Auxiliar de Bagdad: proyectos de recuperación en las cárceles, contra el radicalismo y el yihad

Las prisiones arriesgan convertirse en “academias de la guerra santa”. En una sola habitación, que puede hospedar hasta 20 personas, están encerrados unos 50 detenidos. Criminales comunes viven junto a líderes extremistas que continúan su campaña de reclutamiento. Mons. Warduni: “Se necesitan proyectos a largo alcance para erradicar la ideología yihadista”.

Bagdad (Asianews)- Promover recorridos de recuperación, crear iniciativas que favorezcan la reintegración a la sociedad, iniciar proyectos a largo plazo que permitan erradicar a la ideología yihadista. Son estas las iniciativas que hay que hacer según Shlemon Audish Warduni, obispo auxiliar de Bagdad y brazo derecho del patriarca caldeo, para contrastar el fenómeno de la radicalización de las cárceles: “Corresponde a las autoridades, según conciencia, garantizar y tutelar sus derechos, aunque hayan cometido crímenes terribles. La elección peor es la de abandonarlos así mismos”.

En Irak están en curso lo procesos a cargo de miles de combatientes locales y extranjeros, acusados de haber adherido al Estado islámico (EI-ex ISIS). Según diversos analistas y expertos, las prisiones dentro de las cuales están detenidos arriesgan transformarse en una “academia” en la cual reforzar aún más la lucha extremista.

El paso por la cárcel fue un momento de formación para muchos líderes de primer plano, entre los cuales el mismo jefe del ISIS, Abu Bakr al-Baghdadi, resurgido recientemente en un videomensaje. El “Califa” transcurrió diversos tiempos en camp Bucca (en la Foto), complejo tentacular construido por los EEUU en una zona desértica del sur, donde “alcanzó la mayoría de edad” como líder yihadista.

Hisham al-Hashemi, experto iraquí de movimientos fundamentalistas que “para muchos miembros de estos grupos, la prisión es uno de los tanto “pasos” del jihad”, Dentro de las celdas, los milicianos profundizan los estudios. a su modo- del Corán, planifican ataques contra civiles y ordena el asesinato de exponentes de las fuerzas de seguridad. “Las celdas- agrega- se convierten en una especie de academia; aunque si haya sólo un extremista, él termina reclutando a los otros”.

Bagdad ya condenó a cadena perpetua centenares de milicianos iraquíes y extranjeros. Por el momento están en curso los procesos de otro 900 combatientes repatriados de la vecina Siria. En este contexto crítico, surgen también cuestiones de abuso, torturas y violencias por parte de las fuerzas de seguridad, en la mayor parte de los casos extorsionar confesiones. Quienes refieren son diversos activistas y grupos pro- derechos humanos, según los cuales las celdas están superpobladas y los detenidos ni siquiera tienen acceso a sus abogados.

En una sola habitación, que puede hospedar al máximo 20 personas, están abarrotados hasta 50 detenidos. No es raro ver criminales comunes encerrados con yihadistas de primer plano, un elemento que favorece la adoctrinación y el reclutamiento de nuevas levas para la “guerra santa”, porque estas personas están en grado de realizar el lavado de cerebro a los otros detenidos.

“El recorrido de recuperación-subraya Mons. Warduni- es fundamental en una óptica de reconstrucción. esto debería valer para todos, según los principios y criterios justos que preveían ya sea el respeto de la pena, pero también la salvaguardia del ser humano”. Las autoridades, agrega, deberían obrar “según conciencia” también frente a personas que han cometido “actos terribles”, pero que tienen el derecho de vivir como hombres”.

En esta época, continúa el prelado, los “principios y valores cristianos” pueden representar una válida enseñanza. “Es necesario educar-advierte- no sólo los adultos, sino y sobre todo los niños, las nuevas generaciones” que representan el futuro del país. Cierto, concluye: “no se sabe si el gobierno tiene la fuerza para hacer todo esto, pero también frente a las dificultades es necesario que nos comprometamos todos para reconstruir” un tejido social, político, jurídico e institucional.