El Card. Bo se opone a la ‘injusticia económica’ de las sanciones de la UE
“La experiencia nos enseña que lo único que se logra con este tipo de medidas es perjudicar a los sectores más pobres de la población”. Las sanciones arriesgan devastar ciertos sectores clave de la economía birmana, que ya de por sí atraviesa un período de fuerte incertidumbre. Los expertos calculan que cuando menos 400.000 operarios del rubro textil perderán su trabajo”.
Rangún (AsiaNews) – Las sanciones comerciales que la Unión Europea (UE) amenaza dictar “serían, sin duda, una injusticia económica para el pueblo de Myanmar”. Es lo que declara, en diálogo con AsiaNews, el Card. Charles Maung Bo (foto), arzobispo de Rangún y primer purpurado birmano.
En el país se encuentra de visita una delegación de la UE, con la misión de evaluar si imponer una medida punitiva a Naipyidó, por las violaciones de los derechos humanos cometidas contra los Rohinyás. Ayer, la comitiva se reunió con industriales y trabajadores locales en Rangún. El 5 de octubre pasado, la comisaria de Bruselas para el área de Comercio, Cecilia Malmstrom, había anunciado la posibilidad de aplicar medidas, al denunciar el fracaso del gobierno en el intento de resolver la crisis humanitaria en el Estado oriental de Rakhine.
“Estoy totalmente en contra de ello –afirma el Card. Bo- y de cualquier forma de sanción o embargo contra Myanmar. La experiencia nos enseña que lo único que se logra con este tipo de medidas es perjudicar a los sectores más pobres de la población. Serán ellos quienes sufran las consecuencias, y no, por cierto, los ricos y poderosos. Es evidente que los juicios y las críticas provenientes de Occidente no tienen en cuenta que el gobierno y los militares, y en particular Aung San Suu Kyi, están trabajando duro y en forma mancomunada para construir un futuro de paz para el país. Puedo asegurar que, después de sesenta años de junta militar, la Señora está intentado unir a la nación, haciendo participar al ejército en el proceso. Es un camino largo, pero las prioridades son la paz y la unidad de Myanmar. Éstas son más importantes que cualquier interferencia externa”.
Las sanciones arriesgan devastar algunos sectores clave de la economía birmana, que ya de por sí atraviesa un período de fuerte incertidumbre. El Banco Mundial recientemente modificó las previsiones de crecimiento económico para el 2018, con una tendencia a la baja, llevando a un 6,2% el dato, que originalmente se preveía sería del 6,8%. Los empresarios y los líderes sindicales birmanos piden a la UE que sostenga el crecimiento del país en vías de desarrollo. Si se excluye a Myanmar de las ventajas comerciales que brinda el Sistema de preferencias generalizadas (SPG), los expertos calculan que cuando menos 400.000 operarios del sector textil perderán su trabajo.
Para sacar ventaja del estatus comercial privilegiado de que goza Myanmar con la UE, desde el 2013 Beijing se ha volcado a las inversiones de amplio alcance en el país. William Zaw Naing Oo, de Mandalay RVA (Radio Veritas Asia), subraya que “las sanciones empujan al país hacia China, alejándolo de Occidente”. “El gobierno civil afrontaría serias dificultades –prosigue- y los ciudadanos comunes culparían a Aung San Suu Kyi por ello”. El empresario Stephen Seng Ja declara: “Las sanciones económicas tendrían repercusiones negativas para ambas partes. Myanmar tuvo que padecer las penalidades de la UE entre el 2014 y el 2012. Los intercambios comerciales, culturales y académicos se restablecieron recién en el año 2014. Es importante analizar las causas que están en la raíz de la crisis Rohinyás y aplicar una solución distinta, en lugar de [recurrir a] nuevas sanciones”.
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