03/04/2015, 00.00
HONG KONG – CHINA
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Card. Tong: Más de 3.600 nuevos bautismos en la Pascua de Hong Kong

En su Carta pastoral, el obispo del territorio invita a los fieles a ser “alegres anunciadores del Evangelio” y a responder a los pedidos de evangelización hachos por el Papa Francisco. La diócesis “vive en una sociedad libre y puede anunciar a Cristo y para esto debemos estar felices y agradecidos”. Dos historias de China continental, donde no obstante las dificultades la fe continúa floreciendo.

Hong Kong (Asianews)- Los fieles de la diócesis de Hong Kong “sean alegres anunciadores del Evangelio”, felices de poder vivir en una sociedad libre de anunciar a Cristo, “respondan a los pedidos del Papa Francisco para una nueva evangelización”. Lo pide el obispo del Territorio, el card. John Tong, en su Carta pastoral para la Pascua 2015. En el texto, el prelado anuncia que durante la vigilia se celebrarán 3.600 bautismos y cuenta “dos historias de evnagelización en China continental”, donde no obstante las dificultades, la fe continúa floreciendo. A continuación el texto completo, (Traducción hecha por AsiaNews).

Queridos hermanos y hermanas en el Señor: ¡pueda el Resucitado llevar a ustedes su paz y su alegría! Según un libro viejo de 2.400 años que lleva por título “El maestro Lie” (Lie Zi Zhuan), hacia el final de la estación primavera-otoño Confucio estaba viajando por la zona del monte Tai. Por su camino pasa cerca un hombre vestido en un modo uy pobre. Su nombre era Rong Qiqi. Confucio nota que está sonando una guitarra y cantando una canción y entonces le pregunta: “¿Por qué estás tan feliz?”.  

Rong Qiqi le responde. “Hay muchas c osas para estar felices. Primero entre todos, el Cielo ha creado todas las cosas que están sobre la Tierra y entre éstos los seres humanos que son los más importantes. Yo soy un ser humano y este es el primer motivo para estar feliz. Luego están aquellos que hombres, algunos mueren antes de abrir los ojos, mientras que otros mueren en pañales: yo en cambio logré vivir hasta la media edad y este es el segundo motivo para vivir feliz. En concreto, la pobreza es común en la vida del hombre y la muerte es solamente alcanzar nuestro destino final. Por lo tanto yo estoy en paz y voy con calma hacia esta última destinación. ¿Me debería preocupar de otra cosa? Habiendo escuchado esto, Confucio encuentra una gran admiración por Rong Qiqi.

Pero en la Pascua de este año, nuestra diócesis de Hong Kong tenemos otros 2 motivos para estar felices y agradecidos. El primero es que 3.600 adultos recibirán el bautismo, el primer sacramento de la iniciación cristiana y se convertirán, durante la Vigilia pascual, en miembros de nuestra gran familia católica. El segundo es que siempre más católicos se están comprometiendo con alegría en la profundización de la doctrina, la escritura y la teología. De este modo podrán participar en la misión de la Iglesia haciéndose catequistas voluntarios y podrán difundir las semillas del Evangelio con sus palabras y sus acciones. Nuestra diócesis está realmente siguiendo el camino de la Iglesia universal.

En el curso del tercer, cuarto y quinto domingo de Cuaresma, nuestra diócesis ha preparado verificaciones y unciones con el olio en diversas parroquias para aquellos que se están preparando para recibir el sacramento de la iniciación cristiana. Las escrituras leídas en el curso de cada una de estas ceremonias han explicado en modo claro a los catecúmenos cuáles gracias recibirán del Señor y como agradecerle por éstas.

La lectura del tercer domingo es del Evangelio de Juan (4:5-42), y cuenta el diálogo entre Jesús y la mujer samaritana cerca del pozo. Este texto revela a los catecúmenos que ellos, igual que la samaritana, están por recibir el agua viva del Espíritu. Y explica, a través de la mujer, como deben compartir la propia fe con los cercanos.

Del mismo modo, la lectura del cuarto domingo de Cuaresma que es también de Juan (9:1-41): la historia de Jesús que cura al hombre ciego. Esto les enseña a los catecúmenos que, como el ciego, también ellos están por pasar de la obscuridad a la luz. Es una luz espiritual que ilumina sus corazones y sus mentes. Por lo tanto como los discípulos del Señor, también ellos ser luz para el mundo.

