El Papa: el hambre en el mundo, escándalo, injusticia, violación de los derechos humanos, un crimen

En un mensaje con ocasión de la reunión preliminar a la Food System Summit 2021, Francisco escribe que “para alcanzar el objetivo Hambre Cero, no basta con producir alimentos. Se necesita una nueva mentalidad y un nuevo enfoque integral, y diseñar sistemas alimentarios que protejan la Tierra y mantengan la dignidad de la persona humana en el centro; que garanticen suficientes alimentos a nivel mundial y promuevan el trabajo digno a nivel local; y que alimenten al mundo hoy, sin comprometer el futuro”.


Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – Que alguien sufra hambre en un mundo que produce suficiente comida para todos es un “escándalo”, una “injusticia”, una “violación de los derechos humanos” y un “crimen”. Para remediar esta situación hay que “fortalecer las economías locales, mejorar la nutrición, reducir el desperdicio de alimentos, brindar dietas saludables accesibles para todos, ser ambientalmente sostenible y respetuosos con las culturas locales”.

Es la advertencia que el papa Francisco hace en el mensaje enviado a Antonio Gutierres, secretario general de las Naciones Unidas, con ocasión del encuentro preliminar a la cumbre Food System Summit 2021, que se desarrolla hasta el 28 de julio en la FAO, en Roma, como preparación a la cumbre global a celebrarse en septiembre en Nueva York. 

En el documento, que fue leído ayer por monseñor Paul Richard Gallagher, secretario para las Relaciones con los Estados, el Papa subraya que este “importante encuentro”, “pone nuevamente de manifiesto cómo uno de nuestros mayores retos actuales es vencer el hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición en la era del COVID-19”. Con la recuperación como horizonte, Francisco exhorta a superar “las injusticias sistémicas que socavan nuestra unidad como familia humana. Nuestros hermanos y hermanas más pobres, y la Tierra, nuestra Casa Común que "clama por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella", exigen un cambio radical”. “En esta perspectiva, juega un papel importante la transformación cuidadosa y correcta de los sistemas alimentarios".

Desde este punto de vista, el mensaje destaca que es esencial “recuperar la centralidad del sector rural, del que depende la satisfacción de muchas necesidades humanas básicas”. Asimismo, advierte que “es urgente que el sector agropecuario recupere un rol prioritario en el proceso de toma de decisiones políticas y económicas, orientadas a delinear el marco del proceso de ‘reinicio’ post-pandemia que se está construyendo. En este proceso los pequeños agricultores y las familias agrícolas deben ser considerados actores privilegiados”.

Urge “un cambio radical”: en efecto, no alcanza con recurrir a la tecnología para aumentar la producción del planeta, si luego terminamos “explotando la naturaleza hasta el punto de esterilizarla”, “ampliando así no solamente desiertos externos sino también desiertos espirituales internos”; no alcanza con producir “alimentos suficientes para todas las personas”, si luego “muchas se quedan sin su pan de cada día”. Para alcanzar el Hambre Cero, no basta con producir alimentos. “Se necesita una nueva mentalidad y un nuevo enfoque integral".

Se trata de “diseñar sistemas alimentarios que protejan la Tierra y mantengan la dignidad de la persona humana en el centro; que garanticen suficientes alimentos a nivel mundial y promuevan el trabajo digno a nivel local; y que alimenten al mundo hoy, sin comprometer el futuro”. El pontífice agregó: “Somos conscientes de que los intereses económicos individuales, cerrados y conflictivos - pero poderosos - nos impiden diseñar un sistema alimentario que responda a los valores del Bien Común, a la solidaridad y a la ‘cultura del encuentro’”. Esto es primordial, dijo, “si queremos mantener un multilateralismo fructífero y un sistema alimentario basado en la responsabilidad, la justicia, la paz y la unidad de la familia humana”. La familia, en efecto, “es un componente esencial de los sistemas alimentarios, porque en la familia ‘se aprende a disfrutar el fruto de la tierra sin abusar de él y se descubren las mejores herramientas para difundir estilos de vida respetuosos del bien personal y colectivo’”. Porque el sueño que todos “tenemos la responsabilidad de realizar”, escribe Francisco, es “un mundo en donde el pan, el agua, las medicinas y el trabajo fluyan en abundancia y lleguen primero a los más menesterosos”. Se trata de un “noble fin” al servicio del cual la Santa Sede y la Iglesia católica se pondrán al servicio, ofreciendo su contribución, uniendo fuerzas y voluntades, acciones y sabias decisiones”. “Que nadie quede atrás”, concluye el mensaje, y “que toda persona pueda hacer frente a sus necesidades básicas”, para “construir una sociedad pacífica, próspera” y auténticamente fraterna.