Beirut, la crisis política hunde el modelo de la 'nación como mensaje'
La oración interreligiosa por el asesinato de Lokman Slim despertó una fuerte polémica. Se teme que el extremismo termine imponiéndose a la moderación. El llamamiento del Concilio Vaticano II a olvidar el pasado y luchar por la comprensión recíproca. Una nueva era de fraternidad humana en la que la ciudadanía sustituirá a la "dhimmitud".
Beirut (AsiaNews) - El pasado fin de semana el Patriarca maronita del Líbano, Card. Beshara Raï, arremetió una vez más contra la clase dirigente, incapaz de formar un gobierno de unidad nacional, y relanzó la propuesta de una "conferencia internacional especial para el Líbano, patrocinada por la ONU". El purpurado añadió que la población no está dispuesta a abandonar la visión del país como mensaje y hundirse en el oscurantismo, dando paso a "proyectos regionales contrarios a su espíritu". En la homilía de la misa dominical, desde la sede patriarcal de Bkerké, el cardenal recordó que una conferencia de esta naturaleza no priva al país de su soberanía ni de su independencia, sino que, por el contrario, le restituirá sus aspiraciones.
La puesta en marcha del Ejecutivo se ha visto obstaculizada por una serie de acontecimientos que sumieron a la política y a la sociedad civil libanesas - ya asoladas por la pandemia del nuevo coronavirus - en los años más oscuros del conflicto. Entre ellos, la doble explosión en el puerto de Beirut, que provocó la dimisión del predecesor Hassane Diab, y el asesinato de Lokman Slim.
El momento de oración interreligiosa que caracterizó el funeral de Lokman Slim, asesinado el pasado 4 de febrero, desató una gran polémica por las preocupantes circunstancias que caracterizan el homicidio y las acusaciones lanzadas contra Hezbolá. Criticado por los círculos cercanos a este partido, quien relató la historia del martirio del Imam Husein - nieto del Profeta (680)-, uno de los momentos culminantes del momento de oración, se vio obligado a abandonar a renegar de este enfoque.
Por su parte, el arzobispo de Beirut, Boulos Abdessater, ha tenido a bien señalar que el sacerdote que guió la oración, un cristiano, no forma parte de su diócesis y que él mismo no ha delegado en nadie la celebración. De hecho, algunos fieles le reprochaban a los organizadores de la ceremonia el hecho de haber conservado un himno tradicional del Viernes Santo, Ana el-Oum el-Hazina (una Mater Dolorosa oriental), en el que la Virgen manifiesta sus dolores ante la crucifixión de Jesús, una muerte especialmente cruel en la que el suplicante, clavado en el madero, se ahoga en un sufrimiento indecible.
Impactada por estas dos retractaciones, la ministra de Justicia, Marie-Claude Najm, vio en ellas una especie de "pérdida de identidad" del "Mensaje propio del Líbano". Sin embargo, hay que reconocer que los hechos son para preocuparse. Por cierto, queremos señalar que estas dos recitaciones han causado un gran revuelo. Afirman el dolor de una muerte infligida injustamente. Y aunque son distintas en el plano teológico, se superponen en el plano temático, pues hablan de la muerte de un "hombre justo", asesinado a sangre fría y sin piedad alguna. Y quizá esta es una de las razones por las que la familia de Lokman Slim deseó que se recitaran.
¿Por qué deberíamos privar a la familia de un hombre que ha sido arrancado tan brutalmente del afecto de sus seres queridos del consuelo que la fe puede proporcionar a través de un himno que exprese la compasión de la Virgen por su hijo o el desgarrador relato del martirio del Imán Hussein? Por supuesto, la oración interconfesional sigue siendo demasiado rara y puede resultar embarazosa. Sin embargo, ¿tenemos derecho a decir que las invocaciones en cuestión han sido profanadas? ¿No es más bien una señal de que el extremismo ha terminado por imponerse a la moderación? ¿Ahora hasta la misma convivencia está ya a la defensiva?
Algunos, por analogía, han llegado a cuestionar en las redes sociales la validez del diálogo interreligioso en sí, pensando que ello no lleva a ninguna parte entre dos sistemas teológicos cerrados, autosuficientes e irreductibles. Sin embargo, ¿la dificultad de un debate teológico interreligioso presupone automáticamente su inutilidad? Por otro lado, ¿son vanos e inútiles los esfuerzos realizados por la Iglesia católica desde el Concilio Vaticano II a esta parte, para tratar de promover la fraternidad humana y el respeto hacia todas las tradiciones religiosas, especialmente el Islam?
En el documento conciliar Nostra Aetate, la Iglesia Católica dice que mira "con estima a los musulmanes, que adoran al único Dios, vivo y subsistente, misericordioso y omnipotente, creador del cielo y de la tierra, que ha hablado a los hombres [...] Aunque, en el curso de los siglos, han surgido numerosos desacuerdos y enemistades entre cristianos y musulmanes, el Santo Concilio exhorta a todos a olvidar el pasado y a esforzarse sinceramente por la comprensión mutua, así como a protegerse mutuamente y a promover juntos, para todos los hombres, la justicia social, los valores morales, la paz y la libertad".
Y es en el marco de esta tradición de estima que el Papa Francisco firmó en Abu Dabi - en febrero de 2019 - junto con el gran imán de al-Azhar Ahmad el-Tayyeb, un "Documento sobre la fraternidad humana" en el que el Islam anuncia una nueva era de fraternidad humana en la que la ciudadanía sustituirá a la "dhimmitud" (pacto que sanciona las relaciones actuales con los no musulmanes y el Estado Islámico).
Al conmemorar el 4 de febrero el primer Día Internacional de la Fraternidad Humana, sancionado por las Naciones Unidas, Francisco lanzó un llamamiento para entablar un diálogo interreligioso todos los días. Y con este espíritu insiste en ir a Irak, del 5 al 8 de marzo, donde se reunirá a su llegada con el gran ayatolá Ali al-Sistani, una de las principales autoridades del mundo chiíta.
"Gracias a todos por apostar por la fraternidad", dijo el pontífice en la videoconferencia del 4 de febrero, porque hoy la fraternidad es la nueva frontera de la humanidad. O somos hermanos o nos destruimos". Palabras que se proponen, ante todo, salvaguardar ese espíritu de concordia frente a la aparición del terrorismo yihadista en el mundo. Reprochamos al documento sobre la fraternidad humana el haber afirmado que la diversidad religiosa es "querida por Dios en su sabiduría" y haber renunciado así a hacer únicos a Cristo y a la fe cristiana. ¿Una concesión al Islam? No, sino una adaptación del misterio de la unidad en la diversidad de la gran familia humana descrita por Nostra Aetate, y la necesidad de comportarse con todos de un modo fraterno.
En el preámbulo, se afirma: "Los hombres esperan de las diversas religiones la respuesta a los enigmas recónditos de la condición humana, que hoy como ayer, conmueven íntimamente su corazón". Y concluye subrayando: "No podemos invocar a Dios, Padre de todos, si nos negamos a conducirnos fraternalmente con algunos hombres, creados a imagen de Dios. La relación del hombre para con Dios Padre y con los demás hombres sus hermanos están de tal forma unidas que, como dice la Escritura: "el que no ama, no ha conocido a Dios" (1 Jn 4,8). Por tanto, queda despojada de su fundamento toda teoría o práctica que introduzca la discriminación entre el hombre y el hombre, entre las personas y los pueblos, en el ámbito de la dignidad humana y de los derechos que de ella se derivan”.
17/12/2016 13:14
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