están en obra y el uso de las nuevas iglesias también se topan con limitaciones, y esto pese a que las iglesias recibieron autorización previa de las autoridades de gobierno, y cuentan con todos los documentos necesarios. Por ejemplo, frenan las obras de algunas iglesias a medio construir; otras son clausuradas apenas se concluyen las obras; en otras, cortan el suministro eléctrico y el agua corriente para que no se pueda usar el lugar.
Teresa, sudeste de China
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