15/05/2018, 14.45
CHINA
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Beijing reprime las actividades religiosas de los extranjeros

de Maddalena Tomassini

Las normas vigentes prohíben a los extranjeros predicar, enseñar y reunirse sin autorización. Chinos y extranjeros no pueden participar en manifestaciones de fe recíprocas. Con las nuevas reglas, los participantes extranjeros deberán brindar al gobierno detalles personales como el número de pasaporte y el lugar de residencia en China. Xi Jinping: vigilar para contrarrestar “las fuerzas hostiles de Occidente”.  

Beijing (AsiaNews/RFA) – Beijing planea una nueva vuelta de tuerca en la represión de la vida religiosa en el país: esta vez, en la mira de las autoridades religiosas han quedado las “fuerzas hostiles” que se ocultan detrás de las manifestaciones de fe de los ciudadanos extranjeros.

La semana pasada, la Administración estatal de asuntos religiosos puso en marcha deliberaciones orientadas a la revisión de las normas relativas a los extranjeros que practican su religión en territorio chino. Las normas vigentes desde 1991 prohíben a los ciudadanos chinos participar en grupos religiosos extranjeros; prohíben a las organizaciones extranjeras llevar a cabo reuniones de cualquier tipo con objetivos religiosos, si éstas no fueron previamente autorizadas. Es más, los habitantes extranjeros no pueden capacitar al personal religioso chino, y tampoco predicar ni enseñar, sino que éstos deben ser enviados a instituciones aprobadas por el Estado. Las normas vigentes declaran que “[los extranjeros] no deben producir ni vender libros religiosos, ni productos audiovisuales religiosos, y tampoco publicaciones electrónicas religiosas, ni otro material religioso; no deben distribuir documentos de propaganda ni conducir ninguna otra forma de actividad misionera”.

En este momento, el gobierno pretende incorporar una nueva serie de directrices administrativas para “proteger el interés público”. Anunciadas el 7 de mayo pasado en el sitio oficial, las nuevas reglas afectan las “actividades religiosas colectivas” de más de 50 personas, que estén organizadas o a las cuales asistan extranjeros. En particular, se refieren a las actividades religiosas desarrolladas en lugares en cuyos casos de requiera una aprobación, la cual deberá ser renovada todos los años. Antes de participar, los extranjeros deberán brindar al gobierno detalles personales, como el número de pasaporte y el lugar de residencia en China.

Beijing continúa imponiendo nuevas y severas restricciones sobre las actividades religiosas en el país. Desde el pasado mes de febrero rigen nuevas normas en materia religiosa, cuyo objetivo es eliminar las comunidades subterráneas y controlar totalmente las comunidades oficiales. Según RFA, en China hay aproximadamente 68 millones de protestantes, de los cuales 23 millones pertenecen a las comunidades oficiales. Los católicos giran en torno a los 12 millones, de los cuales cinco millones son oficiales. El presidente Xi Jinping en varias oportunidades se ha referido al cristianismo como a una peligrosa importación extranjera, y ha puesto en guardia contra la “infiltración de las fuerzas hostiles provenientes de Occidente”

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