07/11/2014, 00.00
VATICANO
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Papa: a los religiosos, confrontarse con la cultura de hoy y en la fraternidad ser alternativa a la cultura del individualismo

Antes que nada ser centro de atracción, porque frente a quien "vive realmente la vida religiosa, la gente se pregunta, pero ¿qué hay aquí?, ¿qué es lo que empuja a esta persona más allá del horizonte mundano?". La verdadera profecía no es jamás ideológica, no "está de moda", sino siempre es un signo de contradicción según el Evangelio". "¡No haya entre ustedes el terrorismo de las habladurías!".

Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- Confrontarse "con la realidad presente, con las culturas, con la historia, como nos enseñan los grandes misioneros" y, en la vida fraterna ser una alternativa a la cultura del individualismo, "que corroe la sociedad a partir de su célula primaria que es la familia". Son las "simples huellas" indicadas hoy por el Papa Francisco a la vida religiosa en el  encuentro que tuvo al terminar la mañana con los participantes a la 54° asamblea nacional de la Conferencia italiana de Superiores mayores (CISM) sobre el tema "Misión de la Iglesia y la vida consagrada a la luz de la "Evangelii gaudium".

La vida religiosa- dijo el Papa- ayuda a la Iglesia a realizar aquella "atracción" que la hace crecer, porque delante del testimonio de un hermano o una hermana que vive realmente la vida religiosa, la gente se pregunta: ¿qué es lo que hay aquí?, ¿qué empuja a esta persona más allá del horizonte mundano? Yo diría, que es esta la primer cosa: ayudar a la Iglesia a crecer por la vía de la atracción. Lo hemos sentido en el Evangelio del miércoles pasado: si uno "no renuncia a todos su haberes, no puede ser mi discípulo" (Lc. 14,33). Esta radicalidad, con formas diversas, se les pide a todos los cristianos. Pero a nosotros religiosos estamos llamados a dar un testimonio profético. El testimonio de una vida evangélica es lo que distingue al discípulo misionero y en particular a quien sigue al Señor en la vida consagrada. Es el testimonio profético que coincide con la santidad. La verdadera profecía jamás es ideológica, no está "de moda", sino siempre es un signo de contradicción según el Evangelio, así como lo era Jesús, por ejemplo. Fue un signo de contradicción para las autoridades religiosas de su tiempo: jefes de los fariseos y de los saduceos, doctores de la ley. Y lo fue también para las otras opciones y propuestas: esenos, zelotas, etc."

"Les agradezco- dijo aún- por el trabajo que han hecho en estos días, como los decía el P. Presidente (p. Luigi Gaetani, ndr): un trabajo que ayuda a ir adelante en el camino trazado por la "Evangelii gaudium". Él usó una bella expresión, dijo: "no queremos combatir batallas en retaguardia, de defensa, sino gastarnos entre la gente", en la certeza de fe que Dios siempre hace florecer y madurar en su Reino. Esto no es fácil, no está dicho que así sea; se pide la conversión; no pide oración antes que nada y adoración; nos pide compartir con el pueblo santo de Dios que vive en la periferia de la historia. Descentrarse. Cada carisma para vivir y ser fecundo está llamado a descentrase, para que en el centro esté sólo Jesucristo. El carisma no va conservado como una botella de agua destilada, se lo debe hacer fructificar con coraje, poniéndolo en confrontación con la realidad presente, con las culturas, con la historia, como nos lo enseñan los grandes misioneros de nuestros institutos".

"Un signo claro que la vida religiosa está llamada a dar hoy es la v ida fraterna. Por favor, ¡que no haya entre vosotros el terrorismo de las habladurías!  ¡Échenlo! Que haya fraternidad. Y si tú tienes algo contra tu hermano, se lo dices en la cara... Algunas veces terminarán a los puñetazos, no es un problema: es mejor esto que el terrorismo de las habladurías. Hoy la cultura dominante es individualista, concentrada sobre los derechos subjetivos. Es una cultura que corroe la sociedad, a partir de la célula primaria que es la familia. La vida consagrada puede ayudar a la Iglesia y a la sociedad entera, dando testimonio de fraternidad, que es posible vivir juntos como hermanos en la diversidad: ¡Esto es importante!. Porque en la comunidad no se elige antes, uno se encuentra con personas diversas, por carácter, edad, formación, sensibilidad... sin embargo se trata de vivir como hermanos. No siempre se logra esto, ciertamente, tantas veces uno se equivoca, porque todos somos pecadores, pero se reconoce de haberse equivocado, se pide perdón y se ofrece perdón. Y esto hace bien a la Iglesia. Hace circular en el cuerpo de la Iglesia la linfa de la fraternidad. Y también hace bien a la sociedad. Pero esta fraternidad presupone la paternidad de Dios, y la maternidad de la iglesia y de la Virgen María. Debemos todos los días ponernos en esta relación y lo podemos hacer con la oración, con la Eucaristía, con la adoración, con el Rosario. Así renovamos cada día el "estar" con Cristo y en Cristo, y así nos ponemos en la relación auténtica con el Padre que está en los cielos y con la Madre la Iglesia, nuestra santa Madre Iglesia Jerárquica, y la Madre María. Si la vida de ustedes se coloca siempre nuevamente en estas relaciones fundamentales, entonces estamos en grado de realizar también una fraternidad auténtica, una fraternidad testimonial, que atrae".

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