04/09/2017, 15.39
BANGLADESH- MYANMAR- VATICANO
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Cox’s Bazar, musulmanes Rohingyá piden ayuda al Papa Francisco (Video y Fotos)

de Sumon Corraya

La noticia de la visita del pontífice despierta esperanzas entre los prófugos. “Él es un hombre misericordioso”; “pedimos que nos devuelva la paz”. Los guardias de frontera dejan pasar a los evacuados. Entre las víctimas en el Estado birmano de Rakhine, hay también muchos indios. Las violencias bloquean las celebraciones de la fiesta islámica del Eid al-Adha. Testimonios de nuestro enviado. 

Cox’s Bazar (AsiaNews) – El  Papa Francisco “es un hombre misericordioso”; “trabaja por los oprimidos y por lo tanto, por nosotros”; “en cuánto líder mundial, si él se une a los otros jefes de Estado, ciertamente las crisis se resolvería”. Son algunas de las opiniones recogidas por el enviado de AsiaNews entre los prófugos musulmanes Rohingyá, amontonados en una “tierra de ninguno”, en el pueblo de Tumbro, en el distrito de Bandarban en Bangladesh. Desde cuando supieron que el pontífice irá a Myanmar y a Bangladesh el próximo noviembre., entre ellos se reavivó la esperanza. Y ahora hacen un pedido: “Papa Francisco, ayúdanos a resolver nuestra crisis”.

Mientras tanto en el Estado de Rakhine en Myanmar, de donde proviene la mayor parte de los evacuados, se registran nuevos enfrentamientos y víctimas. El balance de los muertos aumentó a 400 personas, de las cuales 13 miembros de seguridad y 14 civiles. Desde el pasado 25 de agosto reiniciaron las violencias entre los militantes del Arakan Rohingya Salvation Army (Arsa) y los militares del ejército. Fuentes internacionales reportan que unos 20 mil musulmanes, que son originarios justamente de Bangladesh pero que desde hace generaciones viven en territorio birmano, atravesaron la frontera, dejando a sus espaldas muerte y destrucción.

Dil Ali (nombre de fantasía) poseía tres automóviles y vivía con un buen pasar. “Para salvar mi vida-narra a AsiaNews- mi familia y yo nos escapamos y llegamos aquí. Ahora vivimos en una pequeña tienda de plástico, que es ahora nuestra casa. Con el calor es difícil vivir en estas condiciones. He sentido que el Papa Francisco irá a Myanmar y espero que él pida al gobierno que resuelva la emergencia”. Otro musulmán que no quiere revelar su nombre, poseía una amplia parcela de tierra en Rakhine. “Nací en Myanmar y allí deseo morir-dice-no quería dejar mi país. Quiero sólo que sean reconocidos nuestros derechos como ciudadanos. Lanzo un pedido al Papa Francisco, para que hable con el presidente birmano Htin Kyaw y reporte la paz”.

Algunos prófugos no lograron encontrar lugar en el campo preparado en Kutupalong, en Cox´s bazar y se ubicaron como pudieron en una ladera de la colina. Sólo unas telas de polietilenos sobre sus cabezas les sirven como casa y para protegerlos.

En vía oficial, los militares de la guardia de frontera (Bgb, Border Guards Bangladesh) deberían bloquear a los musulmanes y reenviarlos más allá de la frontera. Pero uno de ellos, en condiciones de anonimidad, refiere que no siempre logran hacer respetar las órdenes recibidas de lo alto. “¿Cómo podemos impedir a ellos que entren en Bangladesh, cuando nos encontramos frente a personas enfermas, que tanto necesitan descanso y curaciones médicas?”, declara.

La nueva ola de violencia está obligando a la fuga también a los indios, otra comunidad perseguida en Myanmar. Hasta ahora se cuentan unas 500 personas entre las cuales pudieron escapar y pasar la frontera. Ellos han pedido a Rana Dasgupta, presidente del Bangladesh Hindu-Buddhist-Christian Unity Council, que ayer visitó el campo de Kutupalong en Ukhia. Al final del encuentro, el líder hindú declaró: “Todo esto es inhumano”. “Es un genocidio”.

La persecución también impidió a los musulmanes poder celebrar la fiesta del Eid al-Adha (la fiesta del “sacrificio de Dios”, entre las más importantes fiestas religiosas del islam que marca la finalización de la peregrinación a la Meca- Ndr). Nur Hossian, de 34 años que proviene del pueblo birmano de Shabbazar, en el distrito de Mundu, recuerda que “el año pasado ofrecí 3 cabras, mientras que este año pido limosna para poder comer”. En la misma condición penosa está también Jahanara Begume, de 30 años, con sus dos hijos. El marido fue asesinado por los militares y ella no sabe cómo nutrir a sus dos pequeños hijos. “estamos más que olvidados entre los musulmanes de toda la tierra-concluye. Somos perseguidos a causa de nuestra fe”.

 

 

 

Bangladesh, profughi Rohingya lanciano un appello a papa Francesco
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