Papa: en Europa, la presencia de Dios se diluye por el consumismo y el pensamiento único

En la audiencia general, Francisco repasó las etapas de su viaje a Budapest y Eslovaquia, "una peregrinación de oración, una peregrinación a las raíces, una peregrinación de esperanza". Las raíces "no como objetos de museo, no ideologizadas e instrumentalizadas en aras del prestigio y el poder, para consolidar una identidad cerrada. No". "La violencia sobre las mujeres es una llaga abierta. En todas partes".


Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - "Una peregrinación de oración, una peregrinación a las raíces, una peregrinación de esperanza" en el corazón de una Europa en la que "la presencia de Dios se diluye en el consumismo, lo vemos todos los días, y en los 'vapores' de un pensamiento único, fruto de la mezcla de viejas y nuevas ideologías". Durante la audiencia general, así resumió el Papa Francisco su viaje a Budapest y Eslovaquia, que concluyó el pasado miércoles.

Ante las ocho mil personas presentes en el Aula Pablo VI del Vaticano, Francisco repasó las etapas del viaje que comenzó en Budapest el 12 de septiembre para el cierre del Congreso Eucarístico Internacional. “Fue grande la participación en esta celebración. El pueblo santo de Dios, en el día del Señor, se ha reunido ante el misterio de la Eucaristía, del cual continuamente es generado y regenerado. Era abrazado por la Cruz que sobresalía sobre el altar, mostrando la misma dirección indicada por la Eucaristía, es decir la vía del amor humilde y desinteresado, del amor generoso y respetuoso hacia todos, de la fe que purifica de la mundanidad y conduce a la esencialidad”.

“Y la peregrinación de oración concluyó en Eslovaquia en la Fiesta de María Dolorosa. También allí, en Šaštín, ante el Santuario de la Virgen de los Siete Dolores, un gran pueblo de hijos llegó para la fiesta de la Madre, que es también la fiesta religiosa nacional. Así mi peregrinación fue de oración en el corazón de Europa, iniciado con la adoración y concluido con la piedad popular. Porque a esto es a lo que sobre todo está llamado el Pueblo de Dios: adorar, rezar, caminar, peregrinar, hacer penitencia, y en esto sentir la paz, la alegría que nos da el Señor. Y esto tiene una particular importancia en el continente europeo, donde la presencia de Dios se diluye en el consumismo y en los “vapores” de un pensamiento único fruto de la mezcla de viejas y nuevas ideologías. También en tal contexto, la respuesta que sana viene de la oración, del testimonio, del amor humilde. Es lo que vi en el encuentro con el pueblo santo de Dios: un pueblo fiel, que sufrió la persecución ateísta. Lo vi también en los rostros de nuestros hermanos y hermanas judíos, con los cuales recordamos la Shoah. Porque no hay oración sin memoria”.

“Segundo aspecto: este viaje ha sido una peregrinación a las raíces. Encontrando a los hermanos obispos, tanto en Budapest como en Bratislava, pude tocar con la mano el recuerdo agradecido de estas raíces de fe y de vida cristiana, vívido en el ejemplo luminoso de testigos de la fe, como los cardenales Mindszenty y Korec, como el beato obispo Pavel Peter Gojdič. Raíces que descienden en profundidad hasta el siglo IX, hasta la obra evangelizadora de los santos hermanos Cirilo y Metodio, que han acompañado este viaje como una presencia constante. Percibí la fuerza de estas raíces en la celebración de la Divina Liturgia en rito bizantino, en Prešov, en la fiesta de la Santa Cruz. En los cantos sentí vibrar el corazón del santo pueblo fiel, forjado por muchos sufrimientos padecidos por la fe. En más de una ocasión insistí en el hecho de que estas raíces están siempre vivas, llenas de la savia vital que es el Espíritu Santo, y que como tales deben ser custodiadas: no como exposiciones de museo, no ideologizadas e instrumentalizadas por intereses de prestigio y de poder, para consolidar una ¡Esto significaría traicionarlas y esterilizarlas! Cirilo y Metodio no son para nosotros personajes para conmemorar, sino modelos a imitar, maestros de los que aprender siempre el espíritu y el método de la evangelización, como también el compromiso civil”.

"Uno de los obispos eslovacos, que ya es anciano, al saludarme me dijo: "Fui conductor de tranvía para esconderme de los comunistas". Es de los buenos: durante la dictadura, durante la persecución, este obispo era conductor de tranvía. Entonces, en secreto, hizo su trabajo como obispo y nadie lo supo. Así es la persecución, así ocurre en la persecución ... Recuerda: no hay oración sin memoria. La oración, la memoria de la propia vida, de la vida de su pueblo, de la historia... Hacer memoria. Recordar. Esto es bueno para ti y te ayuda a rezar”.

“Y aquí el tercer aspecto de este viaje: ha sido una peregrinación de esperanza. He visto mucha esperanza en los ojos de los jóvenes, en el inolvidable encuentro en el estadio de Košice. Especialmente en tiempo de pandemia, este momento de fiesta fue un signo fuerte y alentador, también gracias a la presencia de numerosas parejas jóvenes, con sus hijos. Igualmente fuerte y profético es el testimonio de la beata Anna Kolesárová, la joven eslovaca que a costa de su vida defendió su virginidad contra la violencia: un testimonio más actual que nunca, lamentablemente, porque la violencia sobre las mujeres es una llaga abierta. En todas partes”.

“He visto esperanza en muchas personas que silenciosamente, se ocupan y se preocupan del prójimo”, continuó el Papa. “Pienso en las Hermanas Misioneras de la Caridad del Centro Belén en Bratislava, que acoge a personas sin hogar. Pienso en la comunidad gitana y en los que se comprometen con ellos por un camino de fraternidad y de inclusión. Fue conmovedor compartir la fiesta de la comunidad gitana: una fiesta sencilla, que sabía a Evangelio. Los gitanos son nuestros hermanos, debemos acogerlos”. 

“Esta esperanza se realiza, se hace concreta solo si se declina con otra palabra: juntos”, concluyó el pontífice. La esperanza jamás decepciona, pero la esperanza nunca marcha sola. En Budapest y en Eslovaquia nos hemos encontrado juntos con los diferentes ritos de la Iglesia católica, juntos con los hermanos de otras confesiones cristianas, juntos con los hermanos judíos, juntos con los creyentes de otras religiones, juntos con los más débiles. Este es el camino, porque el futuro será de esperanza si es juntos, no solos”.