Al final, las lecturas elegidas para el quinto domingo de Cuaresma fueron tomadas de juan (11:1-45): la historia de Jesús que resucita a Lázaro de entre los muertos. Como Lázaro, también los catecúmenos, una vez recibido el bautismo, reciben la vida nueva, y deberían a través de las palabras y los gestos ser testigos de Jesús, Luz de vida para todo el mundo.

Queridos cristianos, viejos y nuevos: aquí en Hong Kong estamos bendecidos por poder vivir en una sociedad libre. Tenemos diversas instituciones y diversos medios de comunicación que pueden nutrir nuestra fe, que pueden ayudarnos a profundizarla y gracias a las cuales podemos aprender cómo difundir el Evangelio. Nuestra dióceis tiene un Centro catequístico, el Concejo central de los laicos, la Comisión litúrgica, el Instituto bíblico, el seminario del Santo espíritu, el kung Kao Po y el Sunday Examiner, sólo para citar algunos.

Pero, claramente, la cosa más importante es que no debemos olvidar de leer la Biblia cada día, recitar nuestras oraciones a la mañana y a la noche, participar a la misa dominical y acercarnos en modo periódico al sacramento de le Reconciliación. Cada uno debería también que pertenecer a una pequeña comunidad de fe, donde los miembros se ayuden unos a otros a vivir la fe.

Durante los últimos 30 años, desde la reapertura de China, fui bendecido con la posibilidad de visitar a nuestra bellísima madre patria, más de 100 veces. He encontrado también a muchos de nuestros fieles católicos, escuchando sus conmovedoras historias sobre sus esfuerzos para difundir el Evangelio. Quiero contarles 2 que me gustaría compartir con ustedes.

Un joven sacerdote de la zona septentrional de la nación, me contó esta historia. Él no es un buen hablador y su inteligencia, está en la media. No fue un gran estudiante en el seminario. Pero cuando el rector vio lo humilde y ferviente que era, aprobó su ordenación sacerdotal. Después de su ordenación fue enviado a una zona rural para ocuparse de la pastoral.

Habiendo entendido que sus habilidades no eran de altísimo nivel, decidió dividir a los católicos de su parroquia en dos grupos. Los neo-bautizados tienen la responsabilidad de invitar a amigos y vecinos no católicos a la iglesia, para cercarlos al catecumenado. Los otros están encargados de enseñar la doctrina católica a los catecúmenos. Mientras tanto el sacerdote permanece en una pequeña capilla rezando con mucho fervor hasta la finalización de las clases de catecismo. El resultado es que cada año está en grado de bautizar a ¡más de mil nuevos católicos!

La segunda historia se desarrolla en la parte nord-oriental de China. Un católico de la zona entiende la importancia de la evangelización. Entonces inicia una ferviente campaña misionera, sin llevar ni comida ni dinero con él. Por una parte predica el Evangelio y en otro memento pide limosna para comer. Durante la noche duerme delante de las puertas de las casas. O si no, gracias a su fervor evangélico que conquista a la población, logra convertir a más de mil personas y a introducirlas en la Iglesia.

Dado que estos nuevos fieles deben recibir el bautismo y los otros sacramentos, llega a una ciudad e invita a un sacerdote a que los acompañe para administrar los sacramentos a estos nuevos convertidos. De este modo su esfuerzo misionero, que al inicio no quería fuese conocido, se convierte de dominio público.

El 30 de noviembre del año pasado, Su Santidad el papa Francisco le consignó un mensaje para la apertura del Año de la Vida consagrada, que durará 14 meses. El mensaje no está dirigido sólo a quien vive una consagrada, sino a cualquiera forme parte de la Iglesia. El santo padre nos ofrece una visión y lanza tres pedidos a los católicos: Sean alegres testigos del Evangelio; sean evangelizadores que tienen fe en Dios  y que llevan adelante y con coraje esta obra; únanse los unos a los otros y tengan el corazón de pobres, de modo que el Reino de Dios pronto pueda realizarse en todo el mundo.

Queridos hermanos y hermanas, respondamos en modo positivo a estos pedidos del S. padre. Aún, una vez más quiero desear a cada uno de ustedes. ¡Feliz pascua! ¡Alleluia!

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