09/05/2018, 16.16
TAYIKISTAN
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Dusambé, Caritas Alemania, 10 años al servicio de los niños vulnerables

La historia de Lola, vivaz niña con síndrome de Down. El programa de Community Based Rehabilitation en colaboración con las ONG locales y el gobierno tayiko: formar a los padres y al personal, para eliminar el estigma de la discapacidad.

Dusambé (AsiaNews) – “Caritas implica ‘equidad’ para mí. Mi hija Lola (9 años) puede participar en la vida de todos los días. Se convirtió en un miembro par en la sociedad”, nos cuenta Ozodhakon, madre di “Lola” – nombre en el padrón Parivash – pequeña beneficiaria de Caritas Alemania en Tayikistán para las personas con discapacidad.

El 19 de abril, la sucursal de Caritas Alemania en Tayikistán festejó sus 10 años de proyectos y actividades en apoyo y ayuda de los más vulnerables, en un evento que se realizó en la capital, en el cual han participado asociaciones gemelas y diversas autoridades tayikas de alto nivel. Caritas Alemania en el país ayuda a las personas con discapacidades, a los ancianos que están solos y también a cuántos son víctimas de desastres naturales, trabajando junto a las Ong locales, en colaboración con el ministerio tayiko de la Salud de la Protección social.

Con el apoyo del programa “Community Based Rehabilitation” de Caritas y de sus socios, Ozodhakon aprendió cómo ocuparse de la niña y asegurarle una vida feliz. El programa de rehabilitación forma a los padres y al personal que está junto a los niños-médicos y docentes- y mira a combatir el estigma sobre la discapacidad.

En sus primeros años de vida, los médicos de Maksad, Ong local socia de Caritas, diagnostican a Lola el síndrome de Down. En la sociedad tayika, este tipo de diagnosis implica un proceso contra la madre y el niño: la discapacidad es vista como un castigo divino, una “culpa” que hay que pagar. Los niños son segregados en sus casas o enviados a “escuelas especiales”, escondidos a los ojos del público y el padre del niño a menudo abandona a la familia. “Mi marido me abandonó y mi familia me dio vuelta la espalda. Lola era una ‘desgracia’ para la familia-esto me dijeron”, narra Ozodhakon

“En la mayor parte de los casos, aunque el padre deje la familia, (la mujer) debe permanecer en la casa del marido y continuar ocupándose de los suegros”, explica Parvina Tadjibaeva, directora de la sucursal de caritas Alemania en Tayikistán. Lola vive con sufrimiento la dureza de los parientes hacia la madre y la disparidad de trato sufrida respecto a la de los otros nietos. Sin embargo y no obstante las dificultades y las resistencias de los otros padres, con el apoyo de los asistentes sociales del programa Ozodhakon, lleva a la pequeña a la escuela.

“Para reintegrar las personas con discapacidades-dice Tadjibaeva – el cambio pasa a través de los niños, que “no hablan jamás del ‘niño especial’ en el grupo. La mayor parte de las veces se trata de los padres y de los ancianos, preocupados por pensar que las enfermedades son infectivas. Por esto tratamos de incluir en la formación de las madres también a la comunidad, pues a menudo son parientes o personas que se conocen bien unas a otras. Al inicio, la mayor parte de ellos están llenos de pensamientos negativos, pero después del segundo o tercer encuentro, comienza a entender que entre los niños como Lola y los otros no hay ninguna diferencia”.  

“Ahora Lola estudia en una escuela inclusiva, en una clase ‘normal’, frecuentando las lecciones adicionales para estar al paso con los otros niños-narra la directora- Ama ir a la escuela y le va bien: sabe leer, aprendió muchas poesías y ama bailar en los recreos en los cuales los niños realizan pequeños trabajos, como bailar y están todos juntos. Cuando escucha la música, le encanta estar bien vestida y bailar, como todas las niñas”.

El programa no fue ocasión de renacimiento no sólo para la niña: Ozodhakon descubrió que era muy buena en el ocuparse de la hija y de ello hizo una profesión. Ahora utiliza sus capacidades como asistente social, profesión de la cual declara estar orgullosa. “Debería agradecer a mi hija por esto”.

“En Tayikistán, la mayor parte de las mujeres no trabajan, están en sus casas-concluye Tadjibaeva – para ella el trabajo es muy importante. Ahora los vecinos no les dan vuelta la cara, sino que la apoyan en todo. No la miran sólo en base a la situación de su hija. Es aceptada como un mujer normal, que tiene una niña”.

 

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