Después de Mao, llegan las ‘purgas’ di Xi Jinping
El presidente chino ha puesto bajo investigación a la mano derecha de Wang Qishan, su aliado más cercano en la lucha contra la corrupción. Primero golpeó a Ren Zhiqiang, un miembro de su base de poder. Xi está "destruyendo su círculo político con un cuchillo de carnicero". Los casos de Liu Shaoqi y Lin Biao en la era maoísta. El poder solo puede ser controlado por un sistema democrático. Un reflejo del "padre de la democracia" en China, actualmente exiliado en Estados Unidos
Aunque el contagio del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, con la neumonía de Wuhan ha concentrado la atención de la prensa mundial, muchos medios han vuelto su mirada hacia la extraña partida de ajedrez que se está jugando en Beijing. Xi Jinping no solo condenó duramente al empresario del Estado Ren Zhiqiang, medida que ha sido interpretada como un cambio radical de su base de poder, la "Segunda Generación Roja”. En los últimos días también ha puesto bajo investigación a Dong Hong, la mano derecha de su aliado Wang Qishan: un golpe contra la facción liberal del Partido Comunista Chino (PCCh). ¿Xi cree que puede ser un dictador que sólo se rodea de aduladores?
Wang Qishan hizo un gran aporte a la lucha de Xi contra sus enemigos políticos. Ahora que el presidente chino ha dado la espalda a sus propios hombres, los medios de comunicación de Hong Kong y Taiwán no pueden menos que gritar pidiendo ayuda. Pero esa es la praxis del régimen comunista chino. Liu Shaoqi ayudó a Mao Zedong a afirmar su autoridad absoluta, pero murió en la cárcel durante la Revolución Cultural; Lin Biao fue una figura destacada cuando el PCC tomó el poder, pero su avión se estrelló en el desierto de Gobi en Mongolia. ¿Wang se encuentra en la mira del líder supremo? Es coherente con la praxis.
Conozco a los líderes de muchos países y todos repiten el mismo patrón de comportamiento: no son la misma persona antes que después de asumir el cargo. Por lo general, tienen un gran ego, no se preocupan por sus relaciones sociales y pierden credibilidad. Es como si el pelo del mono cambiara de color cuando se convierte en jefe de la manada.
También ocurre en países democráticos. Pero las sociedades desarrolladas occidentales y orientales han agregado gradualmente restricciones y limitaciones a los monarcas para evitar que el exceso de poder conduzca a la brutalidad. Esos límites al poder se fueron desarrollando en los tiempos modernos hasta convertirse en el sistema democrático. Solo en un sistema de este tipo se puede controlar el poder de manera efectiva, evitando que cause daños irrazonables a las personas. En ese contexto, incluso la "expansión brutal" encuentra límites y el poder ya no constituye una amenaza para la sociedad.
¿Por qué Mao antes y Xi hoy han tratado a sus amigos, colaboradores y partidarios de manera cruel y despiadada? Porque el crecimiento de su propio ego hace que los gobernantes sean incapaces de tolerar la oposición, e incluso una pequeña falta de respeto se amplificará de manera desproporcionada y se verá como una amenaza para la dictadura.
El corazón ya "hinchado" no puede soportarlo, entonces la ira crece y el líder comienza a eliminar incluso a quienes siempre lo han apoyado.
Cuando el ambiente impone limitaciones, las personas no pueden permitirse un comportamiento brutal: la sociedad en la que viven los castigaría. La brutalidad y la mala conducta de los dictadores es producto del ambiente de impunidad de donde provienen. Considerando su contribución a la causa de Mao, Liu Shaoqi pensó que el líder lo perdonaría. Lin Biao sabía que no hay amistad, calidez o aprecio entre los tiranos; tampoco podía discutir racionalmente con Mao. Solo pudo resistir con el uso de la fuerza.
Ésa es la razón fundamental por la cual los regímenes autoritarios a menudo son derrocados por medio de la violencia. Un régimen democrático trata el cambio de gobierno como la aplicación de la Constitución, renovando regularmente a los gobernantes. Impide que un ejecutivo a tiempo indeterminado se convierta en una dictadura, y no confía en los “líderes iluminados” para conquistar el corazón del pueblo. En gran medida, el hecho de que el pueblo elija a los líderes y las principales políticas ha evitado los desórdenes sociales y la pérdida de propiedades y de vidas humanas que acarrean las revoluciones violentas.
Pero los regímenes autoritarios y dictadores no son tontos. Tienen una serie de herramientas para conservar su dominio. Además de las estratagemas y la represión, utilizan un sistema de eliminación de recursos humanos para garantizar que no se forme ninguna resistencia. Deng Xiaoping canceló los esfuerzos de reforma política dentro del PCC. Xi Jinping está haciendo algo peor, está destruyendo su base política con un cuchillo de carnicero.
No importa si la Segunda Generación Roja, la gente común, las grandes empresas, los trabajadores y la población pobre (casi la mitad de China), se han dado cuenta de los beneficios de la democracia y el estado de derecho. Piden no solo una vida próspera, sino también libertad y dignidad, así como el derecho a la protección personal. Si la dictadura no puede ser derrotada pacíficamente, sólo queda el derecho a derrocarla con la violencia. Desde el golpe de Lin Biao, pasando por el de Hua Guofeng, hasta la revuelta de Chen Sheng y Wu Guang (soldados que se opusieron a la dinastía Qin), todo está en consonancia con las tradiciones políticas y culturales chinas.
Lo ridículo es que un pequeño grupo de élite vinculado a burócratas como Wang Qishan siempre se haya burlado del derecho del pueblo a derrocar la tiranía con violencia. Pero, ¿qué puede hacer Wang ahora? ¿La reunión plenaria del Comité Central del Partido puede ser celebrada por un grupo de cobardes que se atreven a enfadarse pero no tienen valor para hablar? La situación no parece tener esperanzas.
18/08/2020 12:06