14/07/2014, 00.00
TAIWAN
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Misión en Taiwan y en China a través de las familias y las vacaciones

de Xin Yage
La misión no está delegada más a religiosos, religiosas o sacerdotes. Esta se convirtió en una dimensión cotidiana de los fieles. El testimonio de las domésticas filipinas llevó a la conversión de muchos de sus patrones. Las familias en vacaciones en China han llevado también la fe cristiana.

Taipei (AsiaNews)- Durante los dos meses de mayo y junio en tres parroquias del centro de taipei, se realizaron encuentros de formación misionera para el verano, y se refieren a sujetos particulares: las familias. Se trata de la nueva "moda" de la misión de familia a familia. Y no es ciertamente sólo una "moda".

En realidad desde los inicios del cristianismo entre los misioneros había gente "anónima", en el sentido que han difundido la fe, pero no necesariamente son recordados en los anales de la historia de la Iglesia. También los protagonistas de la misión hoy en China es llevada por grupos de familias, entrevistadas en este artículo, que quieren permanecer anónimas, también pos razón de una mayor eficacia.

"La modalidad de la misión evoluciona y se adapta a los tempos y a los contextos. Esto se está desarrollando recientemente, si bien no es una novedad absoluta, se refiere a las familias en misión", nos dice una pareja, casada y con hijos, de la periferia de Taipei.

El marido comienza a contar: "Se podría hablar de tres fases. Ante todo hubo un tiempo- que igualmente continúa hoy- en el cual los protagonistas eran sobre todo las religiosas, los religiosos, el clero, el típico misionero occidental que iba a los Países lejanos (en aquel tiempo eran lejanos).

"Luego-segunda fase- en los últimos decenios, sobre todo en el contexto asiático, con la emigración en busca de trabajo por parte de muchos filipinos católicos, los misioneros más a contacto con las familias eran, y lo son aún, las niñeras y las domésticas asumidas en las varias familias".

Y esto es seguramente verdadero, mirando con atención a las estadísticas de aquellos que son bautizados en Taiwan. El rol de los cristianos extranjeros, sobre todo filipinos, en las conversiones es un hecho innegable.

"Pero ahora está la que llamamos "tercera fase": somos nosotros: las familias a tomarnos la responsabilidad del anuncio misionero", concluye el marido, mientras la mujer explica de donde nace esta voluntad de cooperar en la misión de la Iglesia: "En lo que se refiere a nosotros, Taiwan es un caso único, porque a partir de los años 50 hay una historia particular que tiene que ver con la enorme cantidad de religiosos y misioneros que se instalaron en la isla después del alejamiento de China continental".

Gracias a la apertura de muchas parroquias, escuelas e institutos de ayuda a las fajas débiles de la población, muchos nuevos católicos fueron formados y han transmitido a sus hijos la fe y la pertenencia religiosa. Ahora esta nueva generación de familias quiere tratar de "restituir" lo que habían recibido del trabajo de los numerosos misioneros.

"Nosotros creemos que tenemos un regalo que transmitir- nos dice una joven catequista, también ella madre de familia  e integrante del proyecto "familias en misión"- hemos recibido una formación preciosa aquí en Taiwan y podemos llevar esto también al continente a través de nuevas formas de misión".

Y desciende a detalles: "Desde hace algunos años hacemos las "vacaciones misioneras", o sea vamos de vacaciones con nuestros hijos y las hacemos invitando a otras familias del continente interesadas a la propuesta de fe. Estamos con ellos, sobre todo nos divertimos, pero compartimos también simples momentos de oración y luego momentos de reflexión sobre el Evangelio y sobre otros mensajes importantes que nos dio la Iglesia. Hay muchísimas preguntas que nos hacen, pero lo importante es que nace una amistad que luego se propaga a otras familias, a sus amigos y conocidos, en sus provincias y en sus ciudades de origen. Todo esto ayuda a difundir la fe y a reforzar los ligámenes en las diversas comunidades, y el todo nace en una manera muy simple en el compartir una o dos semanas durante el verano".

La ventaja que tienen los taiwaneses en esta experiencia es la lengua. "Una ventaja muy importante"- nos asegura uno de los párrocos que apoya el proyecto- "el chino mandarín es nuestra lengua, la que se usa en la escuela y en el trabajo. Mientras por ejemplo quien llega de Hong Kong debe pasar del cantonés al mandarín, para nosotros es completamente natural comunicar en chino. Todo es muy fácil y seguramente muy fructífero, porque se puede hablar con muchos matices sin ser mal entendidos. Y esta ventaja no hay que desvalorizar nunca".

Los caminos de la misión son realmente tantos, y este, la "misión de las familias" es seguramente una de aquellas que marcará el camino del futuro.

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