Cox’s Bazar: el flagelo de los prófugos rohingyá, a dos años del éxodo
En la frontera con Myanmar están acampados cerca de 1,2 millones de personas. Fallido el enésimo intento de repatriación: los refugiados no vuelven sin la seguridad de tener la ciudadanía birmana. Daca “descarga” a los refugiados: “Si no vuelven, serán tiempos duros”.
Cox’s Bazar (AsiaNews) – Si el gobierno de Myanmar “reconociese a todos nosotros el derecho de ciudadanía, volveremos seguramente”. Lo afirma a AsiaNews Abdur Rashid, prófugo rohingyá escapado del Estado birmano de Rakhine y por el momento residente en el Campo 4 de Kutupalong, en Cox’s Bazar. Ayer, junto a los refugiados del campo, él ha recordado el segundo aniversario de inicio de la última ola de violencias entre militares del ejército y militantes del Arakan Rohingya Salvation Army (ARSA).
Los manifestantes han llevado carteles y pancartas; durante la tarde se reunieron en el gran espacio fangoso cerca de los campos de refugiados para gritar sus propias razones. Rashid subraya que todos los refugiados quieren volver al país de origen, pero como ciudadanos. “Queremos volver todos juntos-dice- queremos aseguraciones sobre nuestra seguridad, sobre los derechos de ciudadanía, sobre el documento de identidad nacional. Queremos vivir en nuestra tierra natal con dignidad. Para nosotros, hoy es el día del genocidio. Es un día negro. Queremos justicia”.
El 25 de agosto de hace dos años inician las tensiones provocó el éxodo de masa de la población musulmana de etnia rohingyá, originaria de Bangladés pero residente en Myanmar desde hace generaciones: se calcula que en este momento cerca de 1,2 millones de refugiados están acampados en el distrito bengalí, una estrecha lengua de tierra en la frontera entre los dos Estados. La semana pasada los investigadores de las Naciones Unidas definieron como homicidios de masa y las violaciones realizados por los soldados birmanos durante los ataques un “intento de genocidio”.
El gobierno de Daca afirmó en varias ocasiones que no logra más soportar el peso de la cogida y pidió a Naipyidó promover y realizar los trámites de repatriación. Según Daca, las autoridades birmanas son responsables de la crisis de los prófugos y de los fallidos intentos de reportar a su patria a los exilados. El 22 de agosto pasado-por segunda vez- debía iniciar la repatriación voluntaria del primer grupo de más de 3 mil personas. Sin embargo ninguno se presentó al punto de encuentro porque los refugiados quieren que antes el gobierno birmano reconozca a ellos la ciudadanía. Ellos afirman: “No queremos ir de un campo de refugiados a otro”.
Los expertos consideran que las fallidas de repatriación llevarán a los musulmanes a intentar de escapar de los campos para buscar fortuna en otras zonas de Bangladés o en el extranjero. Después del rechazo de presentarse al centro de encuentro del 22 de agosto, Ak Abdul Momen, ministro bengalí de Exteriores, declaró que la mano de Daca se hará más pesada si ellos se opondrán una vez más. “Los voluntarios no trabajarán más para ellos- amenazó- vendrán días duros, si ellos rechazarán volver a Myanmar. Para sus hijos, será todavía más difícil. Bangladés no puede asumirse la responsabilidad de los niños rohingyá porque no tenemos docentes de lengua birmana”. Noor Mohammad, joven refugiado, está preocupado por sus 3 hijos: “Nuestros niños no reciben instrucción, no tenemos acceso a las escuelas. Nuestras futuras generaciones deben ser liberadas de un futuro tan oscuro”.
24/10/2019 11:08
