Aung San Suu Kyi: Myanmar no teme investigaciones internacionales sobre los Rohinyás
En su primer discurso público sobre la crisis de Rakhine, la líder democrática promete perseguir “todas las violaciones a los derechos humanos y la violencia fuera del marco de la ley” y favorecer el retorno de los fugitivos. No se han registrado conflictos desde el 5 de septiembre.
Yangon (AsiaNews) - Myanmar no teme una “investigación internacional” sobre los hechos de violencia en Rakhine perpetrados contra los Rohinyás. Es lo que ha afirmado la líder birmana Aung San Suu Kyi en un esperado discurso televisivo difundido en el día de hoy en Naipyidó.
Personalidades internacionales han criticado al premio Nobel por la paz por haber callado ante la violencia desatada por el ejército birmano contra la minoría islámica en su país. Su discurso de hoy es la primera intervención desde que estalló la crisis, si bien en las últimas semanas ella había declarado que en torno al conflicto pesaba un “enorme iceberg de desinformación”.
Desde el 25 agosto, tras producirse algunos ataques contra las fuerzas armadas promovidos por militantes Rohinyás, el ejército ha respondido con una dura campaña que ha dejado cientos de muertos y ha empujado a más de 400.000 Rohinyás a huir hacia el país vecino, el Bangladesh.
La “Señora” no han condenado de modo directo a los militares, pero ha dicho que desde el 5 de septiembre “no ha habido enfrentamientos armados y no hay operaciones de limpieza étnica” en curso en el territorio. La ONU, en cambio, ha condenado las operaciones rotulándolas como “limpieza étnica”.
“Nosotros - dijo – no queremos que Myanmar sea una nación dividida en base al credo religioso o la etnia… nosotros tenemos todo el derecho a mantener nuestras diversas identidades”.
“Nosotros condenamos todas las violaciones a los derechos humanos y la violencia ejercida fuera del marco de la ley. Estamos abocados a la restauración de la paz, de la estabilidad y del estado de derecho”.
Expresando sufrimiento y solidaridad hacia “todas las personas que han quedado involucradas en el conflicto”, ella ha declarado que “las violaciones a los derechos humanos y todos los demás actos que hieren la estabilidad y la armonía, o socavan el estado de derecho, serán afrontados de un modo tajante, según la ley y la justicia”.
Desde que el país surgió como una frágil democracia en 2015, a Aung San Suu Kyi se le ha vedado la presidencia, pero actualmente se desempeña como consejera de Estado y ministro de Relaciones Exteriores. Sin embargo, el poder económico y militar sigue en manos de ciertos generales de las fuerzas armadas. Según algunos analistas, el conflicto en Rakhine ha sido orquestado para hacer fracasar los intentos de Aung San Suu Kyi orientados a la reconciliación de toda la nación. Al mismo tiempo, hay sospechas de que la crisis Rohinyá ha sido montada por grupos fundamentalistas islámicos para llamar a emprender una nueva guerra santa.
“Queremos descubrir por qué se ha producido este éxodo. Queremos hablar con aquellos que han huido y con aquellos que se han quedado [en el territorio]. Pienso que es poco sabido el hecho de que una gran mayoría de musulmanes del Estado de Rakhine han huido”.
La líder democrática ha dicho que su país está dispuesto a organizar el retorno de aquellos que han huido a Bangladesh, pero también que habrá de verificar la identidad de los exiliados. En Myanmar hay aproximadamente 1 millón de Rohinyás, migrantes bengalíes de religión musulmana e hindú. Al no formar parte de las minorías registradas oficialmente en el Estado, la mayor parte de ellos no tiene la ciudadanía birmana.
Para hacer frente a la crisis que rige en el país, Aung San Suu Kyi no ha volado a Nueva York, donde iba a participar en la Asamblea General de la ONU. El discurso de hoy, dirigido a sus connacionales, también estaba dirigido a la comunidad internacional.
